Londres, Múnich, Roma, Bakú, San Petersburgo, Bucarest, Budapest, Ámsterdam, Bilbao, Glasgow, Dublín y Copenhague. Son las doce sedes que prevé la UEFA para celebrar una Eurocopa 2021 marcada por las medidas seguridad para plantar cara a la Covid-19. El organismo que lidera Aleksander Ceferin lleva meses defendiendo el formato, la variedad de países participantes con sus estadios y la confianza en poder desarrollar la cita tal y como estaba previsto antes de la pandemia. Sin embargo, este mes de abril será determinante.
Las previsiones se convertirán en decisiones definitivas. Y lo que hace un tiempo eran alegrías podrían transformarse en lamentos. Porque la UEFA tiene clara una premisa: los partidos se disputarán con afición en la grada sí o sí. El porcentaje está por ver, pero no barajan otra opción que no sea ver a los hinchas disfrutando del fútbol en los estadios. Así lo ha confirmado Ceferin en sus últimas comparecencias. De hecho, si una ciudad no puede aceptar público por su situación epidemiológica, esos partidos cambiarán de sede hasta que se pueda cumplir el requisito.
Una exigencia que ha hecho saltar las alarmas en más de una ciudad y más teniendo en cuenta que en los últimos días hay países que están sufriendo un nuevo aumento de los contagios. Además, hay territorios que incluso han mostrado su enfado con el organismo deportivo por la falta de tacto. Y es que este requisito, hecho público de forma tan tajante, pone en riesgo el trabajo que las organizaciones llevan realizando desde hace varios años. En Múnich, sin ir más lejos, su alcalde ha protestado contra la cúpula de la UEFA. Y sin pelos en la lengua.
"Desearía que buscasen soluciones conjuntas con las ciudades anfitrionas", ha reclamado en las últimas horas Dieter Reiter, alcalde, en declaraciones para AFP. "No podemos decir si los niveles de contagio de la Covid-19 nos permitirán jugar con público en junio", ha subrayado el dirigente político. De la misma manera, voces del partido socialdemócrata SPD, calificó de "irresponsable y sin fundamento" la reclamación de la UEFA. Palabras que reflejan la tensión del momento y el riesgo al que se enfrentan algunas de las sedes.
Entre ellas la única española, Bilbao, y que en algunos medios extranjeros se ha citado como una de las sedes que podría perder ese premio debido a la situación sanitaria. San Mamés no ha albergado público en estos últimos meses y España mantiene en el aire la fecha para el regreso de los aficionados. Desde el Gobierno subrayan que intentarán hacerlo cuanto antes, pero siempre en coordinación con Sanidad.
El intento de la RFEF para hacerlo en abril en la Copa del Rey ha sido paralizado y el plan de admitir hinchas en el tramo final de temporada es el que se mantiene. Pero, por el contrario, países como Portugal o Francia -antes de anunciar su cierre perimetral- ya han dado detalles del regreso a las gradas. Bilbao mantiene en el aire ese cumplimiento y la cuenta atrás mete más presión aún.
Sin embargo, la decisión de la UEFA debe llegar en este mes de abril. Ahí se concretarán todas las medidas y podría haber alguna que otra sorpresa. Porque, frente a la rotundidad para asegurar que "cada anfitrión debe garantizar que habrá espectadores en sus partidos", la entidad continental ha reconocido que si no se puede jugar en 12 sedes, "se llevará a cabo en 10 u 11 países" tras eliminar a aquellas que no cumplan con las condiciones exigidas.
A esa presión extra se debe adaptar Bilbao, que sigue contando los días para poder cumplir lo que es un sueño a nivel deportivo y también institucional. Todo mientras en el ámbito político se crean campañas que también deben sofocar para evitar vender una imagen que pueda alejar a los organizadores del territorio nacional, o países como Rumanía detallan sus planes para completar un 25% de aforo en sus encuentros.
La política, clave
La imagen que dé España durante la celebración de la Eurocopa puede marcar un antes y un después. Como cualquier evento de estas características, el alcance mediático será notable y supone una oportunidad de lujo para mostrar la mejor versión del país de cara al resto de aficionados europeos. Y más teniendo en cuenta la intención de España de poder albergar próximamente torneos de mayor relevancia como el Mundial de 2030.
Y es que, más allá del aspecto del público, la colaboración y actuación de las instituciones y clase política también suele entrar en juego a la hora de escoger sedes deportivas. España quiere albergar la cita mundialista de dentro de nueve años y, a priori, será quien lidere una candidatura conjunta con Portugal. Por ello, campañas políticas como la que se ha vivido en estas últimas semanas en País Vasco no hacen bien alguno. Porque, frente a la unidad que han mostrado PNV, PSE y PP en Euskadi, los partidos de izquierdas han mostrado públicamente su rechazo a la celebración del torneo.
Bildu, segunda fuerza política de la autonomía, aseguró que "Euskal Herria, como nación, pierde" al ser sede de la Eurocopa. Por el contrario, "España gana". Desde la organización abertzale recalcaron que "España gana y Bilbao pierde, si se celebra sin público". De la misma manera se opusieron en Podemos, donde atribuyeron su negativa a albergar una cita de tal calado a la discriminación "a las mujeres por repartirse millones y millones de euros a los hombres" y al hecho de ser un "evento masculinizado".
Sin embargo, los otros tres partidos sacaron músculo y unieron fuerzas para realizar una declaración a favor de celebrar la Eurocopa. No querían divisiones ni dudas entre la ciudadanía. Zanjar lo más rápido posible cualquier tipo de campaña para arrebatar la atención al evento futbolístico. "Máxima diligencia y compromiso con el proyecto Eurocopa 2020 desde 2014", defendieron los tres partidos en Bilbao. Tal es su confianza que hasta se propusieron como sede única. Ahora, a meses de la cita, podrían quedarse sin ella si no se cumple el requisito del público.
¿Sede única en Reino Unido?
Es el único país que ha dado un paso firme para convencer a la UEFA de que pueden albergar todo el campeonato europeo. Teniendo en cuenta que iban a ser la sede de los partidos más importantes -como semifinales y final-, en el Gobierno inglés se ofrecieron a la UEFA para extender la condición de anfitrión a todos los encuentros organizados. El 17 de mayo empezarán a meter 10.000 aficionados en los estadios grandes y, por lo tanto, esperan llegar con rodaje y experiencia a la Eurocopa.
Ese punto a su favor, además del hecho de que cuentan con las infraestructuras necesarias para celebrar todo el campeonato, mantiene con opciones a Reino Unido de dar todo un golpe al tablero organizativo y hacerse con el control de todo el campeonato en su territorio.
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