Ousmane Dembélé parece otro. Ha recuperado su chispa, su velocidad y su vértigo. Ahora es un jugador muy diferente al que era hace unos años o incluso hace unos meses. Es mucho más fuerte, más potente. Ya no solo se va por velocidad, también por su físico, porque ya no es tan fácil cargarle y tumbarle. Ahora, 'el mosquito' pica más que nunca, pero muestra el vigor propio de una pantera.
El cambio del futbolista francés es realmente llamativo. Y todo después de haber superado una etapa muy complicada en el FC Barcelona. Su llegada ya estuvo marcada por alto precio de su fichaje que rondó los 140 millones de euros. Un Barça desestructurado y con el dinero fresco por la venta de Neymar llamaba a su puerta, pero la realidad es que él todavía no estaba preparado.
Había demostrado ser un futbolista diferente en el Borussia Dortmund, allí donde los Götze, Aubameyang o Lewandowski había brillado y habían salido. Él escogió ese camino y no el de Marco Reus, el único que ha permanecido en Dortmund hasta reunirse ahora con la saga de los Hazard, Sancho o Haaland.
Dembélé eligió hacer su propio camino en el Barça y no lo ha tenido fácil. Esa pesada losa del alto montante de su fichaje le ha perseguido siempre, pero también su dejadez y su indisciplina, su falta de compromiso. Tenía problemas con la alimentación, se pasaba el día jugando a videojuegos, no respetaba su descanso y llegaba tarde a entrenamientos y partidos. Consecuencia todo de una mala adaptación y motivos para ponerle en el mercado.
Incluso su principal valedor ahora, Ronald Koeman, le quería fuera. El Barça estuvo mirando hasta última hora un traspaso este verano que no llegó. El francés era una buena forma de subsanar en cierto modo los problemas económicos que ahogan a la entidad blaugrana. Sin embargo, se quedó y triunfó.
El nuevo Dembélé
A base de esfuerzo, de goles, de confianza y de mucho desborde ha ido convenciendo a Koeman de que tiene sitio en su nuevo Barça, ya fuera con el doble pivote, con los habituales tres medios y tres delanteros y con el nuevo sistema de dos carrileros y tres centrales. Dembélé es ahora mismo un fijo y serán otros quienes se tengan que preocupar cuando se recupere Ansu Fati o si termina llegando un gran fichaje.
El francés sabe que ha cambiado y así lo ha reconocido en una entrevista en su país al medio Telefoot: "Honestamente, en 2017 estaba muy débil. Ahora he cambiado físicamente y me siento mejor preparado para los partidos. Este año va mejor, he mejorado mucho en Barcelona, con los preparadores físicos, la forma de entrenar, la forma de preparar los partidos, todo ha cambiado. Ahora me siento bien conmigo mismo, a pesar de que he luchado con todos estos problemas físicos durante 3 años".
Dembélé sabe que no solo ha mejorado en el terreno de juego, sino también fuera. La confianza y los minutos le han hecho sentirse más maduro y más preparado para la élite. Empieza a ser feliz en Barcelona: "Estas son experiencias de vida que hay que tomarlas con una sonrisa".
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