Año 2009. Vuelta de semifinales. El Chelsea se la jugaba ante el Barça y conseguía adelantarse con 1-0. Iniesta, con un golazo, empataría y por el valor doble daría al conjunto catalán un puesto en la final de la Champions League. Sin embargo, el partido quedaría marcado por un más que polémico arbitraje de Ovrebo. El colegiado se 'comió' varios penaltis a favor del cuadro inglés y hasta él mismo reconoció con el paso del tiempo sus errores. Más de 10 años después, Obi Mikel, uno de los componentes del cuadro británico, desvela detalles de cómo se vivieron los momentos posteriores.
Según el exjugador del Chelsea, todo "fue un caos" desde el momento en el que los jugadores se marcharon al túnel de vestuarios. El malestar continuó, como era de esperar, en el interior de las instalaciones. En una entrevista para The Athletic, el centrocampista recuerda que "había botellas y cosas volando por todas partes". Incluso hubo jugadores que "rompieron las mesas". Se habían quedado sin final de Champions y con las decisiones arbitrales como una de las claves.
Mikel, en dicha entrevista, recuerda que "en aquella época" en el Chelsea perder no era lo habitual. Tanto que no lo llevaban "muy bien". Por ello, quedándose a las puertas de pelear por el título continental, la noche se volvió "realmente loca". Además, el exjugador señala concretamente a Didier Drogba, una de las estrellas de aquel Chelsea. "Perdió los papeles en el campo", asegura, pero también "siguió en el vestuario".
El Chelsea montó en cólera, jugadores como Ballack o Drogba estallaron contra el colegiado del encuentro, y el Barcelona consiguió un polémico pase a la final de la Champions League con un tanto histórido de Andrés Iniesta. Además, el equipo de Guardiola conseguiría llevarse el título continental ganando en la final al Manchester United. Eto'o y Leo Messi determinaron el partido y llevaron a lo más alto al Barcelona en una temporada que supuso un hito en el mundo del fútbol por el Sextete.
Ovrebo lo reconoció
El propio árbitro confirmó en estos últimos años que el partido entre el Chelsea y el Barcelona no fue su mejor actuación. Sin embargo, reveló que no fue hasta que entró en los vestaurios cuando se dio cuenta de lo sucedido. "He de reconocer que por dentro estaba hirviendo. Fue en el vestuario donde me di cuenta de lo controvertido que había sido todo. En el espacio de dos horas, pasé de ser un árbitro bastante respetado a convertirme en el tonto más grande del fútbol internacional", llegó a explicar el colegiado.
Esa mala actuación incluso le complicó sus aspiraciones personales: "Mi equipo y yo sabíamos que teníamos muchas posibilidades de ir si hacíamos un buen trabajo en Stamford Bridge. Al final no lo hicimos y creo que es natural que nuestra oportunidad de estar en el Mundial de Sudáfrica desapareciera".
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