Los empates de ayer son sólo una apariencia de continuidad. La jornada no sólo ha revelado el desgaste y la igualdad de los aspirantes a La Liga. También ha puesto de manifiesto el desatino del VAR, una herramienta que ha desnaturalizado al fútbol, un deporte que era como cualquier otro, como la vida misma.
Ahora, su señoría el VAR, puede rebobinar la realidad por un quítame allá esas pajas, por la pata de un ciempiés. Por algo que nunca se consideró y que casi nadie vio ni reclamó. Pero allí están ellos, vestidos de árbitros - ¡¿por qué, para qué?! - frente a las cámaras para rebobinar los hechos a su antojo, para derribar un partido y construir otro.
En esta ocasión, el perjudicado fue el Real Madrid. Lanzado hacia el liderato, con la miel en los labios, asistimos a una decisión estrambótica que puede ser trágica. Y uno se pregunta, ¿hasta cuándo seguirá así el VAR? ¿Por qué en el resto de los deportes la tecnología se ha acogido con naturalidad y éxito, mientras que en el fútbol ha incrementado la polémica con sus decisiones? ¿Quién o quiénes están interesados en que todo pueda ser 'objetivamente' manipulado?
El Real Madrid demostró ayer ser el equipo más en forma de la liga, el que más arsenal refinado posee. Todavía con las piernas con carbonilla y la mente abotargada por el meneo del Chelsea, los blancos comparecieron con lentitud, con despistes impropios. Poco a poco se entonaron, a la vez que el Sevilla se diluía en un cerrojo no exento de peligro esporádico en los contraataques.
La bien conocida decisión de los que manejan este Gran Hermano en el que han convertido el fútbol, nos deja el interrogante de ¿habrá perdió el Real Madrid la liga de la forma más esperpéntica de la historia?
El otro enfrentamiento entre el líder y el Barcelona nos dejó conclusiones claras y más preguntas en el aire. El Atlético de Madrid se reafirmó con un gran primer tiempo y una solidez defensiva notable. Colocar a Marcos Llorente en posiciones más retrasadas para taponar las subidas de Jordi Alba, dejó a los azulgranas sin recursos ofensivos, a la contingencia de las genialidades de Leo Messi.
No obstante, los colchoneros siguen reflejando cierta incompetencia para concluir con goles las numerosas ocasiones que generan. ¿Recuperarán su eficacia perdida en los partidos restantes? ¿Por qué los minutos de Joao Félix siguen siendo tan escasos?
Una vez más esta temporada, el Barcelona se vio impotente ante un gran equipo. El fracaso continuado en los choques con los mejores revela una insolvencia preocupante de este proyecto. ¿Seguirá Koeman al frente? Solo, con gesto desconsolado, más humano que nunca, el rostro de Messi reflejaba el desencanto profundo que late en su ánimo. ¿Seguirá el argentino en un equipo sin opciones en Europa y con una rebaja notable en su salario?
A uno le da la impresión que cuantas menos jornadas quedan más se enredan las respuestas.