El público volverá a los estadios esta temporada. Era el deseo que había en el Consejo Superior de Deportes desde hace meses: tener aficionados en las gradas, aunque fuera de forma simbólica, cuando se llega al tramo final de las competiciones profesionales. Una idea que hizo pública Irene Lozano antes de las fiestas navideñas y que meses después, con un nuevo presidente del CSD y una situación sanitaria mucho mejor, ha sido confirmada por el Gobierno en una rueda de prensa de Sanidad y Cultura y Deportes.
El plan final cuenta con detalles que hasta el momento se desconocían. Por ejemplo, el regreso a niveles: solo las Comunidades Autónomas en Fase 1 de la pandemia podrán abrir los grandes estadios. Además, solo se permitirá un tope del 30% del aforo de los recintos, y siempre y cuando no se superen las 5.000 butacas ocupadas. A estas medidas se suman las esperadas de toma de temperatura, obligación de llevar mascarilla y la distancia de seguridad que se mantendrá en el interior de las instalaciones.
Todo un logro que, pese a las críticas que puede generar por la diferencia según los territorios, llegó a verse como algo imposible. Hubo dirigentes de clubes que hicieron público su pesimismo respecto al regreso de aficionados esta misma temporada. Otros, y en varias ocasiones, ya habían defendido que estaban preparados. Sin embargo, los diferentes parones en la 'operación retorno' que se han vivido desde que comenzara la actual campaña, nunca generó confianza en que finalmente se fuera a recibir el "sí". Por delante quedan dos temporadas de La Liga, y más de Segunda y Liga Endesa. Por delante, también, la evolución en cada Comunidad Autónoma en la carrera por llegar a tiempo.
Negociaciones y 'stop'
El Consejo Superior de Deportes se quedó con las competencias de LaLiga y ACB. El resto de competiciones, consideradas no profesionales, quedarían al amparo de Federaciones y Comunidades Autónomas. Pese a ello, el Consejo Superior de Deportes tuvo que pactar un protocolo con todas las partes para establecer las medidas sanitarias y diferentes requisitos para poder desarrollar una temporada sin grandes sobresaltos por la Covid-19.
No fue tarea sencilla. De hecho, las negociaciones llegaron a romperse hasta que horas después se retomaron las conversaciones. Finalmente, acabó habiendo acuerdo y se dejó en manos de cada Comunidad el acceso de aficionados en las ligas no profesionales, aunque el CSD ya mostró su preocupación por el riesgo que se corría al permitir el acceso en los primeros compases de la pandemia.
Esa situación, que finalmente se ha acabado justificando con las evidentes razones económicas, se sumó al visto bueno para que la gente entrara en eventos culturales, campañas electorales multitudinarios y diferentes eventos donde se confirmaba la posibilidad de que se produjeran aglomeraciones. Por ello, tanto LaLiga como la ACB unieron fuerzas para pedir la vuelta de aficionados, aunque fuera en un porcentaje menor. La ACB, sin ir más lejos, pidió las mismas cifras que en el mundo de la cultura. Era diciembre. Poco después llegaría el objetivo de Lozano para el final de temporada y una reunión fijada en enero entre las tres partes.
Llegó, sin embargo, una tercera ola que volvió a paralizar todo el proceso. Pese a que la vacunación y la bajada de contagios daban esperanzas, la tercera ola tardó en desaparecer. De nuevo, marzo y abril se convirtió en meses de reclamaciones y deseos. La posibilidad de la Supercopa, la Copa del Rey... Diferentes eventos que terminaron sin público pese a las presiones del sector, asfixiado en términos económicos y sumando números rojos.
Del todo a la nada
Tal y como explicó EL ESPAÑOL el fin de semana, había cierto optimismo en el Gobierno en lo que respectaba a la vuelta de aficionados a los estadios. Se habían leído muchas cosas, entre ellas fechas fijas para que los hinchas regresaran a la grada, o porcentajes detallados sobre cuántos podrían acabar accediendo. El mantra siempre era mismo en un CSD que tenía la competencia para levantar el veto: atención a los criterios sanitarios. En coordinación con Sanidad, su intención era la de que los espectadores regresaran cuanto antes. Y finalmente se acabó cumpliendo, aunque de forma desnivelada y con algunos clubes más beneficiados que otros según el territorio que ocupen.
Pese a el buen desenlace, hace apenas una semana parecía descartado el regreso esta misma temporada. Todo comenzó con María Jesús Montero, ministra portavoz, asegurando que el Ejecutivo ya se encontraba "trabajando" en el regreso de aficionados tanto al fútbol profesional como a otros grandes eventos. Palabras que despertaron la ilusión en el sector deportivo, pero que acabaron siendo matizadas por hasta dos ministros posteriormente.
Primero por Carolina Darias, ministra de Sanidad y una de las encargadas de pronunciarse este mismo miércoles. Darias aseguró que había que "dejar tiempo" a que las vacunas fueran ganando la batalla. "Esta ministra no tiene nada sobre la mesa, hay que ser muy cuidadosos y precavidos con eventos multitudinarios en la situación que nos encontramos. Estamos en una situación de estabilización, pero el objetivo sigue siendo bajar de 50", reconoció. Poco después, Rodríguez Uribes, ministro de Cultura y Deportes, rechazó que "a corto plazo" se vieran aficionados en ambos deportes.
Un corto plazo que, teniendo en cuenta el poco espacio en el calendario para el final de temporada, parecía descartar esa posibilidad. Sin embargo, y también gracias a la presión realizada desde LaLiga y ACB, se fijó una reunión para el pasado martes. Encuentro satisfactorio en el que Uribes pidió 24 horas para dar una respuesta final. El resto es historia.
[Más información: El Gobierno autoriza el regreso del público a los estadios, pero solo en los territorios en Fase 1]