David de Gea se encuentra en el momento más complicado de su carrera profesional y eso es mucho decir teniendo en cuenta la tendencia de sus últimas temporadas. El meta del Manchester United ha pasado del todo a la nada, del cielo al infierno, de ser uno de los referentes en las porterías de toda Europa a ser objeto de críticas constantes.
Su vida, en el plano deportivo, ha cambiado drásticamente en los últimos años y su derrota ante el Villarreal, sin parar ningún penalti de la tanda y fallando el suyo que daba la victoria a los de Emery, puede haber sido la puntilla definitiva para su confianza y su moral. Y todo a unas semanas de que empiece la Eurocopa, donde no parte como favorito para la titularidad, pero en la que se podría ver como meta de la selección si le ocurre algún problema a Unai Simón o si así lo decide Luis Enrique.
Quién le iba a decir a David de Gea hace unos años que su carrera iba a tener un tinte tan negro cuando todo era luz y color blanco. El Real Madrid había llamado decididamente a su puerta y aquel famoso problema con el fax que no llegó a tiempo le impidió cumplir el que era su sueño, jugar en el Santiago Bernabéu. Keylor Navas, ahora en el PSG, hacía el camino contrario.
Sin embargo, desde aquella operación fallida, nada fue igual. De Gea empezó a estar más cuestionado que nunca, a mirarse su rendimiento con lupa y a dejar de ser un ídolo de la afición de Manchester a pesar de ser, año tras año, su mejor jugador. Además, en la selección española había formado parte de la transición dulce que culminaba con la marcha de Iker Casillas. Sin embargo, fuera la leyenda, la portería no ha sido para él.
De Gea ha ido perdiendo nivel y confianza año tras año, sobre todo con la selección española, con quien no ha sido capaz de remontar el vuelo. Se convirtió en un portero por momentos invisible, sin capacidad para ser decisivo. No acostumbraba a hacer cantadas, pero desprendía una sensación preocupante de que cada tiro que iba entre los tres palos era gol.
Por ello, tras perder peso en el Manchester, en la selección española dejó de ser indiscutible y cedió la titularidad. Kepa Arrizabalaga le tomó la delantera y pasó a ser el portero estrella de la selección. Sin embargo, el rendimiento del vasco también cayó en picado y fue otro portero del Athletic, Unai Simón, quien se puso por delante de ambos y quien ahora ocupa el puesto de teórico titular, a pesar de que tampoco convenza con locura.
Si con España las cosas llevan mucho tiempo sin ir bien, con el Manchester United las sensaciones ahora no son mejores. Este año ha tenido bastantes suplencias, algunas por su paternidad eso sí, y su falta de confianza es visible y notoria. De hecho, Solskjaer ya no confía en él para su proyecto de futuro.
Su futuro más próximo
Es la primera vez que la marcha de De Gea suena como un alivio y no como parte de un operación irrechazable por parte de algún grande de Europa como el PSG. No sería extraño ver como este mismo verano el portero español abandona la disciplina de Old Trafford. De momento, equipos como la Roma de José Mourinho parecen interesados. Un paso atrás claramente al dejar un United en profundo crecimiento.
Para colmo, en este verano en el que su futuro podría estar en juego y en el que acaba de perder la Europa League de forma estrepitosa con un penalti fallado y sin conseguir detener ninguno de los 11 lanzamientos del Villarreal, España se juega la Eurocopa y De Gea aparece entre los seleccionados. Su nivel emocional es tan preocupante que hasta Solskjaer meditó quitarle antes de la tanda de penaltis.
El nivel futbolístico de David es incuestionable, pero su estado anímico y su apariencia exterior, claramente abatido sin transmitir ilusión y confianza, pueden ser un problema muy serio para el equipo de Luis Enrique. El futuro de España podría estar en las manos de De Gea este verano si se produce el caso de que esté bajo los palos en un partido trascendente, y la realidad es que casi nadie confía en su rendimiento. Habrá que esperar a ver si estos días hasta que empiece el trofeo continental le sirven para resetearse mentalmente y tomarse este evento tan importante para poner un punto de inflexión en su carrera que le sirva para regresar a lo más alto.
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