Uno de los nombres propios de la última Bundesliga se llama Silas Wamangituka. O, al menos, así se llamaba. Llamaba la atención porque no era nada fácil de pronunciar, pero aún más llamativa es la historia que acaba de reconocer el Stuttgart, su club. La entidad ha emitido una nota oficial explicando el verdadero origen del delantero, así como su nombre real, así como que tiene un año más del que decía tener. Una muestra más de los problemas que suele provocar que llegue un jugador desde el Congo.
Silas tiene 22 años en lugar de 21 y se llama Silas Katompa Mvumpa. En 2019, el ariete ficharía por el Stuttgart y en diciembre de ese año empezaron a surgir las primeras dudas sobre su identidad en la prensa francesa. La Bundesliga pidió una aclaración al equipo y empezaron a indagar. Todo viene de la mala gestión de su primer representante, que tergiversó todo para acelerar el desembarco de su joven jugador en Europa que, en primer lugar, pasaría por el Anderletch.
"He vivido con miedo constante durante los últimos años y también he estado muy preocupado por mi familia en el Congo. Fue un paso difícil para mí revelar mi historia. No me habría atrevido a dar este paso si el Stuttgart no se hubiera convertido en un segundo hogar para mí", explica el jugador del conjunto alemán. Fue en ese fichaje por el Anderletch donde se torcería todo, siempre premeditado por las amenazas de su representante.
En 2017 fue invitado por el Anderlecht a una prueba cuando tenía 18 años. Para poder viajar a Bélgica, recibió un visado emitido con su nombre real y válido desde el 15 de agosto hasta el 14 de noviembre de 2017. De hecho, un mes antes de que se acabase ese permiso cumpliría los 19. El equipo de la región de Bruselas se mostró interesado para llevárselo, pero antes tendría que regresar a su país con un nuevo visado.
El representante
Durante este proceso final apareció un representante que vivía en París y que tergiveró la historia. Convenció a Silas para que no se fuera al Congo, amenazándolo con no poder regresar luego a Europa. El joven futbolista le hizo caso, ya que se fiaba de él porque le conocía tras un encuentro previo en su país. Se trasladó a la capital francesa donde dependería completamente de él, hasta el punto de que no tenía acceso ni a su cuenta bancaria.
El agente le proporcionó unos documentos con el nombre de Silas Wamangituka y con fecha de nacimiento de un año exacto antes. Si contaba la verdad, el representante le amenazó con con que no obtendría ningún permiso de residencia y que no volvería a jugar al fútbol, por lo que el delantero aceptaba estas condiciones. Sobre todo, lo hacía porque temía por lo que le pudiera suceder a su familia del Congo.
Según fue pasando el tiempo, y con el apoyo del Stuttgart, se iría separando de este agente tóxico. A pesar de las amenazas, cambiaría de representante y su círculo más cercano conocería su historia. Esto no le produjo ningún beneficio y, de hecho, parece que podría haber obtenido los permisos sin que el agente tergiversara su identidad y su fecha de nacimiento. En cualquier caso, ya está aclarado el verdadero origen del futbolista de moda de la Bundesliga.
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