Nuevo drama en la Eurocopa. Mario Fernandes ha sido hospitalizado por una lesión que reviste gravedad. De momento, el pronóstico de la Federación Rusa es reservado, pero se habla de que tiene dañada la columna vertebral. Concretamente, estos daños se habrían producido en las vértebras a la altura del tórax. Seguramente, el brasileño nacionalizado no pueda volver a jugar en esta edición del campeonato. "Se sospecha que tiene una lesión en la columna torácica", escribía el ente en las redes sociales.
Todo sucedió en el minuto 25. El defensa se disponía a rematar un balón en el área contraria cuando se desequilibró y cayó con todo su peso sobre su espalda. El futbolista fue retirado del campo en camilla y con collarín inmediatamente y se le trasladó a un hospital de San Petersburgo. Durante unos minutos se paró el encuentro para tratar de atenderle, pero, al ver que no podía seguir, tenían que llamar a los operarios sanitarios. Las imágenes alertaron a todo el mundo después de lo sucedido con Christian Eriksen.
Precisamente, sucedía ante Finlandia un nuevo momento de tensión. Fue frente al combinado finés cuando el centrocampista se desvaneció sobre el terreno de juego sin saber los motivos todavía. En los partidos de este grupo están sucediendo situaciones controvertidas. El deseo ahora está en recibir buenas noticias de Mario Fernandes y que sea lo último que suceda. En este mismo partido entre Rusia y Finlandia también se vivió otro momento de tensión cuando un jugador ruso se dio contra el palo y, en esa misma acción, su pierna golpearía en la cabeza de otro finés.
Su historia
En 2016, Mario Fernandes recibió la nacionalidad rusa justo para disputar la Eurocopa de Francia. También estaría en el Mundial en su nuevo país de 2018, pero él llegó a Rusia en 2012. Fichó por el CSKA y empezó a vivir en Moscú después de que en Brasil sufriera un episodio de depresión. En Porto Alegre, a la semana de haber fichado por Gremio con 19 años, desapareció y fue encontrado cuatro días después a casi 1.000 kilómetros, en casa de uno de sus tíos.
Después de un mes hospitalizado y bajo tratamiento salió del agujero. Asentado en el lateral derecho de Gremio, en 2011, con 21 años, le llegó la oportunidad de debutar con Brasil, aunque no acudió a la convocatoria aludiendo "problemas personales". En aquella época se le llegó a vincular con el Real Madrid, pero la operación no llegó a concretarse. Finalmente, fue traspasado al CSKA, que pagó por él 17 millones de euros.
Además, su vida cambió gracias a la religión. "En Brasil bebía mucho, pasaba las noches en clubes nocturnos y me perdía entrenamientos. Cuando llegué a Moscú sabía que existía una iglesia brasileña. Las personas de ahí me ayudaron y cambié rápidamente", explicaba el futbolista. Finalmente, llegó a debutar con la selección brasileña en un amistoso, pero no en ningún choque oficial. Incluso tuvo que intervenir Putin para que finalmente pudiera jugar con Rusia.
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