La UEFA no ha permitido a sus patrocinadores mostrar la bandera arcoíris, representativa del colectivo LGTBI, en los partidos de cuartos de final de la Eurocopa previstos en territorio de Rusia y Azerbaiyán. Así lo ha confirmado una de las marcas más importantes del torneo como Volkswagen, que pretendía 'adornar' su logo con los colores del arcoíris como muestra de implicación social en la publicidad habitual de los estadios. Una idea que desde la dirección de Aleksander Ceferin se ha rechazado.
Por ejemplo, la selección española tenía marcado su encuentro de cuartos de final en San Petersburgo, Rusia. Y de igual manera, República Checa y Dinamarca se verán las caras en el Olímpico de Bakú, Azerbaiyán. En ambos territorios Volkswagen pretendía mostrar los colores del arcoíris en la publicidad que suele aparecer en los paneles de las instalaciones deportivas.
"Debido a la preocupación de la UEFA por las condiciones del marco legal en las sedes de Rusia y Azerbaiyán, la asociación nos ha informado de que no es posible utilizar los paneles publicitarios con los colores del arcoíris en San Petersburgo y Bakú", ha señalado la propia empresa en un comunicado recogido por The Independent.
Volkswagen, ante la negativa de la UEFA, se ha lamentado por no poder aplicar esta campaña en sus anuncios. El vínculo entre ambas entidades, que comenzó en 2018, es la primera vez que se debilita con un comunicado como el de la empresa automovilística.
La UEFA, tras numerosas críticas por otras actitudes de rechazo a poner la bandera arcoíris, se defendió: "Hoy, la UEFA está orgullosa de vestir los colores de la bandera arcoíris. Se trata de un símbolo que encarna nuestros valores principales, promoviendo todo en lo que creemos: una sociedad más justa e igualitaria, tolerancia para todas las personas, independientemente de su pasado, de sus creencias o de su género". Sin embargo, la noticia desvelada por Volkswagen ha reabierto la polémica.
Múnich, inicio de todo
El conflicto con la UEFA comenzó en la fase de grupos, coincidente con una ley impulsada en Hungría donde se prohibía hacer "promoción de la homosexualidad" en su territorio. El asunto, abordado por los estamentos políticos como los países de la Unión Europea, llegó al deporte. Y esa fase de grupos fue el claro ejemplo.
Mientras en el estadio de Hungría se denunciaban insultos homófobos y racistas en los encuentros entre Hungría y Francia o Portugal, en Alemania se preparaban para una respuesta tajante. El alcalde de Múnich, antes del duelo entre la selección húngara y la germana, pidió permiso a la UEFA para iluminar el estadio con la bandera arcoíris. La organización, explicando que al ser respuesta a una ley húngara se convertía en un acto político, rechazó la petición hasta dar pie a una oleada de críticas y respuestas.
En España, por ejemplo, el Consejo Superior de Deportes sacó una bandera de grandes dimensiones y la colocó en la entrada de su sede. En Alemania, varios estadios siguieron con esa iniciativa de iluminar la bandera arcoíris. Y muchos clubes optaron por cambiar sus imágenes en redes sociales en muestra de apoyo. Semanas después, y cuando parecía que el asunto había quedado atrás, ha sido un patrocinador fundamental como Volkswagen el que ha denunciado la actitud de la UEFA.
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