Toda persona tiene dentro un pequeño (o no tan pequeño) coleccionista. Sea de lo que sea. Antiguamente se llevaban los sellos o las monedas, los tiempos han cambiado y ahora abundan los que coleccionan objetos retro o vintage, de cualquier cosa -literalmente-, y en deportes son los cromos los que se llevan la palma. Eso sí, desde hace unos años les ha salido un duro 'competidor': las camisetas de fútbol.
Xavi, de Barcelona, tiene 33 años y cuenta a EL ESPAÑOL que posee una colección que se acerca a las 400 camisetas de fútbol. Todas originales, por supuesto, porque de un tiempo a esta parte las falsificaciones se han puesto al alcance de todos con un par de clicks. Pero de eso hablaremos más adelante.
Volviendo al protagonista, desde hace casi cinco años enseña en YouTube su colección junto a su hermano Óscar. El canal Football Room, que así se llama su perfil en la plataforma de vídeos, cuenta con casi 800.000 visualizaciones que explican por qué, como ellos, cada vez más y más gente se monta su propia colección de camisetas de fútbol.
Todo empezó cuando tenía 8-9 años y a Xavi le compraron su primera camiseta de fútbol. De ahí hasta las 400 que cree que llegará a tener a finales de año o principios de 2022. "Y puede que alguna falte", explica con una sonrisa a este diario: "Voy comprando cuando algo me gusta y lo ideal es que esté al 50% de rebaja o ir a una tienda de segunda mano o un mercadillo y encontrar originales entre 5 y 15 euros". Porque esa es su máxima: tener una colección 'low-cost', es decir, gastar poco dinero en ellas.
Para muestra un botón y esa es su camiseta más cara: "Fue la camiseta de Islandia de la Euro 2016. Una 'común'. Pagué entre 80-85, que es el precio de una camiseta normal y la compré en Reikiavik. Tendré otras cinco que costaron 60, otras cuatro 50, pero la gran mayoría (unas 320) no han superado los 35 euros". Y añade: "El límite, estirando mucho, está en 40 euros".
Los precios actuales
Entrando en los precios, hubo mucho ruido en las redes sociales hace unas semanas cuando los grandes equipos pusieron a la venta sus camisetas para la temporada 2021/2022. Su precio, en la versión más cara, ascendía hasta los 150 euros. "Los precios me parecen caros y no son costeables", dice Xavi de los precios.
Pero lo entiende: "Igual que otros productos o servicios suben su precio año a año también ocurre con las camisetas. En 2005 eran 60 euros y ahora se ha llegado a los 80 porque año a año se ha subido. Si el año pasado costaran 20 y este 80...". Y ¿sobre las críticas?, le preguntamos: "Lo que se comenta en las redes sociales es siempre un poco el rollito del bienquedismo".
A todo coleccionista hay que preguntarle por su pieza más especial: "Cualquier camiseta que me hayan regalado", dice para sorpresa de este periodista. Pero tirándole de la lengua reconoce que le gustan las de los 90, sean de clubes o selecciones, como la de Alemania del Mundial de 1994: "Cuando la encontré me sentí satisfecho por dar con una camiseta tan bonita y tan revalorizada y la conseguí por diez euros".
Y, como buen fan del Barcelona, como se confiesa, tiene otra joya: "La de Meyba del Barça (de la época de Maradona). Pensaba que no la iba a tener porque quiero un coleccionismo sano" y esa pieza siempre está de los 100 euros para arriba. En cualquier caso, dice que no nunca se ha llegado a obsesionar con una camiseta.
Te venden que una camiseta Nike es guay y no que es solo para los aficionados del Liverpool, por ejemplo
Le preguntamos por las tendencias actuales. ¿Por qué las camisetas de fútbol llegan ahora a tanta gente? "Te venden que una camiseta Nike es guay y no que es solo para los aficionados del Liverpool, por ejemplo", responde. "Ya ni las presentan los jugadores en el estadio o en sala de prensa. Suelen ser modelos profesionales, las marcas hacen colaboraciones con marcas de moda...", explica. Aunque hay algo que le agobia y es que los equipos, a veces, saquen hasta cuatro equipaciones por temporada: "Yo lo encuentro demasiado exagerado y al coleccionista le tiene que cansar".
Xavi confirma lo que pensaba el que escribe este reportaje: hay un auge en lo que se refiere a la compra de camisetas del fútbol: "A raíz de la pandemia la venta online se disparó. Y si en las tiendas de segunda mano rondaban los 20-30 euros, los vendedores se han puesto las pilas y ponen precios más altos, acordes al valor real".
Para el coleccionista se ha vuelto más complicado ya que ahora se da el efecto contrario y, a veces, se da un valor superior a las camisetas: "Cualquier prenda con un escudo o un logo, sea original o falsificación, ya lo suben a 25 euros y antes lo encontrabas a 5-6 euros. Era de segunda mano y no lo veían como gran cosa". Y añade: "Una camiseta del Barcelona del 96 puede costar 150 euros, pero eso no quiere decir que cualquier camiseta de ese año tenga que costar lo mismo".
Las falsificaciones
Por supuesto, hay otro factor importante que ya lo mencionamos antes: las falsificaciones. Estas provienen de las fábricas chinas, que se han convertido en las peores enemigas de las empresas fabricantes. Se han vuelto muy accesibles ("quien no tiene una tienda de falsificaciones es porque no quiere", bromea Xavi) y tienen, a priori, una incidencia negativa en las marcas. Pero, ¿cómo se ven a ojos de un coleccionista?
Una falsificación es una opción económica, pero no es un objeto como para presumir de él
"Alguien que compre falsificaciones no está haciendo daño a nadie, no lo veo mal, pero no está coleccionando camisetas de fútbol. Sobre todo por la revalorización de las camisetas. Una original es una inversión segura y su precio siempre estará muy próximo al que pagaste. Una falsificación se devalúa ya al adquirirla", explica.
"Es una opción económica, pero no es un objeto como para presumir de él. No tiene la historia de una pieza original", añade y reconoce que en su día compró falsificaciones, que todavía guarda, "pero no forman parte de mi colección".
Este diario intentó contactar con las principales firmas de ropa deportiva para conocer su punto de vista, pero no obtuvo respuesta. Xavi cree que el coleccionista "preferirá gastarse 200 euros, aunque le duela, por la camiseta de su equipo a comprarse una falsificación" por lo que las marcas tampoco estarán sufriéndolo tanto más allá de tratarse de una práctica ilegal.
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