Aleksander Ceferin está dispuesto a llevar su amistad con los clubes estado a un nuevo nivel. El presidente de la UEFA se plegará a los deseos de Manchester City y PSG con un Fair Play Financiero menos restrictivo con los equipos de los petrodólares. El esloveno 'premiará' de esta forma la posición de Al-Khelaifi contra la Superliga Europea y al juego a dos bandas que hicieron los citizens.
La UEFA cumplirá con su 'amenaza' de ser menos estricta en el control económico y propondrá en su próximo congreso de septiembre un nuevo Fair Play Financiero. El máximo organismo europeo maquillará su decisión con un sistema al "estilo NBA". Los equipos dispondrán del 70% de sus ingresos para salarios, sin embargo, cualquiera podría aumentar ese límite si pasa por caja y hace frente a un impuesto de lujo.
El dinero procedente de esa nueva tasa, en teoría, se repartirá entre el resto de los clubes, aunque todavía no existe información de cómo se produciría esta distribución y si la propia UEFA se quedará con un porcentaje del montaje final.
El impuesto de lujo beneficiará a Manchester City y PSG, ya que podrán gastar más que el resto al tener tanto Abu Dabi como Catar unos recursos económicos ilimitados. Paradójicamente, aunque no es una sorpresa tras la creación de la Superliga, los más perjudicados serán los clubes que son de sus socios y viven únicamente de lo ingresos que generan como son los casos de Real Madrid y Barcelona.
Además, el impuesto de lujo se podría tomar como una inversión. El impacto de este no sería inmediato, sino a posteriori y que se podría quedar en nada si los resultados deportivos acompañan. Por tanto, este nuevo Fair Play Financiero de la UEFA permitirá a PSG y a City escapar de todos los controles preventivos. En LaLiga sucede al revés, ya que el límite salarial, si se excede, impide la inscripción de jugadores para esa misma temporada tal y como le ha sucedido al Barcelona con Leo Messi.
Lógicamente, el PSG de Nasser Al-Khelaifi ya se ha mostrado a favor de esta propuesta de Ceferin. El equipo del Emir de Catar es, en la actualidad, el socio preferido por el presidente de la UEFA. Esta concesión es una prueba más de que el organismo europeo ha abandonado a los equipos históricos para abrazar los intereses de los clubes estado.
El nombramiento de Al-Khelaifi como presidente de la ECA (Asociación de Clubes Europeos) tras el cisma por la Superliga fue toda una declaración de intenciones por parte de un Ceferin que continúa en guerra con Real Madrid, Barcelona y Juventus a pesar de que la justicia ha ido dando la razón a estos últimos y ha evitado represalias mayores por parte de la UEFA.
La contradición de Ceferin llega a tal punto que un informe de la UEFA el pasado mes de mayo hablaba de "la necesidad de reducir los salarios y los precios de los traspasos". El nuevo Fair Play Financiero se intentará vender como una forma responsable de controlar la economía de los clubes sin perjudicar a esas entidades, oligarcas o estados que deseen invertir más dinero en el fútbol. Es decir, para no perjudicar al PSG, City e incluso al Chelsea de Román Abramóvich.
El FPF de la Superliga
Desde su llegada a la presidencia de la UEFA en 2016, Ceferin ha señalado la necesidad de que haya un control económico para equilibrar las fuerzas entre grandes y pequeños. Sin embargo, en los últimos años sus decisiones han demostrado que ha ido dando cada vez más vía libre a Abu Dabi y Catar.
Este nuevo Fair Play Financiero de la UEFA choca frontalmente con el que quería implantar la Superliga. La nueva competición impulsada por Florentino Pérez tenía en sus bases el estricto cumplimiento de unas normas de control y siempre sin superar el desembolso un porcentaje de los ingresos propios generados por cada club.
Estos criterios financieros de sostenibilidad iban a fijar un marco de gasto que impediría a los clubes estado invertir todo el dinero que desearan en fichajes y salarios. Es decir, todo lo contrario a lo que propone ahora la UEFA y que dará luz verde al dopaje económico de equipos como PSG o City.
Esta desigualdad en Europa queda patente con solo analizar el último mercado de fichajes. El City ha comprado a Jack Grealish por 117 millones de euros y ahora quiere 'robar' a Harry Kane al Tottenham. Mientras, el PSG ha fichado a jugadores como Messi, Sergio Ramos, Donnarumma o Wijnaldum a coste cero, pero con salarios desorbitados. Y también ha pagado 60 millones de euros por el exmadridista Achraf a pesar de haber dado 250 millones de euros de pérdidas la pasada temporada. Por último, el Chelsea de Abramóvich se ha reforzado con Lukaku por 115 millones de euros.
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