El abril de 2021 quedará marcado como el momento del nacimiento de la Superliga Europea. Al menos por unas horas, pues diversas organizaciones del fútbol europeo dieron un paso al frente para iniciar una guerra con el fin de acabar con las aspiraciones de esta nueva competición. La UEFA, liderada por Aleksander Ceferin, fue una de ellas. Meses después desde que estallara la crisis, el esloveno continúa con su batalla, aunque con menos apoyos y un conflicto judicial de por medio.
Aleksander Ceferin ha aumentado su brecha con la FIFA, que ya desde un primer momento marcó un perfil muy diferente al de la UEFA. Mientras el organismo europeo optó por una postura mucho más beligerante contra la Superliga, desde la FIFA se pidió diálogo con los clubes que habían impulsado esta nueva competición. Un distanciamiento que ha ido a más en los últimos meses por la necesidad de renovar el mundo del fútbol en busca de nuevos ingresos.
Además, el líder esloveno de la UEFA también ha comprobado cómo algunas de sus decisiones le han generado conflictos con federaciones, países y hasta jugadores y técnicos. Sin ir más lejos, las polémicas durante la Eurocopa por no permitir lucir la bandera arcoíris como respuesta a la ley antiLGTBI de Hungría, el cambio de formato de la Champions que no gustó ni a Guardiola y las críticas por el escaso control económico que se está teniendo con los conocidos como clubes-estado, donde el PSG es el gran reflejo de la superioridad económica respecto al resto de equipos.
Por si fuera poco, la Justicia tampoco está acompañando en su camino a un Ceferin que espera acabar con victoria en los despachos europeos. El presidente de la UEFA, tras adoptarse medidas cautelarísimas, debía abstenerse de comentarios o campañas que dificultaran la implantación de la Superliga. Tampoco podía mantener con efecto las sanciones a los clubes fundadores. Hechos que, como ya se comentó en verano, no pretendían cambiar la postura de Ceferin. Los tiempos legales se agotan y el máximo mandatario de la UEFA se enfrenta a un delito de desobediencia.
Mientras tanto, los tres clubes impulsores que resistieron a la batalla de presiones continúan con su idea de la Superliga. Real Madrid, FC Barcelona y Juventus de Turín se llegaron a reunir recientemente con la competición de fondo. Además, cuentan con el punto a favor de que el club merengue ha sido de los pocos que ha finalizado las dos últimas temporadas con resultados económicos positivos, lo que sirve de ejemplo de gestión en tiempos de crisis.
Los golpes legales
Este último revés no es el único que ha golpeado a Aleksander Ceferin y su estrategia, aunque puede ser uno de los más duros. El primero de esta serie de negativas legales llegó a los pocos días de que estallara el caso. Los impulsores de la competición, conscientes de la campaña que se avecinaba, buscaron amparo en el Juzgado de lo Mercantil de Madrid. Era 20 de abril y se tomaban medidas cautelarísimas impidiendo que la UEFA tomara cualquier tipo de acción contra la Superliga.
El caso fue a más y en mayo se elevó una cuestión prejudicial al TJUE para saber si la UEFA y la FIFA estaban impidiendo la libre competencia en el mundo de fútbol. La UEFA continuó con su estrategia propia y firmó un acuerdo con los nueve clubes arrepentidos donde establecía varias sanciones por haberse comprometido con la Superliga. Eso sí, no conseguía alargar sus amenazas y la UEFA se vio obligada a aceptar en la Champions a Madrid, Barça y Juventus. Ya en julio lo Mercantil dejó sin efecto el castigo firmado con los arrepentidos. Era un nuevo golpe, otro, a la estrategia de la UEFA.
El organismo liderado por Ceferin también vio rechazada su petición de personarse en el caso y su batalla fue perdiendo fuerza. Sus objetivos, sin embargo, parecían intactos. En agosto, The Times aseguraba que la intención de la UEFA era desobedecer al juez. Y meses después, el esloveno se enfrenta a un posible delito de desobediencia si no cambia su postura en las próximas horas. El único avance lo ha tenido LaLiga en todo este tiempo de conflicto y, en su caso, sí se ha permitido que se persone en el caso.
La FIFA 'rompe' con la UEFA
El organismo liderado por Gianni Infantino ya había tenido más de una tensión con la UEFA en el pasado. Sin embargo, en los tres últimos años las diferencias a la hora de entender el negocio del fútbol han puesto en puntos completamente opuestos a ambas entidades. La UEFA ha apostado por crear torneos como la Nations League o una nueva Champions, mientras que la FIFA sigue soñando con un nuevo Mundial de selecciones, otro de clubes y hasta una especie de Liga Mundial. Una división que impide que las dos grandes organizaciones del fútbol puedan defender una postura común.
Sin el apoyo de jugadores y entrenadores, contrarios al formato de la Champions League que entrará en vigor en 2024, tampoco contará con el respaldo de la FIFA y se espera que próximamente el conflicto vaya a más. Tal es la situación que la última idea de cambiar el calendario del Mundial de cuatro a dos años ha hecho estallar una falsa paz que caracterizaba estas últimas semanas. La FIFA quiere disputar el torneo cada dos años y la UEFA se opone categóricamente.
Un rechazo que también se mantiene al nuevo Mundial de Clubes donde los de Infantino quieren dar relevancia a clubes de todas las partes del mundo contra las potencias europeas. La FIFA reconoce que hay partidos "sin sentido" y la UEFA se mantiene en su intento por ser la defensora del fútbol modesto. Sin embargo, el distanciamiento con FIFA, clubes históricos y jugadores puede acabar dejando solo a Ceferin antes del golpe de la Superliga.
[Más información - Los clubes ingleses piden sanciones más duras para alejar la Superliga Europea]