Valencia

El Valencia CF emitió este jueves un escueto comunicado en el que se mostró firme contra la intención de los radicales de extrema derecha Ultra Yomus de tomar la grada de animación del estadio de Mestalla, la denominada Curva Nord. Como infirmó este periódico, la iniciativa la abandera Ramón Castro, alias Levis, un reconocido fascista que no ve en su perfil inconveniente alguno para liderar la iniciativa: "Se trata de animar al equipo, no de política", argumentó a EL ESPAÑOL.

El equipo, contundente, se negó siquiera a escuchar la propuesta de este colectivo. "El Valencia CF rechaza reunirse con un grupo de personas en representación de Ultra Yomus", manifestó, y recordó que "el club, con la directiva presidida por Anil Murthy, expulsó a los radicales de Mestalla por primera vez en la historia en el año 2019".

"Esta decisión no tiene vuelta atrás. El Valencia CF reafirma su posición y rechaza cualquier colaboración con Ultra Yomus", aseveró en un escrito que concluyó con el lema "no a los grupos radicales, no a la violencia".

La entidad deportiva trunca de este modo la intención de Castro, manifestada en las redes sociales de Ultra Yomus. "He vuelto con la intención de reforzar otra vez esa unión entre una grada de animación y un estadio, un sentimiento, un escudo, un espíritu de sacrificio por el equipo, para ver un estadio entero latir y animar", explicó el histórico presidente de Yomus, condenado por agredir a policías en una invasión de campo de 2002.

Su objetivo es que el club permita de nuevo la entrada a quienes fueron expulsados que les deje concentrarse en una misma grada del estadio sin límite de edad. El Valencia impuso un máximo de 25 años para asegurarse de que su grada joven fuera tal cosa y no el nido de un movimiento ultra.

Ramón Castro 'Levis'. José Cuéllar

El temor a que el Valencia cediera despertó el rechazo de políticos como el alcalde de Valencia, Joan Ribó, o los portavoces autonómicos Fran Ferri (Compromís) y Pilar Lima (Unides Podem). Por WhatsApp corre como la pólvora una nutrida recopilación de imágenes comprometedoras de Ramón Castro.

Aparece tapado en el sofá con una bandera preconstitucional, leyendo orgulloso El Alcázar u orinando una pared con el nombre del antifascista asesinado Guillem Agulló. Él mismo exhibe algunas en sus redes. En la foto más llamativa luce un fusil y viste una camiseta con la cruz celta, símbolo utilizado por los neonazis.

"Era un rifle de balines con el que disparábamos a las latas. Que enseñe a mis hijos a defenderse el día de mañana no significa que sea un asesino. ¿O acaso los cazadores que posan con armas son todos unos asesinos? Creo que me atacan con todo eso porque tienen miedo de que Yomus coja fuerza otra vez, porque les rebatimos sus ideales políticos", replicó.

"Yo no creo en la democracia ni en la política", expuso a este periódico. "Me muevo en colectivos políticos. Entonces claro, se me vincula con ellos", agregó. Preguntado expresamente por Bastión Frontal o España 2000, manifestó que tiene "amigos y conocidos" en ambos. "Pero no milito", subrayó. Sobre su participación en la marcha de extrema derecha en el barrio madrileño de Chueca contra el colectivo LGTBI, Castro se excusó en que aquello pretendía ser realmente "una manifestación contra la globalización". "Fue un error partir desde esa plaza", afirmó.

Castro tiene excusas para todo, también para justificar el tatuaje que tiene en el dorso de su mano izquierda. Levis se aferra al significado primigenio del símbolo para defender que no es un nazi. "La cruz celta se relaciona, evidentemente, con la extrema derecha. Pero el significado de la céltica son los cuatro elementos fundamentales: la tierra, el agua, el mar y el aire, que se funden en un solo círculo que es el sol -que es lo que produce la vida-. Se ha malinterpretado porque se utiliza políticamente", defendió.

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