Nacer en Estados Unidos. Vivir en Suiza, Singapur, China... y en Cádiz. Así ha sido el camino de Ben Harburg, el empresario estadounidense que ha aterrizado en el club del antiguo Ramón de Carranza para hacerse con una pequeña parte de la entidad andaluza. Lejos de ser una aspiración económica o un capricho, este movimiento de Ben responde solo a una cuestión puramente sentimental por el Cádiz CF.
A sus 38 años, Ben ha decidido emprender el primer proyecto de su carrera empresarial en el que ha puesto más corazón que cabeza. Reconoce que convertirse en parte de la propiedad del Cádiz le hace casi temblar por la pasión que le producen el club, la ciudad y su gente. Nota la presencia de toda la afición y la responsabilidad que supone ahora llevar al club a las altas expectativas que él mismo tiene.
Este empresario cosmopolita afirma haber vivido en más de 20 lugares diferentes. Uno de ellos fue Cádiz, concretamente El Puerto de San María. Allí pasó dos años, desde los 11 hasta los 13, por motivos laborales de su familia. Su padre fue trasladado a la tacita de plata para trabajar y entonces todos se mudaron con él.
Allí pasó momentos muy importantes de su infancia y de su temprana adolescencia. Tanto Ben como su familia se enamoraron de Cádiz y de su gente y no dudaron en empaparse del modus vivendi tan particular de la sociedad española y en especial de los habitantes de la ciudad.
El ahora empresario reconocido a nivel mundial no duda en asegurar que después de conocer el mundo entero, Cádiz es para él el mejor lugar. Allí se fusionó con su cultura, disfrutó con sus costumbres y se enamoró también del Cádiz CF que, por aquel entonces, estaba todavía en Segunda División B.
Pronto Ben se impregnó del equipo como si fuera la Semana Santa o el Carnaval de la ciudad, como una fiesta y una pasión que le envolvieron completamente. La madre de Ben tenía una amiga cuyo hijo jugaba en aquel primer equipo del Cádiz que peleaba por volver a la categoría de plata. Así fue como nació su pasión y su unión con la amarilla.
Este empresario estadounidense asegura que vuelve a Andalucía, a Cádiz y al Puerto cuando tiene ocasión, viaje que realizaba con mayor asiduidad antes del estallido de la pandemia de la Covid-19. Sin embargo, ahora más de 25 años después de que correteara por sus calles, Ben quiere impulsar al equipo y, por ende, a la ciudad.
Un hombre de éxito
Ben Harburg abandonó Cádiz, creció y se convirtió en un empresario de éxito y de reconocido prestigio mundial. Actualmente es socio gerente de MSA Capital una firma de inversión global con más de 2 mil millones de dólares en activos. A pesar de que solo tiene 38 años, se ha convertido ya en un personaje muy reputado y conocido en mercados tanto de Estados Unidos como de Asia, en especial China y Singapur.
Ha llevado grandes operaciones por todo el mundo, pero los últimos seis años los ha pasado en China en la sede de su empresa. Su éxito es palpable, ya que ha completado en los últimos tiempos más de 150 inversiones satisfactorias en todo el mundo, algunas de la importancia de Uber, Airbnb o NIO. Ahora está adentrado de lleno en el universo de los coches eléctricos en el gran gigante asiático.
Es su figura, respetada y admirada en todo el mundo, la que quiere utilizar para abrir todas las puertas posibles a la expansión y al crecimiento de la entidad andaluza. No solo se trata de la fortuna que pueda aportar ahora que ha comprado una pequeña parte del club, sino la capacidad que tenga para reactivar su propia economía e impulsar al Cádiz como producto internacional.
Ser parte del Cádiz
El proyecto más especial de Ben Harburg ya está en marcha. El empresario estadounidense se ha hecho con el 6,5% de las acciones del Cádiz iniciando una nueva era para el conjunto andaluz. Desde que se enamoró del club siempre tuvo la ambición de sentirse parte de la entidad y ahora ya lo es de manera oficial.
Este hombre de negocios estadounidense ha querido dejar claro que el paso que ha dado lo hace a título personal, alejado de sus socios y por supuesto de su empresa, MSA Capital, por lo que se trata de un proyecto único en el que ha puesto todo su corazón además de sus conocimientos. A pesar de que Ben tenía claro que su ambición era ser parte de la propiedad del conjunto andaluz, no fue una decisión que tomó a la ligera.
Su proyecto comenzó hace un año y medio y antes de dar el paso de manera definitiva estudió concienzudamente cómo funcionan la mayoría de clubes españoles y sus economías. Ben estableció un profundo análisis de clubes de Primera División, Segunda y hasta de divisiones más modestas del balompié nacional como 1ªRFEF y 2ªRFEF. Una demostración de que el líder de MSA Capital va muy en serio en su nueva aventura.
Harburg reconoce que en su estudio comprobó cómo algunos clubes del fútbol español tienen un cierto caos en su organización al pertenecer a grupos pequeños muy diversos. A pesar de que el Cádiz no sea un club que se caracterice especialmente por la claridad en cuanto a la composición de los líderes de su accionariado, Ben sí encontró la situación que esperaba y que tanto buscaba. Un club propicio para poder crecer.
En esta inversión personal en la que de momento ha comenzado solo con el 6,5% de las acciones del club, Ben ya ha formado un sólido equipo con Manuel Vizcaíno y Manolo Contreras y parece claro que entre los tres marcarán el nuevo rumbo de un Cádiz que tiene la imperiosa necesidad de mantenerse este curso en Primera División para que su proyecto pueda arrancar con fuerza.
Un Cádiz en expansión
Ben tiene la intención de convertir al club en un equipo importante de España, no solo por tradición e historia, sino también por resultados. Sin embargo, el crecimiento que espera de la entidad andaluza no solo es deportivo, también económico y empresarial. El bussinesman estadounidense sabe que el crecimiento en España, sobre todo en número de fans que pueda mover la marca Cádiz, es limitado, por ello tiene planeado focalizar su expansión en los mercados internacionales que más controlados tiene.
El que más protagonismo gana en sus planes es su estrategia para convertirse en un gran producto en China, el mercado en el que Ben ha pasado gran parte de sus últimos seis años durante su actividad laboral. El americano es un personaje relevante y conocido y quiere utilizar su figura para que diferentes empresas que en condiciones normales no conocerían nada sobre el Cádiz, accedan a trabajar con la entidad andaluza, realizar convenios y firmar contratos de patrocinio que reporten nuevos ingresos al club. De esta forma, el equipo del antiguo Ramón de Carranza se convertiría en uno de los símbolos de Andalucía y de España en el mundo.
Además, no descarta la llegada de jugadores e iconos muy identificables en estos países a la primera plantilla para aumentar así su poder de atracción y seguimiento, algo ya utilizado por el Espanyol con el fichaje de Wu Lei y que ha convertido al club perico en un gigante al nivel de Barça o Real Madrid en China. Eso sí, Ben asegura que este tipo de movimientos se harían respetando las necesidades de la plantilla.
Ben también controla otro mercado como es el de las mejores firmas tecnológicas, las cuales trabajan ahora en su mayoría con los clubes importantes de la Premier League. Él espera aprovechar su poder para colar al Cádiz en esa selecta élite. Todo se basa en una sencilla regla de tres que podría suponer un gran éxito para el equipo amarillo. Los inversores y patrocinadores confían en las operaciones que Ben tiene con ellos, por eso, le devuelven de esta manera su confianza y eso se traduce en un bien muy valioso para el Cádiz.
El proyecto de crecimiento que tiene en mente Ben Harburg, y que va en consonancia con lo que tiene la actual junta directiva del Cádiz, pasa por potenciar también su crecimiento en el mundo árabe, donde ya están registrando un enorme crecimiento a pesar de tratarse de un equipo de la parte baja de la tabla en España y no de una súper potencia.
Si todo avanza según lo esperado, la cúpula del Cádiz espera poder elevar su margen salarial de los 45 millones actuales hasta los 75 'kilos', de manera que sería una forma muy eficaz de consumar ese primer salto de la entidad, una forma de demostrar que este nuevo proyecto va hacia delante y de hacérselo ver tanto a la propia afición como a organismos como LaLiga que siempre están muy pendientes de estos movimientos para verificar y estudiar cualquier variación importante en los clubes.
Ben también avanza en comunión con la idea que tiene el club de la necesidad que hay de construir un nuevo estadio ya que el Nuevo Mirandilla, anterior Ramón de Carranza, está demasiado obsoleto y no concuerda con este espíritu de crecimiento y expansión en el que se quiere embarcar el equipo que entrena Álvaro Cervera.
Este impulso no solo será lógicamente a nivel empresarial y de infraestructura, ya que el equipo también quiere dar un salto deportivo que pasa, de todas todas, por mantener la categoría este curso en Primera División. Después de ahí, si todo va bien, el nuevo propietario del Cádiz espera que el equipo pueda situarse como uno de los más fuertes de España en el próximo lustro y, aunque sabe que es complicado acceder a la Champions, no cierra la puerta a estar en unos dos o tres años peleando por la Europa League.
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