Las crisis psicológicas y los principios de depresión son cada vez más frecuentes en el mundo del deporte. No significa que sean problemas solamente contemporáneos, sino que, poco a poco, los atletas van rompiendo barreras y se van atreviendo a confesarlos para poder ser tratados y recibir, no solo el apoyo de sus entornos más cercanos, sino también el de toda la sociedad. El último en sacar a la luz su drama ha sido Sergio Ruiz.
Este futbolista de la UD Las Palmas ha vivido un calvario en las últimas semanas. Tanto es así que se ha visto obligado incluso a poner un punto y seguido en su carrera profesional y a apartarse del fútbol para poder recuperarse tras verse atrapado en una profunda crisis psicológica que le ha atormentado durante mucho tiempo.
El conjunto canario daba a conocer la triste noticia de que Sergio tenía que ausentarse de manera indefinida del equipo, lo que daba paso a su posterior salida del club, tras considerar necesario que tenía que abandonar la isla para volver a Santander junto a su familia e intentar recuperarse este trance.
No ha sido un paso fácil, ni para él, ni para su entrenador Pepe Mel, ni tampoco para sus compañeros. Entre todos han intentado apoyarle para que se atreviera a dar ese gran paso que él mismo ha terminado definiendo como preocuparse por el Sergio Ruiz persona y olvidarse del Sergio Ruiz futbolista.
De esta forma, ahora la única preocupación de este jugador, que se ha convertido en un ejemplo, especialmente en el fútbol español, es la de centrarse en su salud mental y en poder recuperarse, tanto para intentar volver a jugar algún día al máximo nivel como para poder llevar una vida sana fuera del deporte y sin dependencias emocionales o problemas psicológicos como los que han terminado por hundirle en su momento más bajo.
Sacar los problemas
El último partido de Sergio Ruiz con la UD Las Palmas había sido el disputado contra el Ibiza el pasado 11 de septiembre. Era pieza fundamental del equipo de Pepe Mel, pero una lesión le obligó a retirarse en el minuto 56. Desde entonces, el cántabro ha permanecido en la más absoluta oscuridad.
Durante su ausencia se ha apuntado hacia diferentes procesos de recuperación de lesiones y hasta su entrenador, Pepe Mel, quiso tapar lo sucedido aludiendo a una ausencia por un virus. Sin embargo, lo que realmente le habían diagnosticado era un cuadro psicológico del que debía tratarse seriamente.
Su última aparición fueron los 10 minutos que estuvo sobre el terreno de juego en la victoria contra el Fuenlabrada el pasado 3 de noviembre y que ahora se han confirmado como su despedida de la entidad insular. Ahora, el personal médico le ha recomendado para recuperarse que tiene que dejar el fútbol y por eso, no volverá a ponerse la camiseta de la UD Las Palmas, el equipo en el que ha militado durante el último año y medio.
El caso de Sergio Ruiz, poco visto en el mundo del fútbol y en especial en España, supone, además de una pesadilla para él, un ejemplo a seguir con este tipo de dramas que atacan a los deportistas y que demuestran que lo mejor es afrontar este tipo de situaciones con la mayor claridad posible, sin esconder los problemas y mirando siempre por la salud del atleta, en este caso del jugador, para que reciba todo el apoyo, la atención y el cuidado necesario para encarar su recuperación con el primer paso y la primera batalla ya arrancadas.
Problemas tras los cambios
A pesar de que se ha hecho pública la salida del jugador de la disciplina del equipo por consejo y prescripción médica, no se han dado a conocer los motivos reales que han llevado al propio Sergio a tener que dar un paso al lado y que le han sumido en esa especie de crisis psicológica que ha terminado, por el momento, con su temporada. El hasta ahora futbolista de Las Palmas continuará con su recuperación en Santander, intentando refugiarse en su entorno para resurgir de su momento más complicado.
Los últimos meses de Ruiz han sido de muchos cambios, sobre todo provocados por esa ausencias que hasta ahora habían sido tan extrañas y que por fin han recibido una explicación, aunque haya sido una de las más traumáticas que se podían imaginar. Sergio no era propiedad de Las Palmas, sino que ha estado cedido el último año y medio por parte de los Charlotte FC de la MLS.
Llegó a la isla y se convirtió en una pieza clave en los esquemas de Pepe Mel siendo un líder tanto dentro como fuera del campo. Su contrato terminaba en este próximo mes de enero. Sin embargo, su adiós se ha producido de manera prematura, ya que los disputados ante el Fuenlabrada el pasado 3 de noviembre fueron los últimos minutos que le daba a la que ha sido su afición durante este tiempo.
Tras hablar con el club, que no le ha puesto ningún problema y que le ha apoyado en estos momentos de zozobra y de cierta oscuridad, ha estado fuera el tiempo que ha necesitado para afrontar su problema con entereza hasta tomar la decisión de tener que dejar el fútbol y marcharse a Santander para poder volver a sentirse en plenitud.
Convertirse en ejemplo
La marcha de Sergio de Las Palmas ha sido un duro golpe para el equipo, no solo en el aspecto deportivo al ser un jugador muy importante para Pepe Mel, sino también en el personal y emocional. Este curso, en los seis partidos que había disputado, había sido titular en cinco de ellos. Ese peso dentro del verde se podía trasladar también al vestuario, donde era una persona muy querida y admirada por todos.
Sergio Ruiz forma parte del deporte y del fútbol de élite, militando en uno de los equipos más importantes y con más historia de la categoría de plata del balompié nacional. Por ello, su caso puede ayudar a otros deportistas, especialmente españoles, que se encuentren en una situación parecida. El hecho de ver que ahora un negocio tan mediático y tan masificado como el fútbol también escucha este tipo de situaciones y no las esconde, ayudará a que cada vez atletas se atrevan a afrontar sus problemas sin el miedo a sentir el fracaso o el qué dirán.
Tanto Sergio como los dos clubes con los que estaba vinculado han dado la cara y le han arropado en todo momento en lo que ya está empezando a ser una plaga reconocida en el deporte de élite por otros profesionales, siendo el caso de Simone Biles el más reconocido aunque antes hubo otros como Michael Phelps, Andrés Iniesta, Naomi Osaka o Jorge Lorenzo. Las llamadas 'lesiones psicológicas' sí existen y también lo hacen en el mundo del fútbol, por eso ello casos como la pesadilla que ha tenido que vivir Sergio acercan un poco más la normalización de estos baches.
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