El FC Barcelona lleva dos de dos en victorias en Liga desde que Xavi Hernández se sentó en el banquillo. Han llegado de aquella manera, especialmente esta última, en la que no se pitó un claro penalti por mano de Gerard Piqué y los culés se adelantaron en el minuto 88 gracias a un gol de Memphis Depay que vino precedido de un error de Estupiñán.
Por todo eso es lógico que en el Barça reine el nerviosismo y la desconfianza, que es lo que desprendió un peso pesado como el propio Piqué tras el 1-2. El central, a sabiendas de que el que estaba mereciendo adelantarse era el Villarreal, dio indicaciones de lo que había que hacer en los minutos finales del partido. Mejor no pudo salir ya que hasta se acabó marcando el tercero, de Philippe Coutinho de penalti.
Una vez que Depay mandó el balón al fondo de las mallas, y con solo dos minutos más el descuento por delante, los jugadores del Barça se abrazaron en la banda mientras gritaban soltando toda la presión que llevaban encima. Hubiera sido el noveno pinchazo en 14 jornadas, por lo que no está el equipo azulgrana para dejar escapar puntos.
El mensaje de Gerard Piqué
Eso pensó Piqué, que quería evitar a toda costa que el marcador se volviera a mover en lo poco que quedaba de partido. En medio de la celebración, el central dio una arenga a sus compañeros, tal y como captaron las cámaras de Movistar+ en directo.
De Jong y Depay celebrando el gol del Barça
Líder del vestuario, alzó la voz en el campo: "Chavales, cabeza, más que nunca cabeza", gritó mientras se llevaba las manos a esa misma zona del cuerpo. "Tranquilos, eh. Jugad con el tiempo, ninguna prisa. Faltas, nos tiramos al suelo, todo, eh todo, eh. Tranquilos, no podemos perder estos tres puntos, chavales", añadía consciente de la importancia que tenía esa victoria de su equipo.
Si bien el juego sigue lejos de ser el mejor, el Barça lleva seis puntos de seis posibles con Xavi. La de este sábado es la primera victoria a domicilio que los culés consiguen en la presente temporada de La Liga, ahí es nada. El 'efecto Xavi' aguanta por ahora, pero no tardará en enfrentarse a su verdadera prueba que será el duelo a vida o muerte contra el Bayern Múnich. Quedan nueve días.
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