El Fútbol Club Barcelona vio cómo el conocido como 'efecto Xavi' se esfumaba ante el Real Betis. El equipo entrenado por Pellegrini dio la sorpresa en el Camp Nou y sacó tres puntos inesperados para agravar la crisis culé. La llegada del nuevo técnico y la imposición de un estilo de juego que intenta recordar a etapas gloriosas, por el momento, sigue sin surtir el efecto esperado. La clave principal está en la suerte de cara a gol, donde el Barça sigue sin encontrar quien sustituya lo mejor posible a Leo Messi.
La figura del delantero argentino no encontrará comparación, al menos a corto plazo, en el equipo azulgrana. Esta situación ya estaba prevista en el club, pues el potencial y liderazgo del '10' son prácticamente imposibles de adquirir en el mercado. Sin embargo, no se contaba con la dificultad de encontrar una referencia ofensiva que diera continuidad al juego culé. La sombra de Messi sigue castigando al Barça y la etapa anunciada por Laporta sigue encallada.
"Queríamos que la etapa post Messi, que se inicia hoy, empezara dentro de dos años. Teniendo en cuenta las circunstancias, hemos tenido que adelantar esta etapa", indicó el presidente del club cuando el argentino se marchó al PSG este último verano. "Empieza una nueva etapa en la historia del Barça, que tenemos que demostrar que también sabemos ganar sin el mejor jugador del mundo". Un reto que, hasta el momento, no han conseguido alcanzar.
El Barça se juega la vida en la Champions League ante el Bayern y en La Liga no termina de arrancar con un séptimo puesto y mucha falta de continuidad. Una delicada situación deportiva a la que se suma la crisis económica. Por si fuera poco, quedarse sin octavos de competición europea supondría un duro recorte de ingresos a unas arcas ya de por sí mermadas. La directiva ya busca opciones en el mes de enero, pero la falta de recursos financieros dejan en el aire los refuerzos.
La excusa de Koeman
El delantero neerlandés basó su estancia en el banquillo azulgrana en las excusas. Koeman destacó las lesiones que sufría el equipo. También la imposibilidad de haber organizado una plantilla según sus preferencias. El técnico puso sobre la mesa la inestabilidad institucional e incluso reclamó más tiempo para que el equipo se hiciera a su forma de trabajar. Pero, por encima de todo, incidió en un punto débil: la delantera.
Ronald Koeman siempre quiso un delantero. Incluso cuando estaba Leo Messi, el entrenador destacó la necesidad de traer un refuerzo para la punta de ataque. Faltaba gol y un acompañante de calidad para Messi, que había perdido en apenas unos años a dos figuras fundamentales en su tridente como eran Neymar y Luis Suárez. Sin embargo, las disputas contra Bartomeu y la falta de fondos impidió cualquier llegada.
La lucha del técnico fue tal que Carles Tusquets, máximo mandatario de la Gestora que se hizo cargo del club, reunió a los tres candidatos a la presidencia para que le dieran la capacidad de aprobar los fichajes de Koeman. Joan Laporta, ahora presidente, fue quien se opuso a incorporar jugadores en el mercado de invierno antes de que se produjeran las elecciones. Koeman, entonces, se quedó sin Depay y el Barça tuvo que conformarse con ganar la Copa del Rey dejando mala imagen tanto en La Liga como en la Champions.
Ya con la llegada de Laporta a la presidencia, las exigencias continuaron siendo las mismas. Especialmente cuando Leo Messi anunció su marcha. El Barça se quedaba sin el argentino y, además, sin la opción de acudir al mercado ante el lastre económico recibido de la etapa de Bartomeu. Koeman insistió y se cumplieron algunos de sus deseos: Memphis Depay llegó como fichaje estrella y con el peso de ser la referencia goleadora. Ansu Fati, además, recibiría el mando una vez se recuperara de su lesión.
Por si fuera poco, el Barça movió la estructura de la plantilla y consiguió encontrar salida a Griezmann para fichar a un delantero del gusto de Ronald Koeman. Luuk de Jong, un descarte del Sevilla, pasaba a formar parte del Barça. "Es un tipo de atacante diferente al nuestro y creo que todos los equipos deberían tener ese perfil de delantero. Ya se lo indiqué al club el año pasado", indicó ante las críticas recibidas. El atacante solo ha anotado un gol en lo que va de temporada y Koeman ya no forma parte del equipo.
La cantera no sirve
La llegada de Xavi Hernández era idónea para acabar con esas protestas de Koeman. Las excusas dejaban espacio al optimismo y la confianza en la cantera. Xavi basó su discurso inicial en potenciar la confianza de su plantilla, dando protagonismo a los jugadores del equipo, esperando la recuperación de los lesionados y tirando de la cantera cuando fuera necesario. La Masía, en teoría, iba a ser la gran salvadora.
El entrenador catalán, pese a sus intenciones, no ha conseguido encontrar ese director ofensivo. Los 38 goles y 18 asistencias de Messi la temporada pasada, la más tormentosa a nivel individual de toda su carrera, no han encontrado sucesor ni aspirante a serlo. El mejor goleador es Depay con ocho tantos en 20 encuentros, en la Champions el debut se acabó con empate a cero y Ansu Fati, con cuatro goles en ocho partidos, sigue sin recuperarse de su recaída.
Además, ni los ascensos de Abde e Ilias han tenido efecto. A excepción del partido contra el Villarreal, el Barça ha reflejado su falta de estrella en ataque con un partido sin goles ante el Benfica, un derbi sufrido ante el Espanyol y una derrota ante el Betis.
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