El entrenador que ha devuelto el chándal a la banda de los equipos que pelean por La Liga; esa sería una buena definición para Julen Lopetegui (Asteasu, Guipúzcoa; 1966) El técnico llegó a Sevilla con la premisa de poner en la élite al conjunto que es el rey de la segunda competición europea. Si en la 2020/2021 pelearon hasta el final por el título, en la 2021/2022 están demostrando ser la única alternativa al Real Madrid. Este martes tienen una nueva oportunidad para reforzar su imagen cuando reciban al FC Barcelona.
El Sánchez Pizjuán se ha convertido en un lugar casi inexpugnable y el partido ante el Atlético de Madrid fue otro ejemplo. Todavía no han perdido esta temporada en Liga en el coliseo de Nervión y el equipo que nunca se rinde, como dicta su lema, también lo demuestra cuando la situación se pone complicada. Sin su principal referencia ofensiva, En-Nesyri, y con las lesiones de larga duración de sus principales bandas, Navas, Suso y Lamela, está sacando adelante encuentros y demostrando que tienen una buena profundidad de banquillo.
Eso sí, Lopetegui recibió un varapalo importante con la eliminación de la Champions League a las primeras de cambio. Con un grupo a priori favorable, cayó a la Europa League. El objetivo de esta temporada era seguir mejorando su imagen en la máxima competición continental, pero ha ocurrido todo lo contrario. El técnico vasco se salvó de una situación límite por el buen camino que lleva en La Liga, pero se quedó sin margen de error.
Quizá esta presión esté sacando la mejor versión del técnico. Un hombre que vivió la situación más truculenta que se recuerda durante un Mundial en la selección española, que no tuvo suerte en su oportunidad de entrenar al Real Madrid y que no tiene un gran título que le consagre entre la élite de los entrendores tiene esta temporada una oportunidad única para pugnar con los blancos por el título del campeonato nacional.
Fe ciega de Monchi
"Seré un inconsciente, pero lo único que veo es que voy a ganar esta apuesta", respondió el director deportivo del Sevilla en la presentación de Lopetegui allá por 2019. Julen recobró la sonrisa cuando le llamó Monchi después de los mazazos deportivos y personales que le dio la vida. Aterrizó en la ciudad hispalense con sus habituales y todo tipo de aplicaciones tecnológicas, que se sumaban a las que aporta el club, que tiene fama de poseer una sólida estructura de analistas y scoutings.
Julen es intensidad en todo momento, rigor milimétrico y también una dosis de superstición que pega con una ciudad como Sevilla. Sus cambios de vestuario en la banda responden a las rachas, al fario que tenga el técnico vasco. El hijo de un levantador de piedras y restaurador ha predicado con el ejemplo del esfuerzo y la constancia diaria de la profesión que mamó. Eso se suma a su experiencia bajo los palos durante su carrera profesional.
Pablo Sanz, Óscar Caro, Pepe Conde, Juan Vicente Peinado, José Luis Silva y Juanjo del Ojo podrían estar hartos de Lopetegui, pero creen en la metodología minuciosa de Julen a pies juntillas. El vasco sabe reconocer la labor invisible de su cuerpo técnico y eso ha creado una cadena de confianza muy fuerte. Es un entrenador que gestiona muy bien el liderazgo de su plantilla, así como los roles. Esto supone que en el Sevilla todos saben su papel.
Sistema antes que individualidades
No es suficiente que un entrenador sepa a qué quiere que juegue su equipo. El mensaje debe llegar a los jugadores y deben sentirse identificados con él. El 4-3-3 es invariable y Lopetegui tiene futbolistas que potencian este esquema. Sus dos centrales fuertes que han creado un muro como Diego Carlos y Jules Koundé son esenciales. El francés además sabe jugar muy bien con balón. El recorrido de sus laterales es fundamental, con Montiel y Acuña siendo referencias este año.
Pero todo radica en el centro del campo. El pivote, Fernando, marca la diferencia con su presencia sobre el campo. Esta temporada agregó a Thomas Delaney para reforzar esta posición. Ahí se añaden futbolistas con sacrificio y también capacidad para manejar la posesión con calidad como Jordán, Rakitic, Oliver Torres y Óscar Rodríguez. Es la sala de máquinas de donde parte el sentido del juego de Lopetegui, aunque no cuenta con una gran estrella para gestionar el balón.
Es por lo que donde se marca la diferencia es en las posiciones ofensivas. Lucas Ocampos y Papu Gómez son los principales argumentos de Lopetegui para ganar la batalla mientras espera que Rafa Mir se convierta en el delantero diferencial que se espera de él. Los dos argentinos son las estrellas de este equipo, aunque a Monchi se le pide más. La situación económica de la entidad no permite demasiadas florituras, menos ahora sin la Champions.
Tendrá que ser con estas armas con las que luche Lopetegui de aquí a final de año. El técnico nacido en Asteasu hace 55 años tiene una oportunidad única para hacer por fin del Sevilla uno de los grandes de La Liga. Un equipo con historia, con bagaje internacional, pero al que le está costando un mundo dar el salto que en Inglaterra sí se ha visto con otros equipos del segundo escalón. La ciudad hispalense sigue empujando como le caracteriza para que llegue el éxito que les consagre.
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