Si bien estamos en 2022, en el fútbol sigue habiendo un gran tema tabú que es la homosexualidad. Pocos avances se dan respecto a esto y casi ningún futbolista habla de ello en público. Uno ya retirado y que no suele morderse la lengua, como es Patrice Evra, se ha sincerado en una interesante entrevista en Le Parisien en la que habla sobre este tema y otros que afectan en 'secreto' a los futbolistas de élite.
Sobre la sexualidad en el fútbol reveló un duro suceso que le tocó vivir en un vestuario de un club de la Premier League, donde jugó en el Manchester United y en el West Ham: "Cuando estuve en Inglaterra, trajeron a alguien para hablar con el equipo sobre la homosexualidad. Algunos de mis compañeros dijeron: 'Va contra mi religión, si hay un homosexual en este vestuario, que se vaya del club'. Y otro tipo de comentarios. En ese momento, dije: 'Cállense. ¿Os estáis dando cuenta?'", cuenta.
Y añade: "Yo jugué con jugadores que eran homosexuales. Cara a cara, se abrieron conmigo porque tienen miedo de hablar de otra manera. Hay al menos dos jugadores por club que son homosexuales. Pero en el mundo del fútbol, si tú lo dices, se acabó".
Víctima de violación
Evra ya contó en su libro autobiográfico que de pequeño fue víctima de una violación. Sobre este tema volvió a hablar: "Tenía 13 años y me quedé con ese peso toda mi vida. Cuando tenía 24 años y todavía jugaba contra el AS Monaco, la policía me llamó y me dijo: 'Señor Evra, ¿este hombre le ha tocado?' Dije que no. Insistió: '¿Estás seguro?' Repetí que no, me enfadé y colgué. Había habido quejas de otros niños… Me sentí como un cobarde. Yo estaba avergonzado. Pensé más en mi notoriedad, en lo que la gente iba a pensar", revela.
La fama en el fútbol
Otro asunto que Evra cree que afecta a la mayoría de los futbolistas es la notoriedad desmedida que le llega a algunos cuando son demasiado jóvenes: "Es difícil porque no tienes nada y de repente con todo ese dinero. No están preparados psicológicamente. Si le dices a los clubes que traigan a un psiquiatra, te cerrarán la puerta. Los jugadores no tienen ninguna ayuda y ese es el problema. Hay jugadores de París que son extorsionados, van a restaurantes donde la gente les dice: "Pagas la cuenta o te rompemos las piernas". "Siempre hablamos de los problemas en Marsella, pero ¿sabes cuántos jugadores en París tienen miedo de salir a comer?".
Y concluye: "Es difícil, porque incluso cuando tienes éxito, regresas al vecindario y te ven como un extraño. Todos estos amigos que decían: 'Eres familia...'. Te conviertes en un enemigo. Casi pierdo un ojo porque volví y alguien estaba hablando de mí".
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