Los caídos en el Barça de Joan Laporta: las cinco dimisiones que amenazan su presidencia
A la de Ferran Reverter, se suman las salidas de Jaume Giró, durante la consolidación de la junta directiva, Jaume Llopis, Jordi Camps y Enric Llopart, ya con su gestión.
10 febrero, 2022 02:55Noticias relacionadas
A Joan Laporta le han entrado las prisas y ha tirado el proyecto con el que ganó las elecciones a la presidencia del FC Barcelona a la basura. Su construcción tenía tres ejes: Jaume Giró en lo económico, Ferran Reverter en la dirección general y Mateu Alemany en la deportiva. A punto de alcanzar el primer año de legislatura, solo permanece en el club el último. Además, los diferentes bandazos que ha ido dando han dejado en la estacada a otros tres ejecutivos.
Después de que acusaran al actual presidente de la entidad culé de no tener una estructura clara, presentó un entramado fuerte aparentemente. Las presiones de los avalistas fueron motivo para que llegase la primera dimisión. La segunda se produciría tras la salida de Leo Messi. La tercera no se esperaba después de que ascendiera por promoción interna. La cuarta fue por la firma con un socio digital con el que cancelaron el acuerdo semanas después. La última y más destacada deja al club sin CEO por discrepancias con Laporta.
Reverter anunciaba su salida del club justo cuando el Barça cerraba los términos de contrato con su nuevo patrocinador principal. El director general quería que no se entregasen todos los activos en los que podía entrar una empresa para patrocinarse, mientras que el resto de la dirección económica ha hecho que Spotify lo abarque todo. Pero estas discrepancias vienen también tras el mercado de fichajes de invierno, en el que Ferran prefería no hacer grandes gastos como se han terminado haciendo.
Este es un último ejemplo del desgobierno del FC Barcelona. Joan Laporta quiso confiar su segunda etapa en la presidencia culé a expertos económicos, profesionales que venían de hacer triunfar otras empresas y personal asociado a la anterior etapa que estaba más que asentado, pero su castillo de naipes se ha caído ante la urgencia de devolver la estabilidad al club. La crisis económica y deportiva a la que se enfrenta le ha sobrepasado y han caído cinco dimisiones en 11 meses de presidencia.
Dos ejes
Ferran Reverter llegaba al equipo culé como el gran fichaje de Laporta para solucionar la crisis. El ejecutivo que llegaba desde Mediamarkt no podría empezar a trabajar con la entidad hasta el 1 de julio. Llegó con una política de austeridad total ante la situación caótica de las cuentas que refrendaba la due diligence. La salida de Leo Messi no solo contaba con su visto bueno, sino que apremiaba ajustarse aún más el cinturón.
En octubre, Laporta le eligió para presentar la auditoría económica. Fue el gran momento de Reverter, junto a su exposición de las obras y la financiación del nuevo del Camp Nou previas al referéndum. Eso sí, durante la aprobación de los nuevos presupuestos y el Espai Barça, Ferran no podía salir de su asombro cuando se paraba todo porque empezaba el partido ante el Valencia.
El CEO venía de un mundo muy diferente al del fútbol. Esta última semana seguía buscando financiación para la reforma del estadio. Al regresar, presentó esa dimisión que deja un agujero en el club. Las tres patas que tenía la mesa que sostiene el proyecto de Laporta ya aquejaban problemas desde el comienzo de la legislatura.
Jaume Giró iba a ser el hombre que dirigiera el área económica y, antes de que la candidatura presentara los avales de forma oficial para hacerse con el mando de la entidad, presentaba su dimisión. Desde Barcelona se apuntó a que los problemas precisamente podían venir con el control económico que quería imponer Reverter.
El hombre que llegaba con una parte importante del aval de 124,6 millones de euros que tenía que aportar Laporta dejaba un hueco que tuvieron que llenar otros polémicos empresarios. El número 2 de Joan sería finalmente Rafa Yuste y la dirección económica recayó en Eduard Romeu. Fue el primer golpe a un modelo estructurado y profesional que, con el que le propina la salida de Reverter, empieza a coger un tono presidencial de amigos y familiares.
Tres ejecutivos
El barcelonismo quedó marcado tras la salida de Leo Messi el pasado verano, pero también en la dirección ejecutiva del club. El miembro de la Comisión del Espai Barça, Jaume Llopis, presentó su dimisión tras la rueda de prensa del argentino en la que anunció su adiós. En una carta se dirigía a Laporta con un claro y duro: "Ya veremos cuando llega la Superliga, si llega, y mientras tanto, reforzando en el PSG y facilitamos que Mbappé vaya al Madrid. El plan perfecto de Florentino. Pasarás a la historia como el presidente que despidió en Messi".
Pasado el verano, la inestabilidad del área comercial del club volvía a quedar patente. Jordi Camps dimitía como director, confirmándose la tercera salida en este eje en 2021. Laporta se encontró en esta dirección a Xavier Asensi, que renunció para irse a trabajar al Inter Miami de David Beckham. Ante esta baja, el presidente recuperó la figura de Cinto Ajram en abril. Este terminaría rechazando también esta posición antes de comenzar la legislatura. En cualquier caso, este puesto siempre estuvo bajo la sombra de Alex Barbany, máximo ejecutivo del área comercial.
En noviembre llegaba la quinta salida inesperada. En esta ocasión se trataba del área digital. Enric Llopart tomaba la decisión de dimitir, sobre todo por el acuerdo al que había llegado la entidad con Ownix, una empresa de NFTs. Laporta es el que había llevado personalmente estas negociaciones por su amistad con Moshe Hogeg. El escándalo alrededor de este israelí, con detención incluida, llevó a la dirección a cancelar el acuerdo prácticamente unas semanas después.
El FC Barcelona ya busca nuevo CEO y los nombres que surgen están asociados al círculo más íntimo del presidente. La inestabilidad en la entidad es más que palpable. Mientras Xavi Hernández trata de reconducir el curso deportivo, la sensación es que la crisis social y económica que vive el Barça no parece tan controlada. La salida de Reverter deja un importante agujero en una dirección que parece volver a pecar de cortoplacismo.
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