La tensión entre Rusia y Ucrania llega a la Champions League. La UEFA aseguraba este domingo que "actualmente no hay planes" para trasladar la final de la máxima competición continental de San Petersburgo a otro lugar, pero la realidad es que ya buscan alternativas por si el conflicto estalla definitivamente. Mientras tanto, hay equipos de las dos naciones compitiendo en los torneos continentales del organismo del fútbol europeo y el principal patrocinador es ruso.
La crisis entre Ucrania y Rusia ha colocado a toda Europa en la mayor situación de tensión bélica desde 1945. Las intentonas diplomáticas no están surtiendo el efecto deseado, y eso está obligando a actuar a diversas organizaciones que tienen intereses en ambos países. Por ejemplo, este fin de semana también se decidía que el encuentro entre la selección ucraniana y España de clasificación para el Mundial de baloncesto se aplazara. Ahora la UEFA pone el foco sobre su gran competición.
Después de que la Covid-19 hiciera que se reconfigurasen las localizaciones de las finales de Champions, en este 2022 le toca a Rusia. El Gazprom Arena está ubicado en una isla entre los ríos Srédnyaya Nevka, Málaya Nevka y Krestovka de la ciudad imperial y lleva precisamente el nombre del principal patrocinador de la competición. Aunque está alejado del foco del conflicto entre Ucrania y Rusia, si no se evita el enfrentamiento la final del torneo tendrá que encontrar nuevo estadio.
La UEFA no quiere dar ningún atisbo de que esto pueda suceder por los intereses que maneja. El dinero de Gazprom es muy importante y la celebración de la final de la Champions en este lugar es un gesto que se firmó prácticamente con el acuerdo. El organismo internacional reconoció a la agencia alemana DPA que evaluaría la situación de manera continua. Todavía quedan tres meses para que se celebre el evento, pero todo hace pensar que tendrá que cambiar de ubicación.
La relación UEFA - Rusia
Gazprom lleva patrocinando a la UEFA desde 2012, siendo en este pasado 2021 cuando reiteró su complicidad aumentando tanto sus emolumentos como su poder en la institución. Alexander Dyukov es el presidente del Consejo de Administración de la compañía de gas, pero también es el presidente de la Federación Rusa de Fútbol y miembro del Comité Ejecutivo de la UEFA desde el año pasado. Es el responsable del impulso de este deporte en su nación.
La renovación del contrato se produjo en mayo de 2021, la misma que suponía que el nombre de Gazprom apareciera por todos lados en la Eurocopa aplazada que se celebraba ese verano. En este torneo, Ucrania se presentó con una equipación que tenía un mapa del país en el que se incluía Crimea, la provincia que Rusia se anexionó en 2014, pero que sigue siendo reconocida internacionalmente como parte del país ucraniano. Dyukov se quejó formalmente y no volverían a vestir la camiseta.
La UEFA, desde 2014 que estalló esta situación, evita que, al menos en las primeras rondas, los clubes rusos y ucranianos se enfrenten entre sí en sus competiciones internacionales como la Champions League y la Europa League. No puede evitar, por ejemplo, que en el último Europeo de fútbol sala se vieran las caras los dos países en semifinales. como tampoco pudieron en el Europeo de fútbol sala femenino de 2019 donde ambas selecciones se disputaron la tercera plaza.
Eso sí, hasta ahora la presión europea ha impedido una pretensión elevada por Rusia desde que se anexionó Crimea: que los clubes de esta región jueguen en competiciones locales rusas. En diciembre de 2014 el Comité Ejecutivo de la UEFA prohibió a tres clubes su aspiración a jugar en otro país. Entonces había un Mundial que sacar adelante. En 2018 se celebró la cita más importante del mundo del fútbol allí.
No es la primera vez que una final de competición europea se puede desarrollar en una zona con tensiones territoriales. En 2019, la final de la Europa League se disputó en Baku, Azerbaiyán. La nación vive en constante controversia con Armenia y esto provocó que Henrikh Mkhitaryan, en ese momento en el Arsenal, no pudiera viajar al país con su equipo para enfrentarse al Chelsea porque no se podía garantizar su seguridad. Este último club está precisamente controlado por el dinero ruso.
El Chelsea
Rusia se puso en el mapa del mundo del fútbol cuando Roman Arkádievich Abramóvich se hizo con el poder del Chelsea. El oligarca ruso compró el club en junio de 2003 y lo convirtió en el 'Chelski', como se le conoce irónicamente a la rusa, a base de bombear millones y millones. La inversión no tardó mucho en dar frutos. El equipo londinense ganó dos Premier League seguidas (2005 y 2006) y la FA Cup. En total, ha ganado cinco ligas, tres copas, dos Champions y dos Europa League.
El problema de estar en manos de Abramovich está en su compromiso de futuro. La posición del oligarca en el Chelsea no está clara desde que el Gobierno británico le negó en mayo de 2018 la renovación de su visado de residencia por su cercanía al presidente ruso, Vladímir Putin. Roman siempre ha sido cercano a Putin, pero el Gobierno británico ya no lo es desde que dos exespías rusos refugiados en Reino Unido fueran envenenados en territorio británico, uno en 2006 y otro en 2018.
Rusia no consigue éxitos en el fútbol con sus equipos, más allá de la Europa League del Zenit de 2008. El país de Putin tiene mucho peso en la UEFA de Aleksander Ceferin y tiene en el Chelsea de Abramovich su principal razón para triunfar. Hasta qué punto el grifo de gas se podría cerrar si la final de la Champions League no se disputa en San Petersburgo es una incógnita. La presión de Dyukov va a ser un factor a tener en cuenta.
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