La Eurocopa 2024 en Alemania aumenta la presión de Gazprom a la UEFA: un patrocinio clave

El boicot del mundo del fútbol a Rusia tras su invasión a Ucrania es una realidad. Federaciones, clubes y jugadores han hecho pública su repulsión hacia la nación que ha creado una situación bélica en Europa. Aún así, la UEFA y la FIFA tienen un problema con sus patrocinadores. Gazprom es el principal patrocinador del ente europeo, así como el principal proveedor de energía de Alemania. Este país organizará en 2024 la próxima Eurocopa que iba a contar con el apoyo principal de esta compañía.

Solo dos naciones postularon a organizar esta competición, Alemania y Turquía. Ambas rompían con la tendencia creciente en la organización de torneos tanto Mundiales como Europeos de repartir las responsabilidades entre diferentes naciones. El torneo que se disputará entre junio y julio de 2024 no tiene todavía ni tan siquiera configurado el sistema de clasificación, pero se encontrará el primer problema de la financiación si siguen las sanciones contra Rusia.

Además de las sanciones bancarias, Alemania ha decidido paralizar la construcción del gasoducto Nord Stream 2. Gazprom, de propiedad estatal y con sede en Moscú, es el único accionista del proyecto y ha proporcionado hasta el 50% de la financiación del proyecto. Además, la empresa energética también se ha encontrado con que el Schalke ha retirado todos los patrocinios que tenía en su camiseta y en el estadio. Esto, unido a la retirada de la final de la Champions League, ha sentado muy mal en Rusia.

La última renovación de contrato entre Gazprom y la UEFA que hoy preside Aleksander Ceferin llegó el pasado año, en 2021, y se extiende hasta 2024. Ahora, además de la Champions, se incluyen el patrocinio principal de torneos como la pasada Eurocopa y la de 2024, las finales de la Nations League, la que ganó Francia a España y la próxima de 2023, la Supercopa de Europa, la Youth League o el fútbol sala. Ambas partes podrían romper relaciones.

Gazprom en Alemania

La desnuclearización radical en Alemania ha conllevado la dependencia del gas de la Rusia de Vladímir Putin. Tres de las seis centrales nucleares del país se apagaron antes de que las campanadas marcaron el año nuevo y las otras tres serán desconectadas en el transcurso de este 2022, como parte del compromiso de Berlín con el uso de energías verdes. Mientras tanto, se apostaba por el gas como la principal forma de energía para calentar los hogares del frío país.

Todo pasaba principalmente por la apertura del gasoducto Nord Stream 2. Esta infraestructura, que estaba a punto de comenzar a funcionar, iba a ser un eje energético clave para el abastecimiento gasista. Los alemanes, con una economía supeditada fuertemente a este combustible fósil, consumen un 55% de gas de origen ruso y esta infraestructura era clave para abaratar costes y garantizar el suministro estable.

La sanción de suspender la aprobación del certificado deja en el aire el futuro de las relaciones entre Rusia y Alemania. Esto, además de afectar a un posible problema de abastecimiento de gas en toda Europa, no solo en el país germano, también lo hará en el deporte ya que se habían establecido varias vías de negocio. Además de la Eurocopa de fútbol y los patrocinios con clubes, el atletismo, el baloncesto o los deportes de invierno, muy importantes para esta nación.

La UEFA, acorralada

La UEFA ahora está contra la espada y la pared por el conflicto en Ucrania. Si da el paso dado por el Schalke, diría adiós a un acuerdo que todavía le debe dar 120 millones de euros en ingresos por los tres años que le quedan de vigencia (40 'kilos' por temporada). Además, Alexander Dyukov es presidente del consejo de administración de Gazprom y, desde 2021, miembro del comité ejecutivo de la UEFA así como presidente de la Federación Rusa de Fútbol.

La oposición de Boris Johnson contra Rusia, imponiendo medidas extremas contra el capital de este país en Reino Unido que afectan, por ejemplo, a Román Abramóvich, propietario del Chelsea, es un punto de fricción. La federación inglesa es una de las más importantes del panorama europeo. En el conflicto de la Superliga, la UEFA encontró un gran apoyo en la nación británica y, sin ellos, podría haberse quedado más sola en su batalla.

Ceferin se ha encontrado una diatriba con la explosión del conflicto. Haga lo que haga está destinado a perder. Necesita encontrar la solución que menos problemas le suponga. Además, todo apunta a que la presión seguirá creciendo ante una próxima reactivación del proyecto de la Superliga y que el tiempo sigue corriendo en su contra sin tomar una decisión con los acuerdos de patrocinio rusos o contra la presencia de los equipos de fútbol del país en competiciones europeas.

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