Ousmane Dembélé le ha ganado la batalla al Fútbol Club Barcelona. Es un hecho confirmado tras los primeros partidos disputados en lo que va de 2022. El delantero francés se negó a renovar en los términos que le propuso la entidad culé y, pese a ser castigado con su destierro a la grada, ha vuelto a jugar como uno más. Xavi y Laporta quieren intentar nuevamente su ampliación de contrato. Él puede vengarse marchándose completamente gratis en verano o mejorando su salario en Can Barça.
El jugador francés llegó en agosto de 2017 como uno de los fichajes más caros del panorana mundial. Bartomeu desembolsó 105 millones de euros en concepto de traspaso. Sumando todas las variables, la operación ascendía a 140 kilos por el atacante del Borussia Dortmund. Un montanto lo suficientemente alto como para considerarle uno de los líderes del equipo. Pasados los años, las lesiones y su irregularidad le han acabado condenando.
El año pasado ya se intentó su renovación, pero la crisis institucional que vivía el Barça no facilitó ninguna negociación. Con la llegada de Laporta, el presidente subrayó su intención de que continuara en el equipo. El fichaje de Xavi, igualmente, reafirmó la postura de que Dembélé se iba a quedar en el Barça. Pero los días pasaban, los encuentros también, y el acuerdo no hacía acto de presencia.
Todos los focos se pusieron entonces en enero. El panorama era simple: el Barça le quería pero sin cumplir sus peticiones salariales. Dembélé, al menos según trasladó el club, también quería quedarse pero si se cumplían esos requisitos. 2022, cuando acababa contrato, no daba margen de actuación: o se renovaba en enero o Dembélé tendría toda opción.
El pacto entre las partes nunca llegó y el Barça pasó al ataque. Mateu Alemany emitió un mensaje institucional donde dejaba claro que Dembélé debía salir traspasado. Si se quedaba, no iba a jugar. Una presión que sindicatos como AFE denunciaron al venir de un alto cargo del Barça. Dembélé, de igual manera, denunció por medio de un comunicado esa amenaza y repitió que no se iba a involucrar en este tipo de conflictos.
Xavi, que días antes había asegurado que nunca dejaría a un jugador en la grada si estaba en condiciones, dio un paso atrás y se alineó con el club. Dembélé pasó de ser fijo a quedarse sin convocar ante el Athletic en Copa y ante el Alavés en Liga, y de suplente sin minutos ante el Atlético de Madrid. Este último duelo ya fue con el mercado completamente cerrado.
El cambio de postura
El Barça, pese a las presiones, no tardó en rectificar. Frente al Espanyol regresó con 18 minutos, ante el Valencia tuvo 71 y contra el Athletic gozó de otros 23. Ahora, además, el club pide su continuidad confiando en su talento.
"Se le aplaude siempre porque tiene una manera de jugar muy vistosa, que además desborda y es muy bueno. Siempre lo hemos dicho. Para mí es de los mejores del mundo en su puesto. Ya veremos lo que pasa al final de temporada. Ahora centrémonos en esta temporada que aún tenemos mucho que decir", ha reconocido recientemente Laporta.
Por lo tanto, es Dembélé quien tiene el control de la situación. Bien puede marcharse a final de temporada completamente gratis y cobrando primera de fichaje o puede forzar al Barça a mejorar su contrato. El club cuenta con la presión de dejar escapar esos 140 millones de euros.
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