La preocupación por el futuro de España tras el Mundial de Qatar 2022 existe muy lejos del círculo interno de la Selección. Luis Enrique solo piensa en establecer el núcleo duro de su equipo para esta cita, hacer la mejor preparación posible y tener todo bajo control para que el campo de fútbol dicte sentencia. La total confianza de Luis Rubiales le permite hacer y deshacer cómo se puede ver con los cambios que presenta la última convocatoria.
España juega dos amistosos que a priori pueden parecer intrascendentes pero que los jugadores que han acudido a su llamada viven esta concentración como la primera final del 2022. Si algo han aprendido los futbolistas que han pasado en algún momento por la Selección durante la era Luis Enrique es que lo que sucede en cada convocatoria marca su futuro. Tanto es así que un mal rendimiento en los entrenamientos o una muestra de mala química con el resto de sus compañeros pueden hacer que un miembro se baje del barco.
Además, Luis Enrique no se conforma con un simple buen rendimiento. No reduce todo al jugar bien o mal, a un momento de forma más o menos desfavorable o a la fortuna en instantes concretos. Es por lo que en este grupo la palabra conformismo está vetada. Así se entienden los cambios que se han vivido en su cuerpo técnico desde que cogió las riendas de la Selección. Del caso Robert Moreno al último con la marcha de Jesús Casas hay parecidos razonables y una cuestión que se mantiene: nadie es indispensable.
Todo se entiende aún más con la decisión más llamativa de esta concentración: la instalación de un nuevo andamio en Las Rozas. La evolución de esta excentricidad de Luis Enrique a la hora de entrenar es que incorpora una gran pantalla en la que mostrar a los jugadores acciones concretas durante los partidos para ser corregidas sobre el campo. Era algo que ya usaba a través de tabletas, pero ahora alcanza una mayor escala en cuanto a las proporciones de la herramienta. En cualquier caso, todo solo tiene un único fin: poner todo de cara para ganar el Mundial.
La obsesión por ganar
España es un país resultadista. Es una realidad que se mantiene con el paso de las generaciones. El rendimiento pasa a un plano secundario ante el marcador final. Luis Enrique, en ese sentido, ha pasado los dos últimos exámenes. Las semifinales de la última Eurocopa fueron calificadas con un notable alto; más de lo mismo con la final de la Nations League. La Selección se quedaba con la miel en los labios, pero con la sensación de que no se podía hacer mejor.
No es el mismo pensamiento que existía en el equipo. Aunque la labor de jugadores y cuerpo técnico fue refrendada por la cúpula de la Federación, las dos primeras partes querían más. El hecho de tener una Selección joven hace pensar que este rendimiento sólo puede ir a mejor, pero no hay lugar para la complicidad. Para hacer eso una realidad hace falta aumentar la exigencia a todos los niveles. Así explicaba Luis Enrique la salida de Casas en la rueda de prensa en la que daba la convocatoria.
"Estamos en constante evolución y vale para todos, para los jugadores y el staff. Todo es decisión mía", sentenciaba el entrenador asturiano. Casas era su segundo tras el episodio con Robert Moreno. No mencionó al seleccionador en sus palabras de despedida, algo que sorprendía después de que ambos fueran uña y carne en estos años en los que lleva en marcha el proyecto del equipo nacional. Fue un aviso a navegantes. La falta de motivación y las diferencias agudas no son bienvenidas en este lugar de trabajo.
Subir el nivel
La profesionalización del fútbol supone que se trabaje constantemente en innovar y este cuerpo técnico se ha encargado durante todo este tiempo de demostrar que España es una selección puntera. Los métodos de trabajo que ha introducido desde que entró a la Selección han sorprendido a muchos, aunque en realidad no son innovaciones únicas puesto que hace una mezcla de las diferentes fuentes de las que bebió hasta convertirse en entrenador. La de la pantalla es una más.
Este gran 'cine' que hay montado en el campo principal de entrenamiento de la Selección es la última locura que por ejemplo, ya había utilizado José Mourinho en la AS Roma. La plantilla que conforma esta convocatoria está disfrutando de esta innovación que se quedará hasta el Mundial de Qatar 2022. Una herramienta que se suma a todo el proceso que lleva la misma selección de cada convocatoria, en la que se toma cada dato de los informes de seguimiento que se hacen de la lista de preseleccionados que, tras la última llamada, está en más de 50 nombres.
La carrera por el Mundial sigue y hasta el mes de noviembre todavía queda el final de la temporada y el inicio de la siguiente. Con situaciones como la de Mikel Oyarzabal, lesionado de larga duración, u otros jugadores que ahora no están contando con tantas oportunidades y sí están en los informes de Luis Enrique, los nombres todavía pueden variar mucho.
El objetivo es que España llegue en las mejores condiciones posibles y con la mejor selección que este cuerpo técnico estime. El profesionalismo que está demostrando este staff bien merece la confianza de otro ciclo mundial. Aunque los resultados lo marcarán todo.
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