Nunca antes un pueblo había estado tan de moda en Europa dos veces. Menos aún tan de seguido. 321 días han pasado desde que el Villarreal CF levantara la Europa League hasta que, este martes, tomara la casa de uno de los clubes más históricos y poderosos: el Bayern Múnich. Los 'granjeros', como alguno se refería al Submarino Amarillo despectivamente tiempo atrás, invadieron a los bávaros.
En el campo 11 valientes y en las gradas del Allianz Arena otros 1.500. Desde casa, a más de 1.600 kilómetros, no más de 50.000 vecinos vibraban una vez más con su equipo. Las calles se tiñeron de amarillo un martes de madrugada por una gesta que ha roto con todas las apuestas y sorprendido a todo el continente.
Es la segunda vez en su historia que el Villarreal alcanza las semis de la Champions League, retrocediento hasta 2006 para dar con la primera. De aquel penalti que falló Riquelme en el descuento contra el Arsenal en El Madrigal, ahora renombrado La Cerámica, muchos no se acuerdan ya o prefieren no hacerlo. Todo apunta a que el Liverpool será ahora la última piedra en el camino hasta la final.
El gol de Danjuma en la ida y el de Chukwueze en la vuelta. La soberbia defensa de un Raúl Albiol de 36 años al mejor jugador del mundo para la FIFA de las dos últimas temporadas. El genial planteamiento de Unai Emery que partió en dos la pizarra del técnico más prometedor de la próxima década. Nadie olvidará los porqués que llevaron un día al Villarreal a ser mejor que el Bayern Múnich.
Era difícil soñar con el pase del Villarreal cuando el sorteo le emparejó con el club alemán. En el vestuario castellonense, sin embargo, empezó a crecer el sentimiento del 'y si sí...' a medida que avanzaba la eliminatoria y en el entorno del Bayern se percibía cierta relajación.
Iluso fue el alemán que pensó que el Bayern iba a tenerlo fácil para llegar a semis. Lo fácil era saber que les esperaba una guerra viendo el contundente 0-3 que le metió el Villarreal a otro grande de Europa, la Juventus, en la ronda anterior. Se menospreció aquello y al final ha quedado demostrado eso no surgió de un desastroso plan del 'director' bianconero Massimiliano Allegri.
La lección de Emery a Nagelsmann
Dani Parejo, diferencial en Múnich, escupió tras el pase a semis lo que todo el equipo llevaba dentro. Otros, haciendo referencia a la frase que utilizó el ex del Valencia, salivaron antes de tiempo: "Cuando tocó el sorteo y salió el Villarreal, el entrenador del Bayern, que no lo conozco, creo que faltó el respeto a todos nosotros y al fútbol porque quería sentenciar la eliminatoria en la ida. Cuando escupes para arriba, te suele caer".
Cuando escupes para arriba, a veces te suele caer
A Nagelsmann sus palabras le cayeron encima a modo de chaparrón. Quizás el técnico germano no encajó bien la eliminación viendo su análisis simplón sobre la épica del Villarreal: "Si defienden con ocho jugadores en el área es difícil entrar en el juego. El gol es algo típico que consiguen tras recuperar el balón, es parte de la mentalidad española". El Submarino Amarillo fue mucho más que eso.
La humildad con la que afrontó el Villarreal el cruce fue clave. Después del 1-0, que no hay que olvidar que pudo ser un mejor resultado, el equipo supo que en Alemania había que defender sin grietas. 142 minutos fue lo que le costó al Bayern hacer su primer y único gol en la eliminatoria, la cual se iba así a la prórroga. El tanto de Lewandowski activó la otra parte del plan de Emery y el Villarreal corneó cuando menos se esperaba.
"Veníamos a pasar, no a que nos digan que somos Astérix y Obélix", reflexionaba desde la sala de prensa el entrenador nacido en Hondarribia. Paralelismos hay con la ficción creada por el guionista René Goscinny y el dibujante Albert Uderzo. Una aldea de galos y un pueblo de vilarrealenses contra un imperio. El romano en un caso, el bávaro en el otro. El corazón del pequeño volvió a derribar al gigante.
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