La venta del Chelsea a un nuevo propietario sigue estancada. Roman Abramovich continúa siendo el máximo representante y el tiempo se acaba para cerrar la operación. Hasta que eso no ocurra, la entidad será considerada uno de los activos congelados del oligarca ruso. El último problema reside en que el multimillonario duda de si perdonar la deuda de 1.800 millones o reclamarla, lo que supondría un cambio en la cifra final.
Esta no es la única promesa que está en el aire. Roman Abramovich también intentó frenar la ofensiva contra su patrimonio adelantando que donaría todos los beneficios de la venta del Chelsea a los afectados por la invasión de Ucrania. Una decisión que todavía no ha podido tomar al no producirse la transacción y que también está en el aire, pues se pretende que el ruso no pueda llevarse ni una sola libra a su bolsillo.
El temor en el Chelsea por las dudas sobre su futuro aumentan. Y los medios británicos ya alertan de una posible expulsión de la Premier League si no se ejecuta el cambio de propietario lo antes posible. Ya hay favoritos para hacerse con el control de la entidad como es el caso de Todd Boehly, pero si hubiera que pagar la deuda que tiene el club la cifra de la operación variaría notablemente.
Mientras tanto, el Chelsea continúa inmerso en un mar de dudas al no saber qué pasará en su futuro más cercano. Las estrellas se marchan del equipo al no poder aspirar a tener un mejor contrato. La participación en competiciones británicas está también en el aire a la espera de saber quién se quedará con el club. Y Roman Abramovich, buscado por todas las cámaras, sigue con su gira para preservar el máximo de su patrimonio tras las sanciones por estar vinculado a Putin.
El problema de la deuda
Roman Abramovich se hizo con el Chelsea el año 2003. Desde entonces, el oligarca ruso ha hecho del club un verdadero candidato tanto a los títulos que se disputan en Reino Unido como los que se desarrollan a nivel continental. El ejemplo más reciente es el de la pasada Champions League, cuando la entidad logró proclamarse campeona de Europa con un triunfo ante el Manchester City.
Todo ese trabajo, más allá del rendimiento deportivo, se ha elaborado a base de inversiones en el mercado. Y en muchas ocasiones esos fondos han procedido de las cuentas de Abramovich. Según publicó en su día The Times, la última inversión fue de algo más de 20 millones de euros. En total, 1.600 millones de libras en deuda que Roman Abramovich prometió olvidar para facilitar la venta del club.
Ahora, tras semanas de castigos por parte del ejecutivo británico, el oligarca ruso parece haber cambiado de postura. Los mismos medios ingleses aseguran que Abramovich quiere cobrar esa deuda que tiene el club con él. Y, por lo tanto, la cifra de la venta del Chelsea cambiaría notablemente. La operación se está ralentizando y el multimillonario continúa desaparecido.
Donación a Ucrania
El oligarca ruso anunció la venta del Chelsea el pasado 2 de marzo. Lo hizo pensando que era "lo mejor" tanto para los fans como para los trabajadores de la entidad. Ya adelantó en aquel momento que la operación no sería "acelerada", sino que seguiría todos los controles pertinentes.
Entre otros, se ha ido conociendo que el fondo Raine Group es quien ha ido valorando las ofertas y que Reino Unido tendrá la última palabra. Unas ofertas cuyo plazo para presentarse ya acabó y que ha dejado a tres candidatos en la adquisición de la entidad. Pero, más de dos meses después, el Chelsea sigue en el limbo.
Una de las promesas que realizó en ese comunicado fue ayudar a Ucrania. Una estrategia para alejarse lo máximo posible de Vladimir Putin y que, sin embargo, no ha provocado la relajación de sanciones contra su patrimonio. Y, a la vista de esa situación y de que ahora reclama que se le reembolse la deuda, también está en el aire esa donación.
"Además, he dado instrucciones a mi equipo para que establezca una fundación benéfica a la que se donarán todas las ganancias netas de la venta. La fundación será en beneficio de todas las víctimas de la guerra en Ucrania. Esto incluye proporcionar fondos críticos para las necesidades urgentes e inmediatas de las víctimas, así como apoyar el trabajo de recuperación a largo plazo", expresó en su día.
El problema reside en que Reino Unido no quiere que ninguna libra acabe en bolsillos de Roman Abramovich. Por lo tanto, habría que ver si la operación acaba teniendo beneficios o simplemente se compra el Chelsea por la cifra mínima. La máxima británica está clara: no enriquecer en absoluto a Roman Abramovich.
[Más información - Pánico en el Chelsea por la sanción a Abramovich: la plantilla duda de su futuro y del de Thomas Tuchel]