La derrota del Atlético de Madrid contra el Villarreal por 0-2 podría haber tenido consecuencias infinitamente más graves que la pérdida de tres puntos. El final del choque fue de lo más caliente y provocó altercados graves que volvieron a manchar profundamente la imagen del club rojiblanco y, por ende, la de La Liga.
El encuentro estuvo repleto de tensión por todas partes. El 0-1 con el que se llegó a los instantes finales provocó que esa bomba a presión que era el Cívitas Metropolitano terminara a explotar con los últimos acontecimientos. Primero, con el lío que terminó en la expulsión de Nahuel Molina, fichaje de este mismo verano, por una agresión por la espalda sobre Baena.
Acto seguido, con un Atlético de Madrid ya roto y buscando el empate a la desesperada, se produjo el segundo tanto del Villarreal obra de Gerard Moreno. Fuera de tiempo, los de Simeone recibían el segundo mazazo y se desataba el principio del caos. Con la afición rojiblanca dolida por el resultado y por la imagen de su equipo, algunos de los hinchas más radicales de uno de los fondos del Metropolitano cargaron duramente contra algunos jugadores. Entre ellos Mario Hermoso, quien no pudo aguantar más la situación y estalló.
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Lo vivido en el Metropolitano es una de las imágenes más feas y duras que se recuerdan en un campo de fútbol del territorio nacional. Al menos en los últimos años en los que los grupos ultras habían quedado en parte desterrados de los estadios y se dedicaban únicamente a cometer sus fechorías en los aledaños. Y todo vino precedido por la celebración de Gerard Moreno en ese último gol.
Comienza el primer gran lío
El delantero del Villarreal celebró su tanto sacando la lengua a la cámara de televisión situada en ese fondo, un gesto que la afición del Atlético se tomó como una burla. Sin embargo, tal y como explicó después el internacional, se trata de su celebración habitual ya que es un gesto que va dedicado a sus hijas que le siguen desde casa en cada duelo.
Ahí ya se organizó una enorme tangana entre los jugadores de ambos equipos que caldeó el ambiente. La sangre no llegó al río, pero sí generó una sensación muy desagradable. Después del partido, algunos jugadores del Atlético de Madrid que no habían jugado o que habían tenido pocos minutos, se quedaron haciendo algunos ejercicios en ese fondo. Y ahí sí se formó el segundo lío.
Los hinchas más radicales del Atlético de Madrid comenzaron a insultar a varios jugadores, entre ellos a Antoine Griezmann. Una situación que provocó la ira total de algunos compañeros como el propio Mario Hermoso y José María Giménez, que se acercaron a la grada para advertir a los aficionados de que se estaban pasando de la raya.
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La trifulca de Hermoso
Tal y como ha podido saber EL ESPAÑOL, uno de los aficionados llamó "maricón" a Antoine Griezmann justo cuando Mario Hermoso se acercaba lo que provocó que este perdiera los papeles por completo. El defensor se fue a por él mientras los efectivos de la seguridad del club y del estadio intentaban pararle para que la cosa no fuera a mayores.
Los utilleros del Atlético de Madrid, que estaban siguiendo los ejercicios de sus jugadores, también tuvieron que intervenir. Sin embargo, desde la grada no cesaron con los insultos y comenzaron a cantar "madridista, hijo de puta" contra el zaguero del equipo Simeone. Ese fue el momento del caos absoluto, ya que Hermoso, fuera de sí, se empeñó en zafarse de todas las personas que le sujetaban para continuar su disputa en la grada, llegando incluso a las manos si era necesario.
Mientras algunos aficionados también intentaban mediar en el conflicto sujetando a los ultras más exaltados, otro de ellos aprovechó para arrojar un vaso a Mario Hermoso, lo que caldeó aún más los ánimos. El defensa comenzó a encararse cada vez con más radicales hasta que por fin la seguridad pudo hacerse con el control de la situación.
Los utilleros del Atlético de Madrid terminaron llevándose a Mario Hermoso y José María Giménez pudo acercarse a la grada para intentar calmar también la situación con los pocos aficionados que en ese momento intentaban razonar sobre lo sucedido. Renan Lodi también aprovechó para realizar gestos de reprobación a lo que había sucedido. Un feo final para una noche negra del conjunto rojiblanco.