Fin a la espera y al misterio. Ya se conoce un nuevo capítulo de la guerra que se ha convertido en protagonista del vestuario de la selección española de fútbol femenino. Este pasado jueves se conocía que quince de las habituales seleccionadas habían renunciado a ser convocadas por sus discrepancias con el entrenador Jorge Vilda.
Entre las firmantes no estaban ni las futbolistas del Real Madrid ni tampoco Alexia Putellas, pero sí otras estrellas como la portera Sandra Paños o la centrocampista Aitana Bonmatí. No obstante, la mejor jugadora del mundo sí se consideraba dentro del grupo de afectadas aunque debido a su estado de lesión, se rompió el ligamento cruzado antes de la pasada Eurocopa, prefirió no manifestarse en un primer momento.
Desde la Real Federación Española de Fútbol se hizo saber que esas quince futbolistas habían remitido un correo electrónico al organismo para comunicar que no querían ser llamadas en la próxima fecha a pesar de que solo restan ocho meses para el inicio de la Copa del Mundo de 2023. Una situación muy convulsa y complicada para preparar una cita tan importante.
La razón parecía ser que estas jugadoras no querían la continuidad de Jorge Vilda al frente de la Selección. Sin embargo, en el comunicado que estas jugadoras han emitido para hacer pública su postura, han dejado claro que no han pedido el cese del entrenador en ningún momento: "Nunca hemos pedido el cese del seleccionador como se ha comentado".
Unas palabras que han sorprendido ya que siguen sin conocerse si hay motivos realmente graves para renunciar a ser convocadas de manera temporal. Eso sí, reconocen que la función de acabar con el seleccionador no entraría en sus competencias: "Entendemos que nuestro trabajo no es en ningún caso elegir dicho cargo, pero sí expresar de forma constructiva y honesta lo que consideramos puede mejorar el rendimiento del grupo".
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Las jugadoras aluden en su escrito a que la inestabilidad en la que se mueven, y por la que quieren renunciar durante este tiempo al combinado nacional, podría provocar daños para su salud e incluso su integridad física. Alegan que podrían caer lesionadas si no se ejercitan en total calma, algo de lo que no gozan cuando se ponen la camiseta de España bajo el amparo de este técnico y de la presente Real Federación Española de Fútbol con Luis Rubiales a la cabeza.
Comunicado de las jugadoras
Las jugadoras lamentamos, en primer lugar, que la RFEF haya hecho pública, de forma parcial e interesada, una comunicación privada, con información que afecta a nuestra salud - que es parte de nuestra intimidad-, remitida en respuesta a la petición de la propia Federación de conocer quiénes de nosotras queríamos no ser convocadas.
Comunicación de la que, por cierto, no hemos recibido respuesta en forma. En segundo lugar, en ningún caso hemos renunciado a la Selección Española de Fútbol tal y como señala en su comunicado oficial la RFEF. Como dijimos en nuestra comunicación privada hemos mantenido, mantenemos y mantendremos un compromiso incuestionable con la Selección Española.
Es por ello por lo que solicitamos en nuestra comunicación remitida a la RFEF no ser convocadas hasta que no se reviertan situaciones que afectan a nuestro estado emocional y personal, a nuestro rendimiento y, en consecuencia, a los resultados de la Selección y que podrían derivar en indeseables lesiones. Estos serían los motivos que nos llevan a tomar esta decisión.
Queremos una apuesta decidida por un proyecto profesional en el que se cuiden todos los aspectos para sacar el mejor rendimiento a un grupo de jugadoras con las que consideramos que se pueden conseguir más y mejores objetivos. Deseamos lo mejor para la RFEF, para la Selección Femenina y para nosotras en particular, sin entrar en guerras públicas.
Nunca hemos pedido el cese del seleccionador como se ha comentado. Entendemos que nuestro trabajo no es en ningún caso elegir dicho cargo, pero sí expresar de forma constructiva y honesta lo que consideramos puede mejorar el rendimiento del grupo.
¿Alguien puede pensar que, a ocho meses de un Mundial, un grupo de jugadoras de máximo nivel, que es lo que nos consideramos, se plantean esta decisión, como se ha dado a entender públicamente, como un capricho o un chantaje? Solicitando no ser convocadas, penalizamos nuestra carrera profesional, nuestra economía y por
supuesto seguir construyendo algo importante en el fútbol femenino. Porque llegar a donde estamos ahora mismo ha costado años de esfuerzo de muchas personas. Y todavía quedan muchas cosas por mejorar como se está demostrando recientemente.
Desde nuestra ambición como jugadoras, luchadoras y ganadoras tan solo deseamos poder volver a conseguir los máximos éxitos profesionales y personales. Por último, pero no menos importante, no vamos a tolerar el tono de infantilización con el que la RFEF concluye su comunicado.
Lamentamos que en el contexto del deporte femenino tengamos que llegar a este extremo, como por desgracia ha sucedido en otras selecciones y otros deportes históricamente a nivel mundial, para conseguir avanzar en un proyecto profesional potente y ambicioso para el presente y para futuras generaciones.