Siguen confirmándose las malas noticias procedentes desde Indonesia. Tras vivirse una de las peores tragedias del mundo del fútbol en Malang, donde 125 personas han fallecido hasta el momento, se ha confirmado otra peor: 17 niños murieron a causa de los violentos disturbios.
Las autoridades de Indonesia confirmaron la brutal cifra de muertos y los niños que perdieron la misma durante la invasión al terreno de juego de Kanjuruhan. Además de todos los fallecidos, cientos de heridos, muchos de ellos de gravedad, se acumulan en los diferentes hospitales de la región de Java.
El presidente de Indonesia aseguró que se llevará a cabo una investigación propia para esclarecer los hechos ocurridos. Se acusa a la policía de utilizar gases lacrimógenos contra los aficionados que saltaron al terreno de juego. Un recurso completamente prohibido, al menos en los estadios de fútbol, por la FIFA debido a su alta peligrosidad.
Ese fue uno de los motivos por los que se generó tanto caos tras el pitido final del partido entre el club Arema y el Persebaya Surabaya, que acabó con victoria de estos últimos y desencadenó el asalto de la multitud al campo una vez el árbitro dio por concluido el encuentro. Además, diversas personas presentes también aseguraron que hubo "brutalidad policial" para reprender a los aficionados presentes en la invasión del terreno de juego.
La ONG Humans Right Watch ha instado al presidente de Indonesia y la policía CIN del país a investigar lo sucedido. "Todos los responsables deben rendir cuentas por este desastre, independientemente de su estado o posición", apunta el subdirector de la ONG en Asia, Phil Robertson. "Investigación independiente e imparcial para llegar al fondo de esta tragedia", agregó uno de los máximos representas de HRW.
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El uso del gas lacrimógeno
La policía del país se escuda en que utilizó el gas lacrimógeno para evitar los destrozos de la avalancha de personas hacia las instalaciones deportivas y las distintas infraestructuras. Una medida que se ha considerado desmedida por parte de los aficionados que acudieron al estadio, donde perdieron la vida 125 personas en los graves disturbios.
Por otro lado, la ONG Human Right Watch tampoco ha sido la única en exigir investigaciones. La FIFA también requirió a Asociación del Fútbol de Indonesia (PSSI) un informe para tratar de desvelar por qué ocurrió todo y qué fue lo que sucedió para que terminase en tragedia.
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Además, Indonesia estaba pendiente de una inspección por parte del máximo organismo del fútbol mundial. El país iba a acoger el próximo Mundial Sub-20, que se disputa entre los meses de mayo y junio. Un varapalo para el fútbol en Indonesia, que puede ver cómo se desploma la opción tras la ausencia de medidas de seguridad en los estadios tras la tragedia de Malang.
Por último, el presidente del Arema, equipo en cuyo recinto deportivo ocurrió todo, pidió disculpas a las familias de las víctimas mortales y a los heridos. "Esperamos poder hallar la raíz del problema", aseguró Gilang Widya Pramana, máximo representante de la entidad. También se encargará de indemnizar económicamente a los afectados o sus familiares, en caso de que haya fallecido.