Han sido muchos años en los que en la ciudad de Sevilla ha imperado un orden. En una ciudad tan futbolera, donde las cosas se viven con tanta intensidad pero también con ese toque de guasa que relaja todo, el Sevilla FC se ha dedicado durante las últimas dos décadas a levantar títulos de todas las clases, europeos y nacionales. Una Europa League tras otra, una Supercopa de España, otra de Europa, alguna que otra Copa del Rey... Han sido años dorados, seguramente los mejores de la historia de la entidad.
Enfrente, o mejor dicho al lado, porque lo bonito es que en esta ciudad están juntos y mezclados incluso dentro de las propias familias, los béticos han vivido con resignación este periodo. Ver a tu máximo rival colarse en las fotos de los ganadores, pelearse cara a cara con los mejores equipos del mundo, mientras que tú debes resignarte incluso a jugar en Segunda División es algo duro. Muy duro, por mucho que uno quiera centrarse única y exclusivamente en lo suyo.
Sin embargo, nada es para siempre y todo en el fútbol, como en la vida, se acaba agotando o, al menos, cambiando. Eso es precisamente lo que parece que está sucediendo desde hace unos meses en Sevilla con sus dos equipos de fútbol. Un nuevo orden, incluso un cambio de ciclo dicen algunos, comienza a abrirse paso entre el Sánchez Pizjuán y el Benito Villamarín.
Si la comparación de los últimos casi veinte años ha sido demoledora, claramente a favor del Sevilla, la más reciente comienza a coger tonos verdiblancos. En el conjunto sevillista atraviesan un mal momento. Con su existencia en la Champions League muy cuesta arriba, bordeando los puestos de descenso en La Liga y con un entrenador que acaba de ser destituido, la situación actual dista mucho del cuento de hadas que llevan viviendo en Nervión desde hace tanto tiempo.
En el lado contrario de la balanza, en la Avenida de la Palmera sonríen de oreja a oreja. Con la llegada de Manuel Pellegrini al banquillo todo es felicidad, cuesta encontrar a alguien que no quiera o señale a 'Manolo' como uno de los grandes culpables de este subidón. El Real Betis viene de ganar la pasada edición de la Copa del Rey, ocupa puestos de Champions League en La Liga y en la Europa League, esa competición fetiche del Sevilla, acaban de ganar a la Roma en el Olímpico. Un sueño.
El cambio de ciclo
Hay muchos que rehúyen esta expresión tan utilizada en el fútbol. En los dos bandos. En el sevillista porque no creen que haya un punto de inflexión y en el bético porque siguen mirando con respeto todo lo que ha conseguido en estos años el rival. "En mi grupo nadie quiere pensar en un cambio de ciclo, estamos viviendo el momento y disfrutando de esta experiencia tan bonita que nos está regalando el Betis", dice Francisco Librero, de la Peña Bética Triana 41010.
Desde Roma atiende el presidente de esta peña a EL ESPAÑOL, unas pocas horas después de ver cómo su equipo ganaba en el Olímpico al conjunto de José Mourinho. "De la mano de Pellegrini, el equipo está como un tiro y no hay quien lo pare, simplemente quiero vivir este momento y esperar que esto tarde en agotarse", confiesa.
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Preguntado sobre si mira al vecino después de tantos años de haber estado por debajo, sabe que puede sacar pecho pero con mesura: "Dentro de la guasa que hay sí, pero tampoco queremos mirar mucho más allá". Es el mismo parecer que tienen los béticos en otros puntos de España, por el club verdiblanco cuenta con peñas en cualquier lugar del país: "A mí lo que me importa es el Betis", dice Enrique Monte, presidente de la Peña Bética Salmantina.
Estos momentos gloriosos que está viviendo ahora el Real Betis son algo que han pillado a muchos por sorpresa. Después de años con proyectos deportivos fracasados o que se quedaban a medias, encontrar la estabilidad de esta manera es algo muy grato para sus hinchas. "No nos podíamos imaginar vivir estas cosas", confiesa Francisco, encantado y agradecido de poder disfrutar de instantes como la victoria ante la Roma.
"Ya nos tocaba, el fútbol nos debía algo, una muy grande, y espero que se prolongue durante mucho tiempo porque nosotros hemos visto al Betis salir humillado del campo del eterno rival", dicen desde la Peña Bética Triana. En otros lugares, coinciden con la versión: "Era algo que ya tocaba y nos lo estamos mereciendo, hemos sufrido muchos años y ahora estamos disfrutando", dicen en la Peña Bética Salmantina.
Los títulos del Sevilla
Hace ya más de veinte años que tanto el Sevilla como el Real Betis jugaban en Segunda División. Fue en la temporada 2000/2001. Ambos habían bajado juntos en la campaña anterior y los dos, de la mano, regresaron aquel año a Primera. Desde entonces, todo lo que tocaban en Nervión se convertía en oro, no así en Heliópolis, que dieron muchos pasos en falso y palos de ciego.
Diez títulos, tanto nacionales como internacionales, engordan las vitrinas del Sánchez Pizjuán desde aquel momento. En las del Benito Villamarín, sin embargo, han entrado tan solo dos, la Copa del Rey de 2005 y la de la pasada temporada. Además, el Sevilla se ha dado a conocer internacionalmente como un equipo ganador con sus seis títulos de Europa League y su Supercopa de Europa.
"Que el rival esté en la puerta de tu casa celebrando títulos europeos, es duro, claro, pero esto se revertirá, se está revirtiendo y ojalá podamos llegar a levantar algún título europeo nosotros", dice optimista Francisco, de la peña de Triana. Y sigue, con chispa, contando la realidad de mucha gente en Sevilla: "En mi casa la mitad de los miembros son sevillistas, imagínate cómo ha sido todo".
Calma en el sevillismo
Las aguas bajan revueltas en estos últimos meses por el Sánchez Pizjuán. La temporada no ha empezado como se esperaba. Julen Lopetegui, el entrenador, ya ha sido destituido, el equipo está cerca de los puestos de descenso en La Liga y en Champions League la clasificación para los octavos de final se ha puesto muy cuesta arriba. Pero en la Federación de Peñas Sevillistas, su presidente Carlos Jiménez, transmite mucha calma en su hablar.
"El Sevilla tiene su política y su forma de proceder, y como todo el mundo en la vida comete errores. Este año ha habido algunos fallos en la gestión deportiva, pero se están poniendo los medios para solucionarlos. Tenemos la esperanza en todo lo alto", dice Carlos, que apunta además a la llegada de Sampaoli al banquillo como un elemento motivador más.
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Asumen, no obstante, en el sevillismo el momento complicado que están viviendo: Hemos estado muy mal acostumbrados durante 18 o 19 años, hemos estado en la élite, ganando la Europa League de 2020 hace no tanto, pero ver que ahora te pasan por encima... No estamos acostumbrados a esto". Pese a todo, confían en la plantilla y hasta piensan que el próximo parón provocado por el Mundial les vendrá bien.
Carlos Jiménez, preguntado sobre el eterno rival, prefiere pasar página y destaca los éxitos propios: "A mí me duele mi equipo, los demás no. Hace 18 años que dejamos atrás el localismo y que empezamos a ganar títulos europeos, así que no nos fijamos en eso".
El presidente de la Federación de Peñas Sevillistas, además, se muestra agradecido por todo lo que ha podido disfrutar en los últimos años donde su equipo ha levantado una copa tras otra: "Puedo vivir 17 años que no le devolvería al Sevilla lo que el Sevilla me ha dado. Nunca nos imaginábamos que fuéramos a disfrutar de tantos títulos nacionales o internacionales, por suerte hemos vivido la época dorada del club. Una época que no ha terminado", relata.
Dos equipos y dos aficiones, por lo tanto, que desbordan ilusión en la misma ciudad. Con sus tira y afloja, con sus piques sanos. Dos maneras de sufrir y de disfrutar el fútbol, pero con algo en común, una pasión desmedida por sus equipos. Se vislumbra un cambio de orden en el horizonte y mientras unos esperan que este vuelco se produzca, los otros pondrán todo de su parte para evita que el cambio de ciclo sea una realidad.