Joan Laporta no tuvo un buen día el pasado domingo. El FC Barcelona cayó en El Clásico frente al Real Madrid por 3-1 y el presidente azulgrana no se tomó nada bien esta derrota. Hasta el punto de ejemplificar perfectamente su mal perder con actitudes totalmente reprochables, muy poco apropiadas para el máximo dirigente de uno de los clubes más importantes del planeta.
El presidente del Barça decidió bajar tras el partido al vestuario del trío arbitral para acosar e increpar a José María Sánchez Martínez, colegiado del encuentro. Joan Laporta irrumpió en su caseta sin llamar a la puerta y sin pedir permiso, directamente para pedir explicaciones sobre las decisiones que había tomado en el césped minutos antes.
El dirigente del conjunto catalán había quedado muy enfadado por dos decisiones. La primera era un penalti no pitado de Dani Carvajal sobre Robert Lewandowski en una acción en la que el delantero polaco sintió un leve toque del defensor merengue para dejarse caer. La segunda fue el claro penalti señalado sobre Rodrygo tras un duro pisotón de Eric García. El brasileño transformó la pena máxima y puso la puntilla.
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Debido a estas decisiones, Laporta montó en cólera y bajó al vestuario de los árbitros para acosarles, algo que fue reflejado por Sánchez Martínez en el acta y que ha tenido ahora sus consecuencias. El presidente del Barça ha sido multado. Sin embargo, la cantidad que deberá abonar resulta ridícula. Solo 150 euros después de haber tenido una actuación de tan mal gusto.
El castigo debería haber sido proporcional a la infracción, pero a Laporta le ha salido realmente barata su excursión para increpar al colegiado del Clásico, que tuvo que aguantar los gritos y las exigencias de un Joan completamente enfurecido y fuera de sí.
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Una sanción muy insuficiente
El Comité de Competición ha sido quién ha establecido la pena para Laporta en base al artículo 133 del Código Disciplinario. Este habla del incumplimiento de órdenes, instrucciones, acuerdos u obligaciones reglamentarias. Al ser la primera vez, la multa ha quedado en solo 150 euros. En caso de ser reincidente, las penas podrían crecer hasta los 602 euros. Una cantidad igualmente irrisoria y que demuestra la desprotección de los árbitros ante estas situaciones.
El citado artículo 133 del Código Disciplinario indica lo siguiente: "El incumplimiento de órdenes, instrucciones, acuerdos u obligaciones reglamentarias que dicten los órganos federativos competentes, con excepción de las específicas calificadas como de carácter grave o muy grave, será, sancionado como infracción leve y se impondrá la sanción, según determine el órgano disciplinario competente en base a las reglas que se contienen en el presente Ordenamiento, de multa en cuantía de hasta 602 euros, inhabilitación o suspensión por tiempo de hasta dos meses o de al menos dos encuentros, o clausura de hasta un partido".
El incumplimiento realizado por Joan Laporta al bajar a la zona de vestuarios, y concretamente a la caseta del árbitro, se ampara también se ampara en el artículo 255 del Reglamento General: "Sólo tendrán acceso a los recintos de los vestuarios, los miembros del equipo arbitral, los/as jugadores/as inscritos en acta, entrenadores/as, médicos, fisioterapeuta, ATS, encargados/as de material, los/as delegados/as de los clubes contendientes y de pista, de la organización arbitral, de la RFEF, de la Federación de ámbito autonómico y del/de la Delegado/a Federativo/a de Partido. La presencia de cualquier otra persona podrá ser sancionada por el órgano disciplinario correspondiente".
De esta forma, Joan Laporta recibe así un castigo que suena casi a broma teniendo en cuenta el episodio tan grave que se vivió en el Santiago Bernabéu después de la disputa del Real Madrid - FC Barcelona y que dejó a los blancos como líderes en solitario del campeonato.