Corría el minuto 94 y 45 segundos de partido cuando el Atlético de Madrid se lanzaba a la desesperada al ataque para buscar un gol que le permitiera seguir vivo en la Champions. La prueba a vida o muerte contra el Bayer Leverkusen tras la victoria del Oporto frente al Brujas se les había atragando durante una segunda parte eterna en el que no pudieron conseguir ese tanto salvador.
En el citado instante del partido, Joao Felix, que había salido ya en las postrimerías del encuentro, colgaba con potencia un balón al área. La débil defensa alemana cabeceaba hacia atrás el envío para intentar despejar con la suerte de que el colegiado señalara el final del partido antes de que se pudiera botar el córner. Sin embargo, había tiempo para una más y el Metropolitano rugía alentando a los suyos.
Carrasco tomaba la primera responsabilidad, ya que era él quien botaba el lanzamiento al área. El córner cayó al primer palo donde nadie pudo tocarla, salvo unos leves roces de dos defensores del equipo de Xabi Alonso. Ya incluso con Oblak en el área, los colchoneros buscaban la segunda jugada, pero un zaguero del Bayer acertó a despejar en semi-fallo y el colegiado del encuentro decretó el final del choque.
[El Atlético, fuera de la Champions tras fallar un penalti en la última jugada ante el Leverkusen]
El Atlético de Madrid lo había intentando, pero estaban fuera de la Champions. Todos los jugadores se marchaban cabizbajos. Simeone enfilaba el camino de los vestuarios, pero el árbitro se detenía en seco y empezaba a escuchar las indicaciones del VAR por el pinganillo. En ese momento, los colchoneros empezaron su campaña con Rodrigo de Paul a la cabeza. Pedían una supuesta mano que, segundos antes, nadia había protestado.
Comenzaba la locura
El árbitro pitaba con su silbato para pedir espacio mientras era rodeado por una nube de futbolistas. Simeone, que ya se iba, se volvía loco pidiendo una mano que ahora veía clarísima. Un total descontrol sobre el césped del Metropolitano. Pero al parecer, sí había historia en la jugada. Las repeticiones empezaron a mostrar como uno de los defensas del Leverkusen tocaba ligeramente el esférico con la mano. Había lío.
Mientras algunos jugadores aprovechaban para enzarse entre ellos, Clement Turpin salía corriendo para revisar en el monitor que hay en la banda tras haber recibido las indicaciones de Jerome Brisard y Willy Delajod, sus asistentes en el VAR. El galo observó la repetición y, efectivamente, había mano. Al igual que se realiza cuando hay un cambio con una tarjeta roja, se anuló la decisión de pitar el final del encuentro y se reabrió el partido como si de un viejo caso judicial se tratara. Y efectivamente, se señaló el punto de penalti.
Los jugadores del Bayer Leverkusen no daban crédito. Xabi Alonso tampoco. Y los aficionados en el Civitas Metropolitano saltaban de alegría. Se veían ya una semana más con vida. Había que ir a Portugal a pelear por el sueño de la Champions. Sin embargo, quedaba todavía mucha tela que cortar en el estadio madrileño.
Una de las cosas más sorprendentes de todas es que Antoine Griezmann, estrella y líder del equipo, no asumía la responsabilidad. Tampoco lo hacía la otra estrella, Joao Félix. En su caso algo más comprensible. Y para colmo no estaba sobre el terreno de juego el capitán, Koke Resurrección. Por ello, la papeleta recayó en Yannick Carrasco.
El momento de Carrasco
Casi cuatro minutos después de aquel centro de Joao Félix y con el reloj de partido contando el 98:08, el belga se dispuso a lanzar. Eligió su lado derecho, sin angular el esférico, sin ponerle potencia y tampoco precisión. Solo confiando en el engaño. Una moneda al aire que le salió cruz. Hradecky adivinó la dirección y repelió el balón abajo.
Pero el drama espantoso propio de una película de terror todavía se podía mejorar. En el rechace, Saúl ganó a todos la pelea y remató de cabeza con el meta ya batido. El balón se iba al larguero. Después llegaba Reinildo, que estrellaba su esférico en las piernas de Carrasco. El belga se había quedado aturdido por su fallo en mitad del terremoto y sin quererlo volvió a alejar un poco más al Atleti de la Champions.
Finalmente, el colegiado volvió a decretar el final del choque. Pero de nuevo con suspense, y es que parecía que algunos jugadores del Leverkusen habían entrado en el área antes del momento del golpeo, lo que podría llevar a la repetición de la pena máxima. No obstante, árbitro de campo y colegiado de VAR dieron por concluido en el minuto 99 un partido que sin duda recordarán el resto de sus vidas.
Mientras todo esto acontencía, había otros equipos pendientes del desenlace en el Civitas Metropolitano. Era el caso del Oporto, que esperaba que el Atleti no consiguiera la victoria en casa para poder ir a la última jornada sabiéndose ya clasificado para los octavos de final. Por ello, mientras volvían de Brujas, en la provincia de Flandes, iban siguiendo el partido en el avión.
El club luso colgó un vídeo en sus redes sociales donde todos los jugadores celebraban que la magia del fútbol les había escogido a ellos para un final increíble. El Atleti quedó derrotado sobre el césped en su propia casa y los jugadores tuvieron que ir a despedirse de unos aficionados que, eso sí, recompensaron el esfuerzo de manera honesta y acertada. Las imágenes de desolación darán paso en los próximos días al intento de pelear por estar en la Europa League. Para ello tendrán que ganar o hacer lo mismo que haga el Leverkusen contra el Brujas.