Es como Leo Messi y Maradona juntos en el fútbol. Como Federer, Nadal y Djokovic en el tenis. Como Michael Jordan y LeBron James en el baloncesto. Es Ramiro Amarelle, el hombre que levantó unanimidad en el mundo del fútbol playa y que todavía, años después de su retirada, sigue estando en la memoria de todos como el mejor jugador de la historia de este deporte tan peculiar y espectacular.
Hubo un tiempo no muy lejano en el que los niños y los no tan niños se congregaban en torno a la televisión para ver los partidos de España de fútbol playa. Eran todo un evento, pero más allá de la Selección en sí, lo eran porque jugaba Amarelle. Ver a aquel futbolista, con su característica melena al viento, moverse sobre la arena y sorprender una y otra vez con sus impresionantes chilenas era algo que levantaba expectación.
Su carrera deportiva fue de lo más exitosa. Su palmarés, especialmente el que se refiere a premios y logros individuales, es prácticamente imposible de enumerar de lo largo que resulta. Eso sí, destacan por encima de todo los dos Balones de Oro que logró en los años 2003 y 2008, un jugador de época que todavía, años después de su retirada, no ha encontrado nadie que iguale su nivel.
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Ahora su vida marcha por otros caminos desde que se retiró del fútbol playa. En su caso no colgó las botas, entre otras cosas porque jugaba descalzo en la arena, pero sí que dio paso a una nueva etapa de su trayectoria profesional. A Amarelle siempre le gustó el fútbol, sin el apellido playa. Tanto, que comenzó jugando en el Deportivo de La Coruña y que en los últimos años se ha encargado de formarse como entrenador.
Su recompensa ha llegado de manera sorprendente. En el momento menos esperado, el gallego se encuentra de sopetón con la elite del fútbol. La llegada de Quique Setién al Villarreal le ha abierto las puertas porque forma parte de su cuerpo técnico como segundo entrenador.
De repente, el Villarreal
Nadie se esperaba que a Unai Emery le llegara desde Inglaterra una oferta absolutamente irrechazable en lo económico. Al técnico vasco le pusieron encima de la mesa una propuesta de siete millones de euros y un contrato de cinco temporadas de duración, así que decir que no resultaba muy complicado. De hecho, el año pasado ya estuvo a punto de salir Emery rumbo al Newcastle en unas condiciones similares, aunque declinó la propuesta.
El Aston Villa pagó seis millones de euros por la cláusula de rescisión, demostrando que iba con todo para llevarse al preparador. Así, en mitad de la temporada, sucedió un caso inusual en el fútbol, el fichaje de un entrenador 'fuera de tiempo'. "Nos ha pillado con el pie cambiado", reconoció el presidente Fernando Roig.
Pero como no quedaba más remedio que asumir la situación, a rey muerto, rey puesto. Quique Setién fue anunciado unas horas después como nuevo entrenador del Villarreal para la próxima temporada y media. Una sorpresa, porque después de su mala experiencia en el Fútbol Club Barcelona no entraba en demasiadas quinielas para volver a coger un equipo. Él mismo reconoció en su presentación que pensaba que le estaban gastando una broma.
No se sabe si fue más sorpresa la llegada de Quique Setién o su compañero en el banquillo. Su segundo entrenador es Ramiro Amarelle. Ese nombre, desde luego, resultaba familiar, y en efecto es la mayor leyenda de la historia del fútbol playa. Muchos le habían perdido la pista desde su retirada, pero él se ha dedicado a formarse en silencio durante los últimos tiempos.
Mito del fútbol playa
Nacido en 1977 en Ponteceso, en A Coruña, Ramiro Amarelle soñó, como casi cualquier niño, con ser futbolista. En la hierba, no en la arena, por eso se enroló en las filas del Dépor, el equipo de su ciudad, y llegó a ser campeón de España de División de Honor juvenil. Era un joven prometedor, porque pronto llamó la atención de las categorías inferiores de la selección española, así que llegó a debutar con el combinado Sub15.
Sin embargo, unos años más adelante Amarelle pasó a probar suerte en el fútbol playa. No le fue mal, porque enseguida se proclamó campeón de España amateur y fue convocado por la selección española. Esto fue un punto de inflexión en su vida, se paró a pensar, se vio con posibilidades y eligió, iba a dedicarse profesionalmente a este deporte.
El 10 a la espalda fue el dorsal característico que le acompañó durante años y con el que todo el mundo le identificaba. Su carrera deportiva en el fútbol playa creció de una forma impresionante. Hizo de un deporte minoritario un evento con seguimiento, especialmente en los partidos de España, y todos querían ver a Amarelle en acción. Sus constantes chilenas y sus detalles de calidad fuera de lo común deslumbraron al mundo entero.
El Milano Beach Soccer italiano disfrutó de él durante varias temporadas. Allí ganó tres Ligas, otras tres Copas y una Supercopa. Después, en el Barcelona, destaca su Mundialito de Clubes en 2015. Pero si sus éxitos a nivel de clubes fueron importantes, lo que consiguió con la selección española no tiene calificativos.
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Cinco Europeos (1999, 2000, 2001, 2003 y 2006), el subcampeonato de 2004, o los segundos puestos de los Mundiales de 2003 y 2004 son un legado inigualable. Sus premios individuales como los dos Balones de Oro, la Bota de Plata de 2008 o los cuatro MVP en los Europeos, se unen a los momentos que regaló a todos los aficionados.
Una vez que se retiró del fútbol playa, Amarelle puso en marcha dos nuevas vertientes de su carrera deportiva. Una de ellas, enfocada al profesionalismo, con una asesoría para orientar a profesionales del fútbol y el fútbol playa, y otra dedicada a la formación de los más pequeños, la Escuela de Fútbol RA10. Con ella, pretende "enseñar valores a niñas y niños a través del deporte y de vivir experiencias relacionadas con la convivencia, la responsabilidad social y los hábitos saludables".
Ahora, su gran preocupación es de color amarillo, y el nuevo gran reto profesional de su vida ha llegado. Junto a Quique Setién, tratará de seguir aprendiendo, formándose y hacer un Villarreal más grande de lo que se lo encuentran.