Allá por el mes de septiembre el aparente oasis de paz que era la selección española de fútbol femenino se convirtió en una auténtica tormenta. Algunas de las jugadoras más importantes hasta el momento alzaron la voz y se quejaron abiertamente. Mostraron su malestar, alegaron motivos físicos y psicológicos y, aunque lo negaran en un primer momento, lo que hicieron fue pedir la destitución del seleccionador Jorge Vilda.
Hubo declaraciones públicas por ambos bandos en rueda de prensa en una situación surrealista, una carta enviada a la Real Federación Española de Fútbol en la que quince jugadoras contaban lo mismo, y un deseo firme de no volver a la Selección mientras que Jorge Vilda estuviera al frente. Pero sobre todo, lo que quedó en el aire fue una sensación de falta de información.
Aquellas quince jugadoras rebeldes de la carta, a las que también se unieron algunas más posteriormente de forma distinta, nunca llegaron a comunicar bien las causas que les habían empujado a soltar un órdago de tal calibre. Oportunidades tuvieron, pero no llegaron a hacerlo e incluso varias informaciones apuntan a que alguna de ellas ya se ha arrepentido.
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Con este polvorín en plena efervescencia, Jorge Vilda se ha visto obligado a hacer convocatorias muy diferentes a las que venía realizando en los últimos tiempos. La columna vertebral del equipo renunció a formar parte de la Selección, y se podía esperar una debacle en los resultados y en el rendimiento deportivo. Las futbolistas con más calidad del país, sin poder ser llamadas, pero la realidad ha dictado un escenario muy distinto.
Jorge Vilda, reforzado
Más allá de lo extradeportivo, donde el seleccionador sigue sin recibir acusaciones por motivos concretos por parte de estas jugadoras rebeldes, en lo puramente futbolístico el gran ganador de este pulso desatado por las futbolistas es hasta el momento Jorge Vilda. España, lejos de resentirse de unas bajas tan importantes tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo, parece que incluso ha mejorado todavía más su rendimiento durante las últimas semanas.
La primera lista que tuvo que dar el técnico después de la renuncia de estas jugadoras fue para la disputa de dos amistosos internacionales. España se encuentra ya con la vista puesta en el próximo Mundial de 2023, donde ha quedado encuadrada en el grupo con Japón, Costa Rica y Zambia, y sin duda el cambio tan radical en la plantilla era algo que preocupaba en la Selección. Más aún después del buen papel en la pasada Eurocopa, donde el combinado nacional logró alcanzar los cuartos de final en los que Inglaterra se impuso.
Con muchas caras nuevas, por lo tanto, afrontó la España de Vilda los dos partidos amistosos ante Suecia y Estados Unidos. Eran además dos rivales muy duros que iban a poner a prueba la capacidad de reinventarse de la Selección. El primer choque sin las quince rebeldes se saldó con empate (1-1) ante Suecia, todavía con la polémica enturbiando el ambiente.
Después, Estados Unidos con Rapinoe al frente, que además había apoyado públicamente a las jugadoras que habían renunciado a jugar con España, se presentaba como un contrincante prácticamente imposible de batir. Primero, por la calidad del equipo que estaba enfrente, y segundo por todos los condicionantes extradeportivos con los que acudía la selección española.
Sin embargo, las nuevas pupilas de Vilda dieron la campanada y se impusieron al combinado estadounidense contra todo pronóstico (2-0). Laia Codina y Esther González fueron las artífices de dos goles que sirvieron para hacer creer que, sin las quince jugadoras rebeldes, también hay una España que puede pelear por lograr hitos importantes en cualquier competición.
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Un equipo invicto
Un mes después de todo aquello y con las aguas ya mucho más calmadas, a Jorge Vilda le tocó confeccionar una nueva lista de jugadoras para afrontar otros dos partidos amistosos más. Por supuesto, en esta relación tampoco estuvieron las futbolistas rebeldes, una situación que ya se ha ido asimilando con el tiempo y que se ha normalizado. No es ningún secreto que, hasta que no pidan disculpas públicas al seleccionador, no regresarán a ninguna convocatoria.
Argentina y Japón aguardaban en esta nueva ventana internacional. Otra vez, estos dos encuentros se antojaban como algo importante ya que Japón es uno de los rivales con los que España ha quedado encuadrada en su grupo del Mundial, por lo que era una gran oportunidad para conocer cuál era el nivel real de esta nueva Selección de cara a la competición.
España pasó por encima de Argentina en el primero de los dos compromisos. Las de Jorge Vilda se desataron sobre el terreno de juego y le endosaron hasta siete goles a Argentina. Como si todas las jugadoras quisieran reivindicarse y demostrar que ni mucho menos están por debajo de las que renunciaron a ir con la Selección, todas ellas atesoraron un gran nivel y fueron sumando goles uno tras otro.
Después llegó el turno de enfrentarse a Japón, un partido mucho más serio y una mentalidad diferente. Este envite era una buena vara de medir de cara al próximo Mundial, pero aquí las de Vilda también salieron victoriosas. El gol de Alba María Redondo a los pocos minutos del pitido inicial fue definitivo para que España terminara llevándose el triunfo ante el combinado nipón.
El balance, por lo tanto, desde que estalló el conflicto es inmejorable a nivel de resultados. Lejos de resentirse, el equipo se ha hecho fuerte. España ha ganado a rivales sobre el papel superiores como Estados Unidos, ha goleado con facilidad como hizo con Argentina, y se ha visto capaz de doblegar a un rival del próximo Mundial como es Japón.
Las estadísticas no mienten. Un solo empate y tres victorias avalan a la nueva España de Jorge Vilda. Once goles a favor y tal solo uno en contra hablan de cómo está trabajando el equipo. Pero sobre todo, quien sale reforzado es el seleccionador, que demuestra que ha dado con la tecla a la hora de saber capear el temporal y que ha sabido sobreponerse a la ausencia de sus jugadoras más importantes.