El fútbol femenino de Estados Unidos se encuentra otra vez en problemas por un escándalo de abusos. Una investigación realizada alrededor de la NWSL ha determinado que en la mayoría de clubes de la competición existen malas conductas en el trato hacia las jugadoras. La dirección del campeonato asegura que en los últimos tiempos se ha creado un "territorio fértil para que las conductas indebidas se produjeran si denuncia alguna", tal y como ha desvelado este reciente estudio.
El resultado de esta situación de inestabilidad ha provocado que la salud financiera de la competición se haya visto perjudicada al crearse de forma paralela una enorme guerra de poder. Los abusos han ido generándose en cadena hasta salpicar a varios entrenadores y grandes dirigentes de las diferentes franquicias de la competición.
Esta es la segunda investigación que se lleva a cabo en el torneo americano relacionada con abusos sexuales dentro de diferentes equipos. Sin embargo, en esta ocasión se ha producido a instancias tanto de la organización del campeonato como del sindicato de jugadoras. El informe ha sido publicado este miércoles y consta de 125 páginas donde se muestra un análisis detallado de todo lo sucedido en los últimos tiempos en los diferentes vestuarios de la NWSL. Sin embargo, se han ampliado algunos conceptos.
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La nueva investigación
Una de esas ampliaciones gira en torno al caso de abusos protagonizado por Paul Riley, exentrenador de las Portland Thorns. Aunque también se han dado nuevos avances sobre la investigación que se había hecho en torno al despido de Alyse LaHue, antigua directora general del NY/NJ Gotham FC, y de la suspensión de James Clarkson, entrenador y director general del Houston Dash.
La anterior investigación fue realizada en octubre por US Soccer y en ella se detallaban las conductas delictivas del propio Riley, de Rory Dames, exentrenador de las Chicago Red Stars, y de Christy Holly, exentrenadora de las Louisville Racing. Sin embargo, la nueva actualización ha permitido conocer nuevos detalles sobre el comportamiento de otra media docena de entrenadores.
El nuevo informe también se centra en los errores y en la mala gestión de los equipos de la liga y de sus propietarios afectados por los casos de abusos. Se asegura también que otros ocho equipos mantuvieron una conducta de nula implicación ante las quejas y las advertencias de algunas jugadoras. Jessica Berman, comisionada de la NWSL, se mostró especialmente dura con el resultado: "Este informe refleja claramente cómo nuestra liga falló sistemáticamente a la hora de proteger a nuestras jugadoras".
"En nombre del Consejo y de la liga, permítanme ante todo pedir sinceras disculpas a nuestras jugadoras por esos fallos y errores. Se merecen, como mínimo, un entorno seguro y protegido para participar al más alto nivel en un deporte que aman, y tienen mi compromiso inquebrantable de que ofrecer ese cambio seguirá siendo una prioridad cada día".
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"Directivos de varios equipos y de la competición hicieron comentarios sexuales inapropiados a las jugadoras, se burlaron de sus cuerpos, las presionaron para que perdieran cantidades poco saludables de peso, cruzaron los límites profesionales con ellas y crearon condiciones de trabajo volátiles con actos de manipulación. Además, utilizaron un lenguaje despectivo e insultante hacia las jugadoras, mostraron insensibilidad hacia su salud mental y tomaron represalias contra aquellas que intentaron denunciar su situación". Todo esto queda revelado en el duro informe que se ha hecho público este miércoles.
Además, Jessica Berman asegura que estas conductas se han producido de manera repetida en muchos clubes desde la creación de la competición. "Con frecuencia se recordaba a las jugadoras la fragilidad e inestabilidad financiera de la Liga. Desde los primeros días de su inicio, se les dijo que fueran agradecidas, leales y aquiescentes, a pesar de que no se les concedían los recursos o el respeto debido como atletas profesionales. Las jugadoras dijeron al Equipo Conjunto de Investigación que este entorno les disuadía de denunciar las conductas indebidas. Para agravar esta situación, la Liga carecía de formación sobre asuntos relacionados con el acoso".
Un trabajo entre expertos
La investigación se ha llevado a cabo a través de dos bufetes, Covington & Burling, en nombre de la liga, y Weil, Gotshal & Manges, contratado por la Asociación de Jugadoras de la NWSL. Sus equipos han revisado 200.000 documentos y han entrevistado a un centenar de jugadoras y exjugadoras de la NWSL, además de a 90 empleados y exempleados de clubes.
Las investigaciones que se han venido sucediendo en los últimos meses han provocado grandes cambios en algunos clubes. El propietario de las Portland Thorns, Merritt Paulson, vendió el club, despidió a la junta directiva del equipo y anunció el cese de la entrenadora Rhian Wilkinsn. Por su parte, el propietario de las Chicago Red Stars, Arnim Whisler, también anunció que ponía el equipo a la venta. En total, cinco de los diez entrenadores de la liga han perdido su empleo y la anterior comisionada de la NWSL, Lisa Baird, también dimitió.
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A pesar de los avances realizados, alguna figuras como LaHue, Manager general del Gotham desde 2019 hasta 2021, ha seguido negando las acusaciones a pesar de que se han encontrado mensajes de texto inapropiados enviados hacia alguna jugadoras. Esta fue despedida de manera definitiva en el mes de julio. En el informe también se revelan los nombres de aquellos entrenadores y entrenadoras que han tomado represalias contra jugadoras denunciantes.
Son los casos de Amanda Cromwell y Sam Greene, entrenadoras del Orlando Pride, que fueron despedidas en octubre por este motivo. Por su parte, Clarkson, del equipo de Houston, también fue cesada poco después: "En una ocasión, Clarkson sospechó que las jugadoras habían estado bebiendo alcohol la noche anterior a un partido, por lo que convocó a las jugadoras y las reprendió de una manera que hizo que varias jugadoras se sintieran asustadas y atacadas". Aunque ha perdido su cargo de entrenadora, sigue perteneciendo al club en el que estuvo apartada en el mes de abril.
El informe resume que la cultura del abuso ha quedado totalmente arraigada en la competición y que se ha generado un entorno que no era favorable a la denuncia. También pone de manifiesto nuevos casos como el de Kaleigh Kurtz, una de las jugadoras de Paul Riley en el Courage de Carolina del Norte, y que hasta ahora no se conocía. Esta reconocía que tardó en denunciar al 'monstruo' del fútbol femenino estadounidense por miedo. Ella ahora afirma que Riley la manipulaba y que tenía intención de abusar de ella. Llegó incluso a obligarla a bajar drásticamente de peso para no perder la titularidad.
Los nuevos cambios
The Athletic reveló los casos de abuso que había protagonizado en Portland y por eso, el Courage, su club en ese momento, decidió despedirle. Él sigue negando estas acusaciones. La investigación pone la voz de alarma también en aquellos entrenadores que aún estando acusado e investigados por este tipo de delitos, pudieron encontrar nuevos puestos en el fútbol americano.
Cindy Parlow Cone, presidenta de US Soccer, ha anunciado cambios: "Han pasado más de dos meses desde la publicación del informe Yates, y ya hemos visto que ha tenido grandes repercusiones en nuestro deporte. Por muy difícil que sea leer el informe, éste ha mejorado nuestro deporte y seguiremos haciéndolo. La seguridad de los participantes es nuestra máxima prioridad, y el informe de Yates nos dio una hoja de ruta para hacer los cambios en los que ahora estamos trabajando diligentemente".
Ahora se ha convocado un comité específico para poner en práctica las recomendaciones de los expertos y se ha contratado a Mana Shim para presidir un grupo de trabajo sobre la seguridad de las jugadoras. Shim fue una de las primeras jugadoras en hablar públicamente sobre los abusos y la mala conducta que sufrió cuando jugaba para Riley en Portland y ahora tiene un papel clave en la elaboración de las políticas que ayudarán a las jugadoras: "Estamos progresando", declaró esta semana. "Me siento capacitada y entusiasmada con lo que estamos haciendo".
Aunque muchos de los entrenadores señalados ya no trabajan en la liga, esperan que los cambios que se van a introducir puedan surtir efecto. Estos son la revisión de la política contra el acoso, el establecimiento de directrices claras sobre los lugares de reunión apropiados, la consideración de directrices para los supervisores que socialicen con las jugadoras, la elaboración de directrices escritas que dejen claro que los comentarios y las bromas sobre el peso de una jugadora son inaceptables, la exigencia de alojamientos separados para jugadoras y personal del club y la formación obligatoria en materia de lucha contra el acoso, el hostigamiento y el racismo.