El conflicto bélico que se desató hace ya diez meses por la invasión de Rusia sobre Ucrania sigue estando muy vivo. Las bombas todavía caen y las armas aún disparan, por lo que el número de víctimas que se está llevando por delante esta guerra aumenta a cada día que pasa. Desde que todo comenzó, llegaron las consecuencias en diferentes ámbitos y el deporte no pasó de lado. Las selecciones nacionales rusas y sus deportistas están desde entonces en una situación delicada pese a que muchos de ellos eran contrarios a esta invasión.
En el fútbol se tomaron medidas y ahora el balompié ruso está muy tocado. La UEFA impide a estos equipos jugar cualquier competición europea, sin Champions League, Europa League, ni Conference League, y el combinado nacional ni siquiera tuvo la oportunidad de pelear por estar en el Mundial de Qatar. De ser anfitriona en la pasada edición, a no tener ni el derecho a ganar su participación sobre el terreno de juego.
El fútbol ruso está acorralado, y por eso en la Unión de Fútbol de Rusia se plantean tomar una decisión drástica para tratar de eludir este bloqueo al que está sometido por los diferentes organismos. La solución es tan clara como arriesgada, romper con Europa, abandonar la UEFA y pasar a formar parte de la Confederación Asiática de Fútbol a partir del 2023.
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La decisión se debería haber tomado ya. El 27 de diciembre fue la fecha límite que se marcó en un principio, pero la complejidad de una maniobra de este calibre y la gran cantidad de fuerzas que se ven involucradas en ella, han retrasado unos días más el momento definitivo.
Objetivo, el Mundial
El calendario aprieta a Rusia a escoger un rumbo lo antes posible. Los mandatarios no las tienen todas consigo, y el fiel reflejo de ello es el hecho de haber aplazado la decisión, pero en cualquier caso no podrá demorarse mucho más allá del 31 de diciembre.
El objetivo que se persigue con este posible cambio de continente es claro, que la selección rusa pueda estar en el próximo Mundial de 2026. En la situación actual, saben que es imposible porque la UEFA por el momento no se plantea ni mucho menos levantar sus restricciones, y la única vía de hacerlo sería logrando la clasificación a través de otra confederación. De ahí el interés en unirse a la Confederación Asiática de Fútbol, ya que ella, en principio, no pondría ningún tipo de impedimento.
Rusia no disputó el recién finalizado Mundial de Qatar por el veto impuesto por la UEFA sobre el país. Los de Valeri Karpin debían jugar la repesca en busca de una de las últimas plazas libres que restaban en la Copa del Mundo, pero no pudieron ser parte de esta fase y se quedaron sin la opción de ganarse el puesto.
El presidente de la Unión de Fútbol de Rusia, Alexandr Diukov, tiene claro las bonanzas de un cambio de continente: "El ingreso en la Confederación Asiática permitirá a nuestras selecciones y clubes regresar a los torneos oficiales", alegó hace unos días. No obstante, dejó un hilo de duda abierto: "Ahora nadie está dispuesto a darnos una garantía por escrito, pero la AFC sí está dispuesta a estudiar nuestra solicitud y la posibilidad de que nos acepten es más que alta".
Por otra parte, desde el ente federativo también se han mostrado confiados en que la FIFA no pondrá ningún tipo de impedimento para que este cambio de confederación se lleve a cabo, aunque se quisieron cubrir las espaldas al decir que con esta decisión no le cerrarían las puertas para siempre a Europa.
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División social
Desde que la sanción entró en vigor, Rusia tan solo ha podido jugar tres encuentros amistosos desde el pasado mes de septiembre. Uno de ellos fue contra Kirguistán, otro ante Tayikistán y el último frente a Uzbekistán. Por eso, el nerviosismo es máximo viendo cómo la selección nacional no puede competir y además sus clubes siguen acorralados sin poder disputar más que los torneos domésticos.
Pese a esta delicada situación, no hay ni mucho menos unanimidad en la forma de opinar y la salida de Europa tiene muchos detractores, varios de ellos de peso. Algunas leyendas de fútbol ruso como es el caso de Alexandr Mostovói se han manifestado en contra, al igual que han hecho entrenadores o incluso diputados.
Oleg Romántsev, exseleccionador ruso, ha llegado a advertir abiertamente sobre el peligro que un cambio de continente conlleva: "Estoy categóricamente en contra de irnos a Asia. La salida puede significar no sólo un paso atrás, sino un camino a ninguna parte", alegó de forma rotunda. En los medios de comunicación tampoco ven con buenos ojos esta opción, ya que los partidos ante equipos asiáticos acarrearían una gran pérdida de interés y de audiencia difícil de paliar.
El retraso de la decisión se debe a que el debate es todavía agrio y no hay una postura clara al respecto, ya que las consecuencias pueden ser brutales. El ministro de Deportes de Rusia, Oleg Matitsin, recomendó a la Unión de Fútbol de Rusia que trataran de consensuar con la FIFA y la UEFA la posible entrada en la Confederación Asiática de Fútbol para esclarecer bien las condiciones.
Rusia no sería, no obstante, el primer país que decide 'mudarse' de continente por diferentes motivos. Ya lo hizo hace unos años Australia, que decidió abandonar Oceanía para pasar a formar parte precisamente de la Confederación Asiática de Fútbol. Lo hizo para aumentar el nivel de competitividad de sus rivales y tener más opciones de poder llegar lejos en torneos como el Mundial.
En Rusia, las conversaciones siguen abiertas y son muy intensas, más aún teniendo en cuenta la necesidad de tomar una decisión en las próximas horas. El futuro del fútbol ruso sigue en el aire, pero ya sea para dar un cambio drástico o para quedarse como está, la decisión no puede ir más allá del final de este 2022.