Las peleas entre grupos ultras recuerdan a décadas pasadas en el fútbol. Hace años, estos movimientos radicales, muchas veces vinculados con ideas políticas, campaban a sus anchas tanto en los estadios como fuera de ellos, pero por fortuna poco a poco su situación se fue regulando.
El problema siempre fue global, no entendía de países ni de continentes porque a lo largo de la Historia se han vivido innumerables episodios de este tipo que se han llevado varias vidas humanas por delante. Sin embargo, especialmente en el fútbol europeo, la violencia asociada al deporte rey se diagnosticó, se frenó y se redujo a su mínima expresión.
Hubo una época muy oscura en algunos lugares como Inglaterra en la que el asunto de los 'hooligans' llegó a provocar una preocupación muy seria entre la población, aunque todo aquello quedó aplacado. Sin embargo, esta temporada se están reproduciendo en España demasiados momentos turbios con peleas entre grupos y actos vandálicos que están dejando la imagen de LaLiga por los suelos en todo el planeta.
El último ejemplo se ha dado esta misma jornada con otros dos feos capítulos. Uno de ellos envolvió al Espanyol-Real Betis, con una pelea multitudinaria, y otro sucedió en Segunda División, donde en la previa del Alavés-Racing de Santander el autobús del conjunto vasco fue apedreado en la llegada al estadio de Mendizorroza.
Un problema que vuelve
Hace tiempo que en España se dejó de ir con miedo a los estadios de fútbol por lo que pudiera suceder. Las medidas de seguridad en los estadios han aumentado de manera considerable, las cámaras vigilan y registran a los asistentes y en muchas de las zonas de animación los hinchas deben entrar con su huella dactilar.
Sin embargo, todavía hay aspectos que mejorar en los aledaños de los recintos. Una muestra clara de que la seguridad es mejorable es esta temporada. De manera anómala, se han reproducido en los últimos meses demasiados episodios violentos en las previas de algunos partidos con grupos ultras implicados en ellos.
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Esta cuestión atañe a varias partes, no supone solo un problema de los clubes que tienen entre sus adeptos a un número reducido de personas que quieren seguir asociando la violencia al fútbol. La coordinación con las fuerzas de seguridad y también con el máximo organismo como es LaLiga supone un elemento clave para tratar de frenar en seco esta regresión en el tiempo y volver a hacer del entorno de los partidos algo completamente seguro.
Los últimos incidentes
La jornada disputada este fin de semana supone el último ejemplo de que la violencia sigue presente en el fútbol. Dos graves incidentes se registraron en las previas de dos encuentros diferentes, uno de Primera División y otro de Segunda División, y además de diversa índole.
En el partido que enfrentaba el pasado sábado al RCD Espanyol y al Real Betis en Barcelona se produjo una multitudinaria pelea. Las versiones iniciales apuntan a que grupos radicales de uno y otro equipo se encontraron y se enzarzaron, pero parece que también un tercer colectivo ultra del Fútbol Club Barcelona podría estar relacionado en esta lucha.
En un breve encuentro, en cuestión de segundos volaron las patadas, los puñetazos y el mobiliario que había a mano como sillas o mesas, ya que uno de estos grupos se encontraba montando una carpa. Al parecer, miembros de United Family, facción ultra del Real Betis, fueron ayudados por los Boixos Nois, del FC Barcelona, en su disputa contra miembros de La Curva, ultras del Espanyol.
Dos de los envueltos en la pelea tuvieron que ser atendidos en el hospital por algunas heridas, aunque ninguna de ellas revestía de gravedad. El Espanyol llegó a emitir un comunicado lamentando los hechos ocurridos y mostró su predisposición para identificar y castigar a los autores de esta agresión.
Un peldaño por debajo se produjo otro desagradable incidente este fin de semana. En un partido envuelto en un gran ambiente, con dos ciudades cercanas como Vitoria y Santander, la previa del Alavés-Racing de Santander quedó empañada con el asalto al autobús del conjunto vasco en su llegada al estadio de Mendizorroza.
Un aficionado lanzó una piedra contra la luna delantera del bus y terminó rompiendo el cristal. Por fortuna, ninguna de las personas que viajaban dentro del vehículo resultó herida, aunque esta acción también desencadenó la publicación de un comunicado condenando los hechos por parte del Deportivo Alavés.
El historial
La lista de incidentes ha ido creciendo esta temporada, y eso que tan solo se ha disputado la primera mitad del campeonato. Hace un par de semanas, en el partido que enfrentó al Atlético de Madrid y al FC Barcelona, se registró una brutal paliza a un hincha colchonero en la previa.
El enfrentamiento se pudo ver en un vídeo compartido a través de las redes sociales, y en él se puede apreciar cómo uno de los ultras es aislado del resto del grupo, tirado al suelo y pataleado en numerosas ocasiones. Esta pelea estaría seguramente motivada por motivos ideológicos, ya que las diferentes facciones son de tintes políticos completamente opuestos.
No es la única vez que sucede algo así en un partido que juega el club madrileño como local. En el año 2014 tuvo lugar una gran trifulca entre radicales colchoneros y del Deportivo de la Coruña en los aledaños del Vicente Calderón, una disputa muy subida de tono que terminó con la conocida muerte de Jimmy, uno de los integrantes del grupo Riazor Blues.
Las diferentes ideologías políticas también fueron uno de los desencadenantes de la batalla campal que tuvo lugar el pasado mes de octubre entre hinchas de Osasuna y del Real Valladolid. En una de las grandes avenidas de Pamplona, los dos grupos se desafiaron e intercambiaron puñetazos y patadas ante el estupor de la gente. También en la capital navarra hubo otro altercado con hinchas del Barcelona.
Esta campaña, el regreso del Racing de Santander al fútbol profesional ha desembocado, para desgracia del club, en varios altercados en torno a sus partidos. Su grupo radical ha protagonizado graves altercados en los partidos contra el Real Oviedo o el Málaga, mientras que también en Segunda División recientemente se produjo un enfrentamiento entre ultras del Burgos CF y del Real Zaragoza.
Son algunos de los últimos episodios, demasiadas disputas diferentes, al fin y al cabo, entre grupos radicales de diferentes equipos del fútbol profesional. Una lacra que parecía erradicada desde hace tiempo, pero que está recobrando una fuerza que recuerda a otros tiempos. Los propios clubes, las fuerzas de seguridad y LaLiga tienen trabajo por delante para volver a frenar esta escalada.