El Nápoles se encuentra ante la que podría ser la temporada más importante de sus 96 años de historia. Tiene en el bolsillo el título de la Serie A, competición que no gana desde hace 33 años y, además, está muy cerca de meterse por primera vez en cuartos de final de la Champions League. Detrás de la gesta están las figuras de Luciano Spalletti, Victor Osimhen y el georgiano Khvicha Kvaratskhelia.
Kvaratskhelia (Tiflis, Georgia; 2001) disputa su primera temporada con el Nápoles y ya es la revelación de toda Europa. El conjunto del sur de Italia le fichó por solo 10 millones de euros y su valor, según Transfermarkt, se ha multiplicado por seis (60 'kilos'). Aunque el que quiera ficharle en verano, que prepare no menos de 100 millones.
Su nombre es tan difícil de escribir como de pronunciar, pero en el campo se le identifica rápido. Medias bajas, el '77' a la espalda y una forma especial de jugar al fútbol. Tan bello como punzante. Tan sofisticado como directo. Un extremo de época que a veces pareciera como si disfrutara más de dar asistencias que de marcar goles. Igual que su ídolo Guti.
[El Nápoles logra una seria victoria frente al Eintracht de Frankfurt y encarrila su pase a cuartos]
"Mi primer amor fue Guti, del Real Madrid. Cuando jugaba con amigos en Tbilisi, mi ciudad, llevábamos camisetas blancas y escribí su nombre en la espalda", decía hace unos meses. Este martes, en la victoria por 0-2 del Nápoles contra el Eintracht Frankfurt, le homenajeó versionando su pase más conocido: su asistencia de tacón.
'Kvara', como se le llama para ir más rápidos, arrancó la jugada desde la izquierda -su banda natural- y se fue centrando hasta que recogió un balón entrando al área. A su derecha estaba libre Lozano, lo lógico era abrir para él. El georgiano tuvo una mejor idea: taconazo atrás para que marcara Di Lorenzo. Igual que Guti, que hace 13 años en Riazor dejaba pasar la oportunidad de finalizar en un mano a mano para regalar la mejor asistencia que jamás se haya visto.
Khvicha tenía solo 9 años cuando Guti regaló a Karim Benzema aquel gol. Solo tenía 5 cuando Guti ejecutó un taconazo de mayor dificultad para que Zidane marcara contra el Sevilla. Son de esas acciones que a uno se le quedan grabadas y más a esas edades en las que uno no deja de soñar. Con aquel pequeño georgiano ocurrió eso. Kvara no quería ser como Ronaldo, Ronaldinho o Beckham; quería ser como Guti.
Sin ser el mismo jugador que el torrejonero, a Kvara le tiran más las asistencias que los goles. Lleva cuatro esta Champions, más que cualquier otro jugador del Nápoles en una sola edición del torneo. Esta temporada, entre todas las competiciones, suma 12 goles y 15 asistencias. En su carrera a nivel de clubes, el resultado es el mismo: 34 a 39.
De Georgia a Rusia
Creció en una familia en la que el fútbol era tradición. Su padre, de nombre Badri y con pasaporte azerbaiyano, fue jugador y luego entrenador. Kvara pasó pronto de jugar en las calles de Tiflis a hacerlo en la academia del equipo de la ciudad y club más laureado del país, el Dinamo Tbilisi.
De constitución delgada, pero con un gran talento en las botas, Kvara fue ascendiendo hasta debutar en el primer equipo con solo 16 años (diciembre de 2017). Jugaría cuatro partidos (marcando un gol) y luego se iría al Rustavi, club recién ascendido y humilde situado en una ciudad a 25 km al sudeste de Tiflis. No llegar a estar ni un año allí (18 partidos y 3 goles) cuando emigra a Rusia.
Khvicha se va cedido al Lokomotiv Moscú. Allí no triunfa, a pesar de ganar la Copa, su primer triunfo. Al final de la temporada se vuelve, sin hueco en la plantilla, pero lo compra el único equipo ruso al que había hecho gol: el Rubin Kazan. Debuta marcando a su ex, el Lokomotiv, y los dos años siguientes es el mejor jugador joven de la liga rusa.
Cuando mejor está es cuando estalla la invasión de Rusia a Ucrania. Entonces, ya se sabe, la FIFA reacciona y ordena que los futbolistas extranjeros de equipos rusos y ucranianos sean liberados si así lo desean para huir de la guerra. Lo hace Kvaratskhelia ante el peligro de quedarse sin jugar y ser señalado por quedarse en suelo ruso.
Su mejor decisión
Al contrario de lo que cabía esperar, no hubo clubes de las principales ligas europeas que recogieran el guante. "Es solo un georgiano, no es brasileño". "Es menos glamouroso jugador que estaba cansado después del minuto 70". Esas fueron algunas frases que escuchó cuando le ofreció por el continente Willy Sagnol, seleccionador georgiano. Kvara suma 10 goles en 19 partidos con la camiseta de su país. Ante tal panorama de escepticismo, la decisión que tomó el futbolista fue sorprendente.
Kvara volvió a casa, a Georgia. Firmó en marzo de 2022 por el Dinamo Batumi. El estadio de aquella ciudad, el Adjarabet Arena, se convirtió de la noche a la mañana en el escaparate para ver las maravillas de un jugador que estaba para mucho más que la liga georgiana. Se crea un aura especial en torno a él y en tres meses tiene a un buen puñado de clubes europeos a las puertas de su casa.
El Nápoles gana la partida a clubes como Juventus o Valencia. Le cuesta solo 10 millones, un precio que rápido se quedó en una broma. "No tiene precio", dice ahora el presidente del club Aurelio de Laurentiis. Khvicha es el mejor jugador de la Serie A en agosto, ayudando a los tifosi a pasar página tras la salida de ídolos como Mertens e Insigne.
Spalletti revoluciona el equipo, Klopp y Europa entera se rinden en Champions al talento de Khvicha y en Nápoles se le empieza a llamar por un nombre: 'Kvaradona'. En la segunda casa del Diego, el fútbol vuelve a ilusionar. Ahora se rinde pleitesía a un georgiano que lleva el '77'. El siguiente paso será ser deificado; como la mano de Maradona, como el taconazo de Guti.