El fútbol muchas veces depara episodios de enorme felicidad y reconocimiento, pero como cualquier cosa en la vida también está marcado por la crueldad y la tristeza, llegando a ocurrir oscuros episodios. Esto último es lo que le ha ocurrido a Marco Caterini, exportero de la selección italiana.
Caterini tuvo la fortuna de coincidir con una de las mayores leyendas del deporte transalpino como es Gianluigi Buffon en las categorías inferiores de la selección. De hecho, también compartió equipo con Francesco Totti. Sin embargo, pese a ser considerado mejor en juveniles que el actual meta del Parma y dejarle en el banquillo, no llegó a consagrarse en la élite del fútbol.
Ahora, su vida ha cambiado radicalmente y ha sido condenado a cumplir año y medio de cárcel debido al tráfico de drogas. Una promesa truncada del fútbol que lleva en prisión desde el pasado mes de junio y al que le espera un largo periodo para abandonar la prisión, según ha avanzado el medio Il Messaggero.
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Pese a ser una estrella en la categoría juvenil, Caterini no fue capaz de dar el salto al profesionalismo debido a las lesiones. Abandonó el fútbol después de haber militado en las inferiores de la Roma y, a partir de ahí, su vida empezó a torcerse debido a su relación con las sustancias prohibidas.
Concretamente, el exportero acabó relacionado con el tráfico de drogas. Tras dedicarse tras a otras profesiones como perito o liquidador de deudas, Marco Caterini se vio enfrascado en una espiral negativa. Al perder su último empleo, exguardameta de la selección italiana empezó su flirteo con la cocaína.
Declaración ante la audiencia
Como motivo del juicio de su detención, Caterini habló ante la Justicia Italiana en relación a los hechos remitidos al pasado 2 de junio de 2022. Aquel día, el que fuese rival de Buffon fue atrapado por los agentes de Policía mientras se encontraba vendiendo pequeñas dosis para pagarse las suyas.
"Mi vida se trasladó a los barrios de traficantes de drogas de Roma, como San Basilio, Tor Bella Monaca, Quarticciolo, y como consumidor asiduo terminé vendiéndola. Traficaba con las mínimas dosis necesarias para poder pagar la mía", explicó.
"En ese momento me encontraba en un estado de alteración y, asustado de volver a ver al agente que me había detenido un mes antes, instintivamente tuve la reacción de huir. Al huir tropecé varias veces hasta que me encontré en el suelo. En ese momento me agarraron pero luché, a tirones, para poder soltarme y salí corriendo. Entonces me di cuenta de que ya no me perseguían y que había perdido mi billetera con mis documentos, entonces probablemente eso fue suficiente para identificarme", terminó.