El FC Barcelona se está enfrentando a una de las situaciones más críticas de todas las que se ha podido encontrar a lo largo de su historia. El escándalo arbitral derivado del 'caso Negreira' ha colocado al cuadro culé en una encrucijada que le ha dejado señalado tanto a nivel nacional como internacional. Un asunto del que no paran de salir datos y acusaciones, pero que no parece ser tenido en cuenta dentro de la entidad.
Decía Joan Laporta, presidente del club y uno de los autores de los pagos a José María Enríquez Negreira durante varios años, que tiene "muchas ganas de enfrentarme a los sinvergüenzas que manchan nuestro escudo". Unas palabras cargadas de intención y que siguen con la línea continuista del Barça de lanzar la piedra y esconder la mano.
Con Anticorrupción tomando las riendas de la investigación debido a la "especial relevancia" del 'caso Negreira' y los estadios cargándose de protestas debido al escándalo arbitral de grandes magnitudes que afecta al fútbol español, la situación en el Camp Nou y sus alrededores no ha hecho más que aumentar los ataques contra todos aquellos que les señalan.
Casi un mes después de que se destapase la supuesta trama del que fuese vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros para favorecer los intereses del Barça, sigue sin haber una respuesta solida del club. Pese a ser anunciada una rueda de prensa por Joan Laporta para dar explicaciones de lo ocurrido, nadie sabe nada salvo pequeñas apariciones del máximo dirigente del cuadro culé en una serie de eventos propios o a través de las redes sociales.
Un silencio que se ha instaurado dentro del club y que ha propiciado una huida hacia delante sin dejar ocasión a que se ponga en duda la honorabilidad del FC Barcelona. Y lo ha hecho con Joan Laporta como referente y prácticamente único portavoz de cuadro culé en sus más que escasas declaraciones a los medios.
Silencio y postura a la defensiva
El último mes vivido en el Barça se considera una conspiración del fútbol español para desestabilizar a un equipo que parecía levantar el vuelo tras una pasada temporada desastrosa. Con Xavi Hernández haciendo llegar los resultados, el ambiente cada vez se crispa más a cada información que sale. Una situación que ha dejado al equipo agarrado a un clavo ardiendo, tanto futbolísticamente como institucionalmente.
Si el Barça saca los resultados sabiendo sufrir y con la mirada al frente, desde las altas esferas se ha optado por la misma postura. Aunque son campos radicalmente diferentes, se está viviendo de la misma manera. Laporta sigue dando una imagen de fortaleza, aunque el castillo de naipes parezca que está a punto de derrumbarse, y no ha dudado en atacar a todos aquellos que han dudado de ellos pese a estar en el ojo del huracán.
"No penséis que me emociono por debilidad, me emociono porque tengo muchas ganas de enfrentarme a todos los sinvergüenzas que están manchando nuestro escudo. Que nadie se piense que es por debilidad", declaraba en su última presencia en público.
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De hecho, no ha sido el último en vender la supuesta conspiración que está viviendo el Barça durante los últimos 30 días. Uno de sus asesores en la presidencia, Enric Masip, también se mostraba tajante a la hora de calificar los actos de los cuales están siendo señalados.
"Es inadmisible lo que se está viviendo. Ahora va bien pegarle al Barcelona, que no es casualidad. Va bien, destacado en La Liga y, como tiene un gran mérito, justamente aparece esto", explicaba Masip. "Hay cosas habituales, que se han hecho muchos años y las han hecho muchos clubes. Hay que mirarlo, no pasada nada, pero sin que nadie haya decidido nada haces una campaña... Hay un circo mediático manchar", esgrimía el asesor de Laporta.
Campaña de desprestigio
Sin duda, la gran respuesta del círculo que rodea al Barça es la de una conspiración para generar una campaña de desprestigio a todo lo que está consiguiendo el equipo esta temporada. Con el título de la Supercopa de España bajo el brazo, LaLiga parece el próximo en llegar. Un regreso al nivel competitivo que, según ellos, ha generado cierto escozor en muchos.
"Hay una campaña para perjudicar los intereses del Barça. Es una campaña orientada a controlar el club. LaLiga no acepta que el Barça no firmase el contrato con CVC", reivindicaba Laporta a través de las redes sociales el pasado domingo, señalando a Tebas y su competición como uno de los principales desestabilizadores.
Pero tras su intervención en Twitter, Laporta quiso volver a señalar en la misma dirección este mismo lunes. El presidente del FC Barcelona no esconde su idea de quién está detrás de ello, aunque por más que lo intenta la Fiscalía ya le haya llamado a declarar como testigo junto a Joan Gaspart y haya imputado a Sandro Rossell o Josep Maria Bartomeu.
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"También pasa que algunos, motivados por la envidia, intentar erosionar nuestra reputación con campañas hechas desde la mala fe", añadía el máximo dirigente culé. "Hay unos ataques feroces para ensuciar nuestro escudo que no tienen nada que ver con la realidad. Podéis estar seguros de que en la junta directiva que tengo el honor de presidir, lo defenderemos con todas nuestras fuerzas", sentenciaba en su última actuación en público.
Lo único que sí está demostrado fueron los pagos del FC Barcelona a las dos empresas de José María Enríquez Negreira. Dasnil 95 SL y Nisdal SCP fueron las entidades a través de las que se canalizaron los pagos culés, que fueron realizados hasta siete sociedades diferentes.
Además, la Fiscalía barcelonesa asegura que Enríquez Negreira habría realizado las facturas al conjunto culé "sin que las mismas respondieran a ninguna prestación o servicios de asesoramiento técnico real". Es decir, los indicios están presentes, pero nadie parece tomar la responsabilidad de responder a lo sucedido.
Mientras tanto, el FC Barcelona sigue defendiendo lo contrario y asegura que más pronto que tarde la venganza llegará. Por el momento, el club se está viendo sometido a una profunda investigación para destapar las cloacas que le acechan, tanto de la institución como del CTA, el otro organismo puesto entredicho por las actuaciones de Enríquez Negreira entre 2001 y 2018.