El mundo del fútbol está a acostumbrado a ver a los jugadores triunfar y vivir una vida llena de lujos, sin renunciar a nada, al más alto nivel. Sin embargo, muchos de los que llegan a la cúspide no son capaces de tomar las riendas de su día a día, lo que provoca que acaben sumidos en una espiral de drogadicción, alcohol por sus problemas dentro del terreno de juego.
Es el caso de Billy Kenny. El que fuese jugador del Everton era considerado una de las grandes promesas del fútbol inglés y parecía que iba a comerse el mundo en sus inicios. Sin embargo, su carrera no fue todo lo larga y triunfal que dejó entrever en los primeros partidos que disputó con la elástica de los 'The Toffees'.
El propio exfutbolista reconoce que se truncó cruelmente su trayectoria futbolística debido al excesivo consumo de drogas, el abuso de sustancias nocivas como el alcohol o las numerosas lesiones que sufrió en un corto lapso de tiempo. De hecho, a nivel profesional, solo disputó 17 partidos con el Everton y estuvo cuatro temporadas en la élite en diversos equipos como el Oldham Athletic o el Barrow.
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"Nunca tomé una cerveza hasta que llegué al primer equipo del Everton. Era una especie de norma... Sentía que tenía que encajar en el equipo porque en ese momento era sólo un niño. Fue entonces cuando bebí alcohol y consumí cocaína durante 25 años sin parar. Ha sido un no parar. Me sorprende que todavía esté vivo. Simplemente me levantaba, consumía, bebía dos días, tres días bebía, dos días de dormir, comer comida china y volver a lo mismo", recalca en una entrevista para 'Liverpool Echo'.
Pese a truncarse de manera abrupta su carrera cuando tenía 21 años, Kenny tuvo tiempo de vestir la camiseta de la selección sub21 de Inglaterra o ser nombrado como mejor jugador en un Everton-Liverpool en 1992. Un derbi que además se llevó su equipo gracias a una portentosa actuación suya.
Arrepentido de lo sucedido
Si de algo se ha mostrado arrepentido Kenny tras su trayectoria en el mundo del fútbol y personal ha sido del mal trago que le hizo pasar a sus padres durante todos esos años. En la entrevista llega a reconocer que su progenitor no podía salir de casa debido a las continuas preguntas que le hacía la gente, llegándose a cuestionar su muerte.
"Este es mi mayor arrepentimiento y no se va a ir: lo que le hice a mi padre y a mi madre. A mi padre le encanta el fútbol, pero hubo un momento en que no podía salir de la casa porque se lo pedían. dondequiera que iba: "¿Billy está bien?" Lo mató", explica.
Además, el exjugador del Everton desvela el momento que le cambió la vida y que le hizo reflexionar sobre su futuro. Fue tras la muerte de su madre cuando decidió dejar atrás el camino de drogas y alcohol en el que había estado inmerso durante los últimos 25 años.
Tengo una segunda oportunidad en la vida. Jugué en el Everton y nadie puede quitarme eso. Lo disfruté. Ahora, esto es otra fase de mi vida y estoy empezando a disfrutarlo", resalta. "Todavía tengo mis días malos, en los que tengo que trabajar muy duro para mantenerme cuerdo y sobrio, pero siento que la vida me va muy bien", finaliza.