El Chelsea se encuentra una situación enormemente difícil. El conjunto londinense no ha sido capaz de crear un proyecto sólido tras la llegada de Todd Boehly. El despilfarro económico realizado en los últimos meses se ha saldado con la salida de dos entrenadores, Thomas Tuchel y Graham Potter, y unas millonarias inversiones en futbolistas que apenas han podido demostrar nada sobre el terreno de juego.

Apenas hace dos temporadas, el Chelsea se corona campeón de la Champions League. Con Thomas Tuchel desde banquillo, figuras como Mason Mount, Christian Pulisic o Kai Havertz hacían las delicias sobre el terreno de juego junto a jugadores contrastados como N'Golo Kanté, Mateo Kovacic, César Azpilicueta o Jorginho. Todo ello, comandado por Román Abramóvich desde la presidencia.

Menos de dos años después, el proyecto se ha desmoronado completamente. La apuesta por Tuchel apenas caducó un año después, con el comienzo de esta temporada. La figura de Román Abramóvich ha desaparecido por culpa de la guerra entre Rusia y Ucrania y aterrizó el multimillonario Todd Boehly para dirigir a uno de los clubes más exitosos en los últimos años.

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Sin embargo, todo parece haber fracasado. La inversión desmedida de este mercado de invierno ha dejado al descubierto las carencias de un Chelsea que parece estar en caída libre. Ha entrado en barrena y no hay nada que pueda salvarlo, al menos a simple vista. El equipo vaga por todas las competiciones sin encontrar un rumbo adecuado, mientras parece haberse convertido en un pelotón de futbolistas llamados a marcar las diferencias.

Pero la realidad es otra, pese a los multimillonarios fichajes ninguno de ellos parece haber demostrado, más allá de pequeños detalles, su calidad sobre el césped de Stamford Bridge. El único clavo ardiendo que le queda es la Champions League, pero jugárselo al todo o nada con el Real Madrid no es tarea sencilla. Y con el cambio de entrenador en el banquillo, más difícil todavía.

Todd Boehly, en el palco del Chelsea. REUTERS

Fichajes galácticos sin brillo

La llegada de Todd Boehly supuso una revolución total. Tras desembolsar alrededor de 5.000 millones de euros por la compra del Chelsea, el empresario estadounidense llegó dispuesto a invertir una gran cantidad de dinero en las filas del conjunto inglés. Y lo hizo en cuanto se abrió el mercado veraniego, rompiendo la banca.

Raheem Sterling, Marc Cucurella, Kalidou Koulibaly, Wesley Fofana, Carney Chukwuemeka, Pierre-Emerick Aubameyang, Gabriel Słonina y Denis Zakaria. Ocho jugadores y 282 millones de euros. Un gasto enorme para un equipo que estaba llamado a pelear con la Premier con Manchester City o Arsenal. Una apuesta por una serie de futbolistas que habían demostrado gran cantidad de cosas sobre el césped.

Siete partidos duró la tranquilidad en las oficinas de Stamford Bridge. Los que tardó Boehly en destituir a Tuchel, técnico que había ganado hace apenas año y medio la Champions con los blues. Tres victorias, un empate y tres derrotas que no parecían ser números alarmantes, pero que no gustaron a su nuevo dueño.

A tiempos desesperados, medidas desesperadas. Se decidió prescindir de Tuchel para apostar por Graham Potter. Una vez más, lluvia de millones. El adiós del alemán, cifrado en ocho millones, y la llegada del por entonces técnicos del Brighton, otros 24 millones por su cláusula de rescisión, supusieron un enorme desembolso. En total, 32 millones de euros por un cambio de cromos. El dinero parecía no afectar a su nuevo y flamante dueño, que ha recurrido a él siempre que ha podido.

Pero la etapa de Graham Potter apenas ha durado ocho meses y los números no han sido mejores que los de su predecesor. Sin embargo, sí que contó con un elenco de galácticos jugadores fichados en el mercado de invierno para intentar virar el rumbo de una temporada que parecía ponerse cada vez más cuesta arriba.

Joao Félix, nuevo jugador del Chelsea y estrella del mercado de invierno. Chelsea FC

Enzo Fernández, con 121 millones invertidos en su fichaje, lideró la camada de futbolistas fichados con otros jugadores como Mudryk (70 millones), Badiashile (38 millones), Madueke (35 millones), Malo Gusto (30 millones), Andrey Santos (12,5 millones), Datro Fofana (12 millones) o Joao Félix (11 millones, cedido).

En total, un gasto de 359,5 millones de euros invertidos en enero para revertir un rumbo que se ha perdido completamente. Sólo tres victorias de los once últimos partidos y una imagen pésima. Únicamente la agónica remontada contra el Borussia Dortmund en los octavos de la Champions League ha mantenido una mínima esperanza, pero siquiera ha conseguido ser el salvavidas del equipo.

641 millones de euros gastados hasta la fecha que le han convertido en el equipo que más ha invertido en nuevos jugadores en una única temporada. Superó a Barcelona, que se dejó 380 en la 17/18, al Real Madrid, que puso el listón en 355 en la 18/19, o al Manchester City, que soltó 318 millones en la 17/18.

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Dudas y problemas

Pese a todo el dineral gastado esta temporada por el Chelsea, los 641 millones se han convertido en una losa más para el equipo. La presión y la obligación de brillar desde el primer momento han provocado que prácticamente ninguno de ellos haya justificado esas inversiones descabelladas. 

Con las enormes dudas que azotan al club, donde algunos de los fichajes más contrastados como Joao Félix o Enzo Pérez están sufriendo más de lo esperado, hay otro problema que empieza a asomar la cabeza: el fair-play financiero. Con la retahíla de jugadores presentes en la plantilla del Chelsea, el alto volumen de los salarios empieza a pesar demasiado.

Ya no es solo por los que están, sino por otros que faltan por regresar. Es el caso de futbolistas como Romelu Lukaku, cuyo fichaje por el Inter de Milán parece casi imposible que se haga y que se ha convertido otra demostración de los fracasos en cuanto a fichajes y rendimiento sobre el terreno de juego se refiere. Por lo que el volumen empezará a crecer de manera desmedida. Eso obliga al club a soltar 'lastre' de manera rápida y abrupta.

Kovacic y Cucurrella, cabizbajos tras la derrota del Chelsea. REUTERS

Por ello, añadido a los problemas sobre el terreno de juego, donde la crisis del club no parece levantar cabeza y lastran los últimos resultados, el Chelsea tendrá que vaciar a su equipo y dejar fuera a algunos de los nombres más importantes de las últimas temporadas. Muchos de ellos son estrellas contrastadas que han ocupado un segundo lugar tras la llegada de Boehly y sus millonarias inversiones.

Es el caso de los Kanté, Kepa, Kovacic, Pulisic, Azpilicueta... Con un rol secundario para muchos de ellos, sus altos salarios y las altas fichajes de los nuevos le empuja salir de la entidad londinense. Una manera de reducir las perdidas, que a buen recaudo aparecerán, una manera abrupta de decir adiós a futbolistas que les llevaron a estar en todo lo alto.

Si la temporada pasada ya cerraron con un saldo negativo de 138 millones de euros, los resultados deportivos y financiaron de la 2022/23 parecen cada vez más abocados a finalizar en un abismo del que no parece haber salida a corto plazo.