Brilló siendo prácticamente un crío en la Real Sociedad y eso le sirvió para cerrar su fichaje por el Atlético de Madrid. El conjunto colchonero se hizo en el verano del 2014 con los servicios de Antoine Griezmann, uno de los futbolistas más prometedores del panorama, y encontró un rendimiento inmediato. Pronto el francés se convirtió en uno de los grandes ídolos del Vicente Calderón primero y del Metropolitano después, pero entonces los gigantes del fútbol se interpusieron en esta relación de ensueño.
El Fútbol Club Barcelona llamó a la puerta de Antoine Griezmann. El interés venía de lejos y su posible marcha se convirtió con el paso del tiempo en un auténtico culebrón. Los aficionados del Atlético de Madrid ya estaban con la mosca detrás de la oreja, mientras que los hinchas culés esperaban el "sí, quiero" del galo ya una temporada antes. Su documental 'La decisión', en el que contó cómo fue el proceso por el que rechazó una primera oferta blaugrana para quedarse en Madrid, encendió a ambas aficiones.
Una temporada después, en el verano de 2019, los culés le pusieron sobre la mesa una propuesta que ni el Atleti ni el propio futbolista podían rechazar. El francés multiplicaría su salario y el club colchonero ingresaría la desorbitada cantidad de 120 millones de euros, dos motivos más que suficientes como para que ninguno de los dos pudiera negarse a esta operación.
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Aquella transferencia no sentó nada bien a los aficionados del Atlético de Madrid, que en cierto modo se sintieron engañados y ofendidos. También es cierto que Griezmann no cayó precisamente de pie en el Barça y le costó lo indecible adaptarse. De hecho, quizás no llegó a hacerlo nunca y por eso suspiró por su regreso a la capital de España para volver a vestir de rojiblanco.
Su regreso
Después de unos tiras y aflojas en las negociaciones, el Atlético de Madrid consiguió volver a hacerse con los servicios del delantero francés en el verano de 2021. Parecía una operación beneficiosa a tres bandas de la que nadie podía salir mal parado, como mucho el Barcelona económicamente.
El Atlético de Madrid recuperaba a un jugador que había sido diferencial en los años anteriores y que le había guiado a conseguir títulos, el Barça se quitaba de encima a un futbolista que comenzaba a ser más un problema que una solución, y el propio delantero regresaba al lugar en el que hacía un par de años había sido feliz. Nada podía salir mal... salvo el recibimiento que le pudiera dar la hinchada atlética.
La figura de Antoine Griezmann se había visto realmente desgastada con la manera de salir, su documental y la marcha a un rival directo. Los hinchas del Atlético de Madrid consideraban que su club era suficientemente grande como para que su estrella no tuviera que irse a otro equipo, así que se la tenían guardada. De hecho, así lo demostraron en los primeros compases de la temporada de su vuelta.
Griezmann ya había jugado en el Metropolitano con la camiseta del Fútbol Club Barcelona, y ahí había quedado patente cómo se las gastaba la hinchada rojiblanca con su por entonces exjugador. Sonoras pitadas cada vez que tocaba el balón y hasta cánticos de "Griezmann, muérete" se llegaron a escuchar desde la grada, así que había mucha expectación con ver cómo sería su primer partido como hijo pródigo.
Redebutó en un partido de la fase de grupos de Champions League contra el Oporto. Corría el minuto 55 de encuentro y Simeone trató de mover el árbol quitando a Joao Félix para dar entrada a Griezmann. El Metropolitano fue un auténtico hervidero. Se encontraron frontalmente distintas opciones, desde los que se levantaron de su asiento para aplaudir al francés por su vuelta como aquellos, seguramente mayoría, que le dedicaron una sonora pitada.
El cambio de opinión
Desde aquel preciso instante quedó meridianamente claro que la vuelta de Antoine Griezmann al Atlético de Madrid no iba a ser un camino de rosas. Al menos, en cuanto a su relación con la afición se refiere. El soniquete y los pitidos todavía duraron varias semanas más en el Metropolitano, y había muchos que no le perdonaban todo lo que había hecho en los años anteriores.
Sin embargo, no hay nada que el tiempo no cure, siempre y cuando venga acompañado de un buen rendimiento deportivo. Griezmann trabajó duro, aunque también le costó adaptarse dados los condicionantes que tenía en contra. Su cesión se había firmado por un periodo de dos años, pero después del primero, el pasado verano volvieron los asuntos contractuales al primer plano.
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Los rumores sobre un posible regreso al FC Barcelona se dispararon, aunque más que por motivos deportivos se debía a circunstancias económicas. En realidad, nadie lo deseaba. El Barça dudaba de él, el Atlético no quería soltarle y a Griezmann ni se le pasaba por la cabeza vivir de nuevo en la ciudad condal.
El francés se quedó en el Atlético pero apareció otro problema. Si jugaba más de la mitad de los minutos el club colchonero debería abonar una cláusula de compra obligatoria tasada en 40 millones de euros. Era imposible, en el Metropolitano no se podían permitir esa cifra de ninguna manera así que trataron de renegociar con el Barça.
Mientras tanto, Simeone tiraba de calculadora y jugaba con las matemáticas. Griezmann salía en cada jornada de Liga en la última media hora de juego, lo justo para no superar el límite y evitar el pago de esos 40 kilos. Una nueva traba para el francés, que no tenía apenas tiempo para demostrar su calidad y para ayudar al equipo.
Es el mejor
Con la temporada ya avanzada, el Atlético de Madrid y el Barcelona llegaron al fin a un acuerdo para desbloquear la situación de Griezmann. Los colchoneros pagarán cerca de 20 millones de euros, la mitad de la cláusula, y a partir de la temporada que viene serán de nuevo los propietarios del futbolista francés a todos los efectos. Una maniobra en la que de nuevo todas las partes salen ganando.
Esto desbloqueó a Griezmann, que comenzó a ser titular con el Cholo Simeone una vez que ya no pesaba ninguna cláusula. Esto fue un alivio para el jugador, algo que se tradujo sobre el césped. El francés se ha convertido en el líder del equipo, especialmente en las últimas semanas, y ya nadie se imagina un Atlético de Madrid brillante sin Griezmann sobre el terreno de juego.
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El equipo rojiblanco atraviesa el mejor momento de la temporada y en ello tiene mucho que ver el galo. Juega y hace jugar. No es un delantero al uso, por eso lleva 'sólo' 9 goles en lo que va de temporada, pero es que su presencia en el terreno de juego le aporta claridad al desempeño de su equipo. El Atleti está desplegado un fútbol vistoso, el más atractivo de los últimos tiempos, y el líder es Antoine.
Seguramente el francés sea el mejor jugador de La Liga en estos momentos. El repertorio de pases y de asistencias en cada partido es espectacular, y eso le ha hecho darle la vuelta a la situación que estaba viviendo hace un año y medio. Ahora el Metropolitano le quiere y le agradece lo que está haciendo por el equipo. Es el hijo pródigo preferido.