Conmoción e indignación en Túnez tras la muerte Nizar Issaoui, futbolista con un recorrido de más de una década en su país. Falleció este viernes como consecuencia de las quemaduras de tercer grado sufridas tras inmolarse días atrás en protesta contra el abuso policial.
Issaoui fue acusado de terrorismo por una disputa vecinal en Kairuán. Como respuesta, el futbolista tunecino se prendió fuego el pasado lunes frente a la jefatura de Policía de la región. Tras varios días hospitalizado, murió este viernes.
El hombre, de 35 años, grabó el acto en un vídeo en directo publicado en las redes sociales. Realizaba la siguiente denuncia segundos antes de proceder a inmolarse: "Por una pelea con una persona que vende plátanos a 10 dinares (cerca de tres euros) voy a comisaría y me interrogan por terrorismo. Terrorismo por una denuncia sobre plátanos", explicó.
Issaoui fue jugador del equipo Union Sportif de Monastir, de la Primera División de Túnez. Durante los últimos diez años pasó por las filas de más de una decena de equipos de su país. El último fue el Etoile Sportive El Jem. También jugó durante una breve etapa (2015) en Arabia Saudí, en el Al-Orobah FC.
Era padre de cuatro hijos y fue trasladado este viernes desde la Unidad de Grandes Quemados de la capital hasta su ciudad natal, Haffouz, donde le recibieron numerosos vecinos para despedirle. Las fuerzas de seguridad hicieron uso de gas lacrimógeno para dispersar a decenas de habitantes que manifestaron frente a la comisaría para denunciar la muerte de Issaoui, lo que obligó a los comercios de la zona a cerrar.
Protestas similares
En 2018 la muerte de otro joven en las mismas circunstancias levantó una ola de protestas en Kasserine (sur) contra la degradación de las condiciones de vida en una de las regiones más paupérrimas del país.
Abderrazak Rezgui, un cámara de 32 años que trabajaba en una cadena privada de televisión, se prendió fuego en directo en las redes sociales para denunciar la marginalización y abandono de los jóvenes desempleados.
Rezgui explicó que con su acción pretendía iniciar una revolución como la que se desató en 2011 tras la inmolación de Mohamed Bouazizi, en la localidad vecina de Sidi Bouzid, y que puso fin a dos décadas de dictadura de Zine El Abidine Ben Ali.