La Champions League va a vivir un momento muy grande en las semifinales. Si ya de por sí solo un enfrentamiento entre el Inter de Milán y el AC Milan tiene alicientes más que de sobra como para atraer a cualquiera, que este se produzca a las puertas de la mejor competición del mundo va a aumentar el morbo hasta límites insospechados.
El Inter se coló en las 'semis' de Champions después de firmar una eliminatoria redonda ante el Benfica. Los portugueses claudicaron en el partido de vuelta en San Siro y no tuvieron en los 180 minutos apenas un respiro para la esperanza y para pensar que podrían ser ellos los afortunados que superaran el cruce. Los de Simone Inzaghi fueron mucho mejores en el cómputo global y se ganaron a pulso una oportunidad gigante.
La eliminatoria ya venía condicionada por el 0-2 de la ida, pero los neroazzurri quisieron ponerle la guinda al pastel ante su afición. De nuevo fueron mejores que su rival desde el inicio hasta el final y gracias a los goles de Barella, Lautaro y Correa parecía que se iban a llevar la victoria también en la vuelta, pero un gol de los lusos a última hora lo evitó. El Inter se mostró como un equipo sólido, seguro y confiado, y estas características desquiciaron a un Benfica que bajó los brazos cuando todavía quedaba casi media hora por delante.
Ahora Italia se preparara para vivir un acontecimiento histórico como es un enfrentamiento entre los dos equipos de la ciudad de Milán en las semifinales de Champions. Pase lo que pase, un equipo transalpino estará en la final seis años después.
El Inter, fácil
El Benfica sabía que tenía una empresa muy complicada en San Siro. Las sensaciones que se habían desprendido del partido de ida era que el Inter había sido superior, así que tenía que darle la vuelta tanto al complejo como al marcador de 0-2 con el que ya venía condicionada la eliminatoria.
El Inter no estaba dispuesto a regalar nada en casa y por eso antes del primer cuarto de hora se encargó de detener a los portugueses. Barella realizó una gran jugada individual, se coló en el área y soltó un latigazo durísimo que se coló por la mismísima escuadra de la portería portuguesa. Por si había dudas, los italianos estaban dejando todo visto para sentencia nada más empezar.
Los de Inzaghi mostraban seguridad y confianza en su juego, así que daban pocas opciones para la sorpresa a un Benfica que lo quería intentar por orgullo. Una falta de Grimaldo obligó a Onana a responder, aunque a Lautaro le anularon poco después un gol por un ligero toque sobre un defensa luso en el salto. Parecía que se iba a llegar al descanso sin más sobresaltos, pero entonces Aursnes le dio a los suyos una segunda oportunidad al empatar el partido.
En la segunda mitad el Benfica debía salir en tromba si quería coger el hilo de la esperanza, y Joao Mario lo intentó en una acción individual. Los portugueses creyeron por un momento, e incluso pidieron un penalti que sí parecía sobre Aursnes, pero entonces llegó Lautaro para sofocar el fuego. Mkitharian y Dimarco combinaron para poner un gran centro que remató de forma inapelable el argentino.
Ahí se terminó la eliminatoria. La distancia era demasiado grande como para pensar en que el Benfica, ya muerto, pudiera resucitar. Por si fuera poco Correa se sumó a la fiesta goleadora del Inter y puso el 3-1, así que el festival era total en San Siro. Tan sólo hubo un pero para el Inter, los dos goles finales del Benfica que establecieron el empate en el marcador, aunque poco le importaba eso ya a los neroazzurri sabiendo que estaban en semifinales y que se medirán al AC Milan en ellas.