El partido de la jornada 36 de LaLiga entre la Real Sociedad y el Almería dejó una de las imágenes más curiosas de los últimos tiempos en el fútbol. El protagonista fue Luis Suárez, el jugador del conjunto andaluz, que se marchó del terreno de juego con un cabreo monumental que expresó de manera airada según se marchaba a los vestuarios.
Corría el minuto 34 de encuentro y Luis Suárez acudió con fuerza a la disputa de un balón dividido cerca de la banda. En aquel lance se cruzó, por parte de la Real Sociedad, el recién nacionalizado español Robin Le Normand. Con el balón botando, Suárez se empleó con excesiva dureza y le plantó los tacos de su bota a la altura de la tibia al futbolista del conjunto donostiarra, que se quedó retorciéndose de dolor en el terreno de juego.
El colegiado del partido, González Fuertes, consideró en un primer instante que aquel lance era merecedor de cartulina amarilla para el delantero del Almería. Sin embargo, pasados unos segundos, desde el VAR llamaron la atención del colegiado para que acudiera al monitor para revisar la jugada con más detenimiento.
Al árbitro no le hizo falta ver demasiadas repeticiones de esta acción porque la entrada temeraria y a destiempo era clara y, de haberse empleado con más fuerza todavía, podría haber provocado una dura lesión a Le Normand. Así, anuló la cartulina amarilla y cambió el color por la roja, por lo que el Almería se quedó con un futbolista menos en el césped en la primera mitad.
Esta decisión provocó una reacción desmedida en Luis Suárez. El futbolista colombiano emprendió el camino hacia los vestuarios y lo hizo visiblemente enfadado. Tanto, que en su trayecto se llevó por delante el monitor del VAR. El delantero empujó la televisión que se encontraba a la altura de la divisoria de los dos terrenos de juego y lo tiró al suelo, mientras que antes de entrar en los vestuarios soltó alguna patada contra las paredes del estadio.