Francia atraviesa un momento convulso. Hace tan solo unos días, un joven de 17 años falleció como consecuencia de unos tiros de un policía de Nanterre, cerca de París. El asesinato de Naël, como así se llamaba el chico, ha provocado una serie de disturbios ininterrumpidos en el país vecino.
La situación es cada vez más preocupante y, por ello, figuras como Kylian Mbappé han decidido dar un paso al frente para pedir que "la violencia debe terminar". A través de sus redes sociales, el todavía delantero del Paris Saint-Germain ha enviado un mensaje ejemplar de paz y reflexión.
Mientras el policía autor de la muerte de Naël, de ascendencia árabe, permanece detenido y se ha abierto una investigación por posible homicidio involuntario, el debate sobre la violencia policial que tanto ha dado de qué hablar en Estados Unidos en los últimos años, sacude ahora a Francia.
De ahí que Mbappé haya querido destacar que no pueden "permanecer insensibles a las circunstancias en las que se produjo esta muerte inaceptable". El internacional francés también ha remarcado que pese a "la expresión de una cólera popular" y que él procede de un barrio popular como es Bondy.
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Sin embargo, ha querido poner de relieve el "verdadero proceso de autodestrucción" por el que atraviesa Francia en estos momentos. Por este motivo ha pedido a sus compatriotas que preserven la "convivencia" y que hay "otras formas pacíficas y constructivas" de expresarse. "El tiempo de la violencia debe terminar y ser sustituido por un tiempo de duelo, diálogo y reconstrucción", ha sentenciado el futbolista.
Comunicado íntegro
"Como todos los franceses, estamos marcados y conmocionados por la brutal muerte del joven Naël. En primer lugar, nuestro pensamiento está con él y su familia, a quienes expresamos nuestras más sinceras condolencias.
Obviamente, no podemos permanecer insensibles a las circunstancias en las que se produjo esta muerte inaceptable.
Desde este trágico evento, hemos sido testigos de la expresión de una cólera popular cuyo fondo comprendemos, pero cuya forma no podemos consentir. Como muchos de nosotros procedemos de barrios populares, compartimos ese sentimiento de dolor y de tristeza. Pero ese sufrimiento se suma al dolor de asistir impotentes a un verdadero proceso de autodestrucción. La violencia no resuelve nada, y menos cuando se vuelve inexorable e incansablemente contra quienes la expresan, sus familias, seres queridos y vecinos.
Son vuestras propiedades las que estáis destruyendo, vuestros barrios, vuestras ciudades, vuestros lugares de plenitud y de proximidad.
En este contexto de extrema tensión, no podemos quedarnos en silencio y nuestra conciencia cívica nos alienta a hacer un llamado al apaciguamiento, la concienciación y la responsabilidad. La de los actores sociales, padres, hermanos mayores o menores de nuestros barrios, que deben trabajar para devolver la paz a nuestras ciudades. La 'convivencia' a la que estamos apegados está en peligro, y es responsabilidad de todos preservarla.
Hay otras formas pacíficas y constructivas de expresarnos. Ahí es dónde deben centrarse nuestras energías y pensamientos.
El tiempo de la violencia debe terminar y ser sustituido por un tiempo de duelo, diálogo y reconstrucción".