Del Carranza al Teresa Herrera: los torneos de verano en peligro de extinción por las giras

El fútbol viaja a una velocidad de vértigo. Más bien, todo lo que lo envuelve, porque de un tiempo a esta parte el contexto en el que se mueve el deporte rey no tiene absolutamente nada que ver al de hace unas pocas décadas.

Las dimensiones extradeportivas que ha ido tomando este juego han cambiado las reglas del juego y su envoltorio. Todo es diferente, las costumbres, los fichajes, los estadios, los calendarios... y hasta las pretemporadas. Nada tienen que ver los veranos que viven los grandes equipos en la actualidad con los de hace unos pocos años. Ahora visitan países lejanos, se enfrentan a grandes equipos para atraer al público internacional y apenas se encuentran con su afición local. En definitiva, los clubes hacen negocio durante el periodo estival.

La aparición de las grandes giras internacionales ha cambiado el orden de las pretemporadas para siempre. El Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona acaban de aterrizar en Los Ángeles para hacer una estancia de varios días en Estados Unidos. Allí protagonizarán un Clásico de pretemporada, y no sólo eso, sino que se medirán a rivales de enjundia como el AC Milan, el Manchester United o la Juventus. Una especie de Champions League en plena pretemporada.

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Estos grandes clubes cobran auténticas millonadas por trasladar sus giras de preparación a países como Estados Unidos, Japón o Qatar. Ven un momento perfecto para explotar su imagen y potenciar su expansión internacional, y por supuesto para hacer caja y contar con unos presupuestos cada vez más altos. Si a nivel económico antes la pretemporada era un periodo inerte, ahora se ha convertido en una gran fuente de recursos.

Eso, en el caso de los clubes de La Liga, afecta inevitablemente a la celebración de los tradicionales trofeos de pretemporada que otrora fueron un referente en la preparación de estos equipos. El Teresa Herrera, el Colombino, el Ramón de Carranza, el Naranja... todos ellos fueron hasta hace no mucho auténticos acontecimientos que, con la irrupción de estas nuevas giras internacionales han visto menguar su prestigio a niveles ínfimos.

Expansión internacional

Todo lo que rodea al fútbol cada vez mueve más dinero y todo el mundo quiere obtener su parte del pastel. Por eso surgieron las giras internacionales, una herramienta para el movimiento de grandes cantidades de millones de las que tanto los organizadores como los clubes invitados obtienen grandes beneficios.

Los principales clubes del mundo se encuentran ahora mismo en tierras estadounidenses para disputar la Soccer Champions Tour 2023, una competición de aglutina a importantes equipos. Real Madrid, Fútbol Club Barcelona, Juventus, Manchester United o Arsenal forman parte de un ramillete de elegidos que harán las delicias del público norteamericano. 

Por su presencia, todos ellos han recibido una buena suma de varios millones de euros. No en vano, para los equipos y sus plantillas significa realizar un viaje de larga distancia y estar durante un buen número de días fuera de casa y de las instalaciones habituales de entrenamiento. En más de una ocasión se han puesto en duda la valía de estas giras a nivel deportivo, especialmente cuando ha habido lesiones, pero el plano económico lo podía todo.

Los afectados

En España, la huida de los dos grandes referentes cada verano al extranjero ha hecho que los principales trofeos de verano se hayan visto afectados. El Fútbol Club Barcelona y el Real Madrid visitaban antes con frecuencia los grandes eventos veraniegos que organizaban algunos clubes y que contaban con una gran reputación entre los aficionados, pero ahora aquel orden establecido se ha ido al traste. 

Cualquier hincha que tenga la experiencia suficiente como para echar la vista atrás a finales de los años 90 o al inicio del nuevo milenio recordará con cariño algunas competiciones amistosas de verano como el Trofeo Teresa Herrera, el Colombino, el Ramón de Carranza o el Trofeo Naranja. 

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El Teresa Herrera, organizado por el RC Deportivo de La Coruña, contó en la época de los 90 con participantes como el Bayern de Múnich, PSV Eindhoven, FC Barcelona, Real Madrid o Juventus, pero esa nómina se ha ido reconvirtiendo hasta terminar con rivales como un combinado de fútbol aficionado coruñés o la Ponferradina siendo un equipo de Segunda División. 

El Trofeo Colombino, organizado por el Recreativo de Huelva, el decano del fútbol español, contó en un momento no muy lejano con participantes como el Real Madrid, FC Barcelona o Atlético de Madrid, pero en los últimos años ni siquiera se ha podido llegar a disputar por una serie de problemas legales. 

No menos famoso era el Trofeo Ramón de Carranza, el mismo que el nombre antiguo del estadio del Cádiz, que por suerte ha sabido sobrevivir y ha atraído en los últimos años a equipos importantes del fútbol nacional como el Atlético de Madrid, un habitual, el Real Betis o el Athletic Club.

Algo similar ha sucedido con el mítico Trofeo Naranja que organiza el Valencia, que se ha enfocado más a rivales internacionales en lugar de equipos españoles. Así, por Mestalla han pasado en los últimos años en verano conjuntos como el Inter de Milán, AC Milan, Bayer Leverkusen o Arsenal.

Por otra parte, pese a que el FC Barcelona y el Real Madrid han abrazado la prácticas de las giras internacionales durante los últimos años, no han querido descuidar los trofeos de verano que tradicionalmente organizaban. En el caso del Barça, el Trofeo Joan Gamper se ha seguido celebrando ante rivales como la Juventus, Arsenal, Boca Juniors o Roma, además de un emotivo homenaje en 2017 al Chapecoense.

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En el Real Madrid la situación ha sido diferente por las obras que se vienen realizando en el estadio blanco desde hace tiempo. El Trofeo Santiago Bernabéu no se disputa desde 2018, pero regresará porque ha sido una gran manera de presentar al equipo ante su afición antes de la llegada de la competición.

Aún así, todos ellos son trofeos de verano que han ido perdiendo mucho peso a lo largo de los últimos años con la llegada de las grandes giras internacionales. Algunos han sabido sobrevivir, otros se ven arrollados por esta gran globalización del fútbol, pero la gran mayoría han visto disminuir sus cuotas de prestigio.