La Selección está a solo días del momento más importante de toda su historia. La final del Mundial, contra Inglaterra, supone un punto de no retorno para el fútbol femenino español. Ya nada será igual. Las mujeres ahora también son estrellas y recogen los frutos de su esfuerzo y el de tantas otras que hubo antes.
España sueña con lucir su primera estrella en el pecho. Igual que hicieran los hombres en 2010, en Sudáfrica. Un escenario casi impensable hace no tanto y que llena de orgullo también a las generaciones pasadas. La Selección ha dado un salto que se percibe especialmente en las nuevas, las más jóvenes, mientras las veteranas que quedan, convertidas en emblemas, las aúpan hacia una nueva dimensión.
Salma Paralluelo, nacida en 2003, la más joven de todo el grupo durante el Mundial de Australia y Nueva Zelanda, representa lo conseguido durante un proceso que ha durado años. Con 19 años se vistió de heroína en los cuartos de final ante Países Bajos, con su gol en la prórroga, y en las semifinales contra Suecia, marcando el 1-0. Ahora pelea por conseguir lo que ya ha logrado con la Sub17 y la Sub20: ser campeona mundial.
España está a un partido de ser la primera selección en la historia que es campeona del mundo a la vez en las tres categorías principales en las que se juegan el gran torneo de países. En 2022 ya lo fue con la Sub20 y con la Sub17, que defendió con éxito una corona que ya se colocó en 2018. Es decir, tres títulos mundiales que pueden ser ahora redondeados con el trofeo absoluto.
Salma estuvo presente en el primer éxito de la Sub17 y el año pasado en el de la Sub20. Siempre como la más pequeña. De la actual Selección, también Cata Coll y Eva Navarro estaban con ella en la victoria de hace cinco años. Esa generación a partir del 2001 (5 de las 23), aunque también se puede incluir a las del 1999 y del 2000, que no son pocas (otras 7), han crecido y están a un paso de la mayor de las glorias.
Es un equipo que, en su mayoría, sabe lo que es ganar con la camiseta de España. Aitana Bonmatí, Ona Batlle, Teresa Abelleira, Olga Carmona y Athenea del Castillo saben lo que es conquistar una Eurocopa (y dos) en las categorías inferiores. Igual que la propia Salma con la Sub17. La Selección ha aprendido a ganar desde la base y llega madurada al nivel más alto.
Pero también es necesario el contraste de las Alexia Putellas, Jenni Hermoso o Irene Paredes, futbolistas exitosas con sus clubes, y leyendas de este deporte, que con la Selección solo saborearon el lado amargo de la historia. Aquellas derrotas en los octavos ante Estados Unidos en el anterior Mundial y en los cuartos frente a Inglaterra en la última Eurocopa también han ayudado a forjar lo que es la Selección hoy en día.
El papel de la Federación
Aquel primer Mundial (Sub17) ganado en 2018 llegó poco más de seis meses de otro acontecimiento que hay que destacar en este punto: la llegada de Luis Rubiales a la presidencia de la Federación Española de Fútbol (RFEF). A partir de ahí comenzó un cambio en la estructura del fútbol femenino que ha funcionado.
Rubiales lo ponía en valor tras la imborrable victoria ante Suecia: "El plan estratégico que diseñamos hace cinco años ha dedicado mucho dinero al fútbol femenino porque se lo merecían, tienen una tremenda calidad y con las herramientas adecuadas nos demuestran que las mujeres futbolistas españolas son capaces de todo".
Y resaltaba algunas de las actuaciones que se han llevado a cabo ("Cuando llegamos, no había cuerpos médicos en la Selección ni cuerpos técnicos con contrato") y unos resultados que importan casi más que los títulos ("De 40.000 niñas federadas hemos pasado a 100.000").
La apuesta ha sido continuada e, incluso, se puede apreciar en este Mundial: "La RFEF hizo la mayor inversión de todas las federaciones, hemos dado 15.000 euros a cada jugadora para que vengan sus familias y las primas se pagan con alegría, hemos involucrado al cuerpo técnico para que tengan parte. Nos han dado mucho más ellas, esto es la leche", concluyó Rubiales tras el pase a la final.
Y España aprendió a ganar, a tener hambre de ganar. Ese sentimiento se apoderó del vestuario de la Selección nada más verse en la final del Mundial. Alba Redondo, nacida en 1996, de las que se encuentran a la mitad en edad entre las veteranas y las novatas, lo explicaba así: "Todavía no somos conscientes de lo que acabamos de hacer. Para toda la gente de España y nuestra gente: estamos a 90 minutos de hacer algo muchísimo más gordo de lo que hemos hecho".
Jenni Hermoso, que lo ha vivido todo con la Selección, que en este Mundial ha alcanzado las 100 internacionalidades y los 50 goles con la camiseta de España, lo sentía así: "Lo hemos hecho, es algo que no se nos va a olvidar en la vida". Ahora sí, la estrella está a solo unos centímetros de colgar para siempre sobre el escudo.