El cumpleaños infeliz de Rubiales en su búnker de Las Rozas: creía que Jenni Hermoso le defendería

Luis Rubiales (23 de agosto de 1977) jamás olvidará su 46º cumpleaños, el más infeliz de todos los que ha vivido. El presidente de la Real Federación Española de Fútbol pasó su cumpleaños encerrado en su despacho, rodeado de su círculo de confianza, en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. No hubo alegría ni brindis, las noticias se encadenaban pidiendo su dimisión tras el beso a Jenni Hermoso en la final del Mundial. 

"Estoy fuerte y con la conciencia tranquila", transmitía, según ha podido conocer EL ESPAÑOL, a su círculo de confianza. Rubiales trabajó durante todo el día en la preparación de la Asamblea del próximo viernes y no se despegó de su móvil, aunque sólo descolgó el teléfono a personas de su máxima confianza. El duro momento no invitaba a soplar velas.

El presidente confió hasta el último momento en que Jenni Hermoso le defendería. Estaba convencido de ello. "Va a decir la verdad, yo no he hecho nada malo", aseguró en varias conversaciones.

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Sin embargo, a media tarde, el comunicado de FUTPRO, avalado por la futbolista, cayó como un jarro de agua fría en Las Rozas. Nadie de los allí presentes se lo esperaba. La desolación invadió la sede de la Ciudad del Fútbol y lo entendieron como una sentencia fatal a sus opciones de continuar en el cargo. 

Rubiales cuenta con el apoyo de la Asamblea de la RFEF. Los propios presidentes de las Territoriales le habían solicitado que se convocara. Por ello este miércoles estaba convencido de que podría echar un pulso a Gobierno y oposición.

Durante toda la mañana se habían encadenado las reacciones políticas en su contra. Patxi López, portavoz del PSOE en el Congreso, había pedido su dimisión para "dejar de ensuciar la gesta de la Selección". Por su parte, Cuca Gamarra, secretaria general del PP, había acusado a Pedro Sánchez de haber salvado al presidente de la RFEF de la inhabilitación gracias a su amistad con él. 

Por otro lado, Sumar le había denunciado la noche anterior ante el CSD por infracción grave. La presión de los principales partidos políticos continuaba creciendo, pero Rubiales estaba dispuesto a aguantar.

Sorpresa por el comunicado

El comunicado de FUTPRO, avalado por Jenni Hermoso, complica mucho más su futuro, aunque falta por conocer la declaración que prestará la futbolista durante la investigación abierta y si mantendrá lo afirmado por su sindicato cuando se le pregunte por el suceso. 

Sorprendió también en la Federación la foto que Hermoso subió a las redes sociales. La jugadora mostró un tatuaje que ponía "no hay verano sin beso". Un mensaje que se calificó como "desconcertante" en el círculo más próximo a Rubiales. 

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El presidente de la RFEF estaba en una reunión cuando se enteró del comunicado de FUTPRO. El teléfono empezó a sonar en ese momento. Fueron los peores momentos de Rubiales. Entiende entonces que a su manual de resistencia, ese mismo que le llevó al éxito, se le acaban las páginas.

A partir de ese momento, las reuniones en Las Rozas continuaron de otro modo y con otro fondo. Rubiales tenía pensando pasar su cumpleaños en Motril, de vacaciones tras haber estado al lado de la selección femenina desde el primer día y hasta el último en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda.

Las opciones en la Asamblea

De Rubiales fue la decisión de cambiar el césped del campo de entrenamiento para que las jugadoras pudieran entrenar en las mejores condiciones. Suya fue también la responsabilidad de que se mejorara la comida y hasta el último detalle en el cuartel general del equipo de Jorge Vilda.

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El máximo mandatario de la RFEF se siente clave en la consecución del Mundial. Considera que dio todo por la Selección para que lograran el objetivo. Puso los mejores medios para que las futbolistas dieran lo mejor en el campo. Sin embargo, se equivocó gravemente tras haberse conseguido el mayor éxito del fútbol femenino español. 

Este miércoles por la noche todas las opciones estaban abiertas para la Asamblea del próximo viernes tras el comunicado del sindicato de Jenni Hermoso. Rubiales continuó trabajando hasta muy tarde junto a su núcleo duro en la RFEF, pero sin regalos, velas ni champán.